La lluvia que cayó este Viernes Santo conspiró contra la concurrencia al Vía Crucis que, por sexto año consecutivo, se llevó a cabo en la Ciudad de Buenos Aires. Desafiando el mal tiempo, 1.500 fieles caminaron por Avenida de Mayo hasta la Plaza de Mayo, donde se montó un altar, frente a la Catedral Metropolitana. El año pasado, hubo 32.000 personas.
El cardenal primado de la Argentina y Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, se mezcló entre la gente. La procesión, que recorrió poco más de un kilómetro, tuvo como lema "Jesucristo nos amó y salvó" y fue organizada por el Arzobispado porteño y la Asociación Amigos de la Avenida de Mayo.
Durante la ceremonia, actores vocacionales recrearon las 14 estaciones del calvario de Jesucristo, personificado por Luis Figueroa, un actor ciego.