Peligro, hospital

Peligro, hospital

Incendios en el hospital Álvarez y en el Santa Lucía. Golpes, amenazas e invasión barra brava en el Santojanni. Los nosocomios porteños, paradójicamente, parecen garantizar cada vez menos el acceso a la salud y exponen a los pacientes y al personal a situaciones de riesgo casi permanentemente.


A simple vista, parece una escena más de ésas que programas como Policías en acción o 107 Emergencias volvieron comunes invadiendo sin prisa ni pausa las pantallas de los televisores argentinos. Sin embargo, éste no es el caso. Aquí no hay producción periodística, ni mucho menos edición que se encargue de compaginar la violencia cuadro por cuadro.

La escena, en crudo, transcurre en el hospital Santojanni, en la Ciudad de Buenos Aires. Un grupo de barra bravas del club Nueva Chicago irrumpe en el nosocomio a puro golpe y grito buscando a su víctima. En el medio, personas que esperaban ser atendidas, médicos, enfermeras, pacientes hospitalizados y hasta mujeres pariendo.

Esos episodios, que terminaron con un barra escondido en una sala de partos ?quien finalmente murió?, pacientes escapando por puertas de emergencia y hasta personal del hospital con crisis de pánico, volvieron a encender la mecha de la disputa política que surgió en abril de 2011 entre la Casa Rosada y el Gobierno porteño, cuando se ordenó el retiro de la Policía Federal de los edificios públicos, incluidos los hospitales.

En ese entonces, se esgrimió que la seguridad en esos lugares era tarea de la Policía Metropolitana. Pero lo cierto es que en el Santojanni, en el momento de la invasión de quienes dicen llamarse ?hinchas?, la protección estaba a cargo solamente de seguridad privada, que no tiene permitido, por ley, portar armas de fuego.

?Esto trascendió porque el video salió por los medios, pero la verdad es que trabajamos con temor, la gente llega a veces muy sacada y el personal funciona como válvula de escape?, relata ante Noticias Urbanas una enfermera del hospital ubicado en pleno barrio de Liniers. Y para ser más gráfica aún, resume: ?O te putea el familiar o te putea el accidentado, pero siempre agreden al que está tratando de ayudar, y hay que agradecer cuando no te tiran una piña?.

Lo cierto es que con la amenaza de medidas de fuerza por parte del personal, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, fue tajante y dijo que la seguridad de los efectores porteños es responsabilidad de la Ciudad. ?Esta demanda de seguridad, que comparto y debe ser garantizada, debe ser dirigida a las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires?, declaró.

Y casi como una vieja historia conocida, desde el Pro hicieron fila para contestarle: el subsecretario de Prevención del Delito porteño, Martín Borrelli, le pidió al Gobierno nacional que ?revise la medida del año último?. Borrelli afirmó que la administración de Mauricio Macri hizo ?un esfuerzo enorme por cubrir el agujero que dejó la Policía Federal con empresas de seguridad privada? pero reconoció que ?no es posible asimilar una y otra prestación?.

Por su parte, el ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Guillermo Montenegro, también tenía lo suyo: ?Se le sigue dando seguridad a un banco privado pero no le dan seguridad a un hospital público de la Ciudad?. Montenegro puntualizó que ?está muy claro que hay una intencionalidad política de complicar una gestión de gobierno?.

Ahora, la PM custodiará el hospital Santojanni al menos en los próximos 30 días, hasta que la Ciudad y los médicos definan nuevos pasos a seguir. Y ya se determinó, además, la colocación de cámaras de seguridad y reformas edilicias que limiten los accesos para evitar desbordes.

Antes de que el video de los barras desbocados saliera a la luz, otros dos nosocomios porteños tuvieron también problemas con la seguridad: en las oficinas superiores del hospital Álvarez, un incendio que comenzó en la zona del archivo y tomó el techo que se derrumbó, demandó ocho dotaciones de bomberos y la evacuación de todos los médicos y pacientes del sector de pediatría.

Pese a la celeridad con la que actuaron, los bomberos no pudieron evitar el derrumbe de parte del techo ni mucho menos las horas de angustia y miedo en el área de archivo y dirección general, sector del hospital en el que se inició el fuego. Los pacientes fueron trasladados de urgencia a otros hospitales de la zona y los alumnos del jardín de infantes interno debieron ser evacuados a un colegio.

Más allá de que no hubo víctimas fatales, una pregunta queda flotando en el aire: ¿por qué la parte superior del hospital Álvarez es de chapa y zinc, con partes recubiertas por telgopor y madera?

La semana última, la diputada del Frente Progresista y Popular, María Elena Naddeo, presentó un pedido de informes para que la Ciudad explique la actual situación del Álvarez, luego del incendio del 10 de enero. ?Es preciso conocer debidamente y en detalle las razones?, exigió.

?Es importante saber por qué no se iniciaron durante el año 2011 los arreglos destinados al reemplazo de la instalación eléctrica del pabellón afectado por el incendio, y si las autoridades intervinientes incluyen dentro de las causales del episodio el deficiente estado del cableado y red eléctrica del pabellón afectado?, expresó.

Los trabajadores del hospital Álvarez, que ya preparan una movilización para el 10 de este mes, expresaron mediante un comunicado que no se pueden ocultar las responsabilidades frente a este siniestro, sobre todo cuando vienen advirtiendo hace años de las malas condiciones laborales: ?Estructura edilicia obsoleta, instalaciones eléctricas y de gas defectuosas; consultorios y salas de internación sin medidas de seguridad adecuadas; revestimientos y divisores con maderas sin pintura ignífugas; ausencia de oficina de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (Cymat) o Seguridad e Higiene Laboral?.

Todavía no había pasado la conmoción cuando el hospital Santa Lucía se convirtió también en noticia. Un operario de 37 años murió como consecuencia de un incendio que se produjo mientras estaba arreglando un aire acondicionado de un quirófano en ese nosocomio del barrio de Once.

?Por causas que se están investigando, se produjo un incendio y el compañero falleció, mientras que otro operario sufrió algunas heridas?, indicó Estela Fernández Rey, directora del efector, a la prensa en la puerta del hospital. El operario herido debió ser derivado al Hospital del Quemado con pronóstico reservado.

Fernández Rey manifestó que ?se produjo un chispazo o un incendio que provocó la evacuación de todo el personal y de los pacientes? del hospital y debieron concurrir cinco dotaciones de bomberos. La víctima fatal era un hombre que había ingresado a trabajar en el hospital oftalmológico hacía cuatro meses. Lógicamente, durante el tiempo que estuvieron trabajando los bomberos, debieron interrumpirse las prestaciones a los pacientes y solo se trataron las urgencias.

En la misma línea que Naddeo, el presidente de la Comisión de Salud de la Legislatura porteña, el diputado Jorge Selser ?Partido Socialista Auténtico en Bloque Proyecto Sur? solicitó la presencia del ministro de Salud, Jorge Lemus, y del ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro, para que den cuenta del sistema de seguridad y de control que funcionan actualmente en los hospitales de la Ciudad.

?También se va a indagar al ministro en relación a los incendios que afectaron las instalaciones del Álvarez y el Santa Lucía?, remarcó Selser. Cabe destacar que el propio diputado había advertido con anterioridad acerca de la situación precaria en la que se encontraban algunos sectores del Álvarez. ?Es evidente que el Gobierno de la Ciudad no pone atención en el control de la seguridad de la población ni en el sistema de salud?, advirtió.

A media máquina

A la lista de preocupaciones, dominada ahora por la coyuntura mediática, se suman también otros nosocomios de la Ciudad. Según pudo saber Noticias Urbanas, la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires relevó en varios informes otros hospitales en situación precaria. Por caso, el hospital Durand no cuenta con un tomógrafo ni con un mamógrafo, volviendo ?crítica? la situación del área de diagnóstico por imágenes. En el Durand, el 37 por ciento del equipamiento es obsoleto y el promedio de solicitud de estudios que requieren de este tipo de aparatología es de 6 por día.

?El 21 por ciento del resto del equipamiento tiene más de diez años de antigüedad?, subraya el informe de la Agcba, y a esto se suma que ?desde 2007 no hay servicio de mantenimiento correctivo. Los artefactos se dañan con mayor frecuencia?. La Agcba también reparó en que ?la sala de recuperación no tiene monitores?, a pesar de que se realizó el pedido dos años atrás. Por otra parte, el departamento Materno Infantil ?no tiene instrumental de laparoscopia, indispensable para el tratamiento de patologías tocoginecológicas. Tampoco hay ecógrafo y faltan monitores fetales?.

También de acuerdo a la Agcba, hay problemas en el Piñero. Allí, el Programa de Salud Escolar ?no cuenta con los recursos suficientes para desarrollar su actividad en forma adecuada?, teniendo en cuenta que ?abarca una población y una comunidad escolar muy numerosa y con los mayores inconvenientes?. De acuerdo con la entidad de contralor, la zona asistida por el hospital (comunas 7, 8 y 9) presenta, entre otras problemáticas, ?el 22 por ciento de la población en edad escolar con sobrepeso, derivada de una alimentación excesiva en hidratos? y que tuvo, al menos en el último período relevado, ?la mayor cantidad de pacientes con tuberculosis concentrando el 37,3 por ciento de los casos de todos los hospitales porteños?.

?Hay que tener en cuenta la seguridad humana?

Noticias Urbanas consultó al doctor Edgardo Gibilisco, coordinador general del primer posgrado en Políticas Públicas en Seguridad de la Universidad de Morón, quien refirió existen al menos tres paradigmas en lo que respecta a temas de seguridad: ?Los dos más comunes son el de la seguridad ciudadana y el de la seguridad comunitaria, aunque nosotros creemos que el más adecuado es el de la seguridad humana?. Por cierto, este paradigma es el recomendado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el que se enseña dentro de las carreras de Seguridad y de Criminalística.

?Si pongo cámaras o rejas, sirve para prevenir pero no es una solución porque el hospital está inserto en un sistema donde varios factores varían para que el individuo tenga más o menos riesgos?, detalló Gibilisco, quien pormenorizó: ?La seguridad humana busca que el ser humano sea menos vulnerable y de esta forma más seguro, que tenga un sustento de trabajo y salud básicos?.

?Ponemos alarmas, sensores, cámaras y así y todo también nos roban, entonces vemos que la solución no pasa por allí, sino por educar a la sociedad y asegurarle derechos que la vuelvan menos vulnerable.?

En desacuerdo con la ?tolerancia cero?, el abogado pide estudiar cada caso de manera particular, respetando las idiosincrasias, y argumenta: ?No es lo mismo un hospital de la zona norte que uno del sur, y esto hay que saberlo a la hora de implementar políticas de Estado. Hay que evaluar cada escenario de manera particular porque no se puede pretender un manejo unificado de la seguridad para todos los hospitales por igual?. Aunque suene pretencioso, Gibilisco cree que es posible, y si bien pide no hacer comparaciones, subraya que en países como Suiza u Holanda, funcionó.

Para finalizar, el también coordinador del Área de Seguridad y Criminalística de la Facultad de Derecho de Morón pide al menos atender al sentido común: ?Si la policía conoce a los barras y saben que se reúnen, saben que se armó lío y saben que hay un herido, lo lógico es ir a custodiar el hospital y no esperar a que todo se desborde y finalmente vayan porque las enfermeras llamaron desesperadas?.

Otro capítulo para el horror

Tiene 33 años y todavía está en estado de shock, lo que no le permite brindar declaración. Se trata de la empleada de limpieza del hospital Muñiz que fue violada este lunes por la mañana por una persona que aún no pudo ser identificada y ni siquiera se tiene en claro si pertenece o no al hospital.
La víctima fue abordada por un hombre en el sector de los vestuarios a las 7 de la mañana. Sus compañeras la encontraron luego tirada en el piso, con la ropa rota y llorando. ?Un hijo de puta entró en el vestuario, me pegó y me violó?, relató la mujer, a quien se prestaron a darle los primeros auxilios. A ellos también les contó que no conocía al violador, quien, según su desgarrador relato, ?cuanto más gritaba, más me pegaba?.

Los trabajadores de maestranza empleados en el Muñiz, dependiente del Gobierno porteño, realizaron un paro de actividades en reclamo de ?medidas de seguridad? y advirtieron signos preocupantes tales como que ?el personal de seguridad está casi todo apostado en el ingreso del hospital?. En tanto, desde el Gobierno de la Ciudad y la empresa que los contrata anunciaron que se instalarán cámaras de seguridad en el sector donde se produjo la violación.

La fiscal Vota, a cargo de la investigación, dispuso el secuestro de la ropa interior de la víctima y las pericias de rigor para constatar la eventual transmisión de enfermedades venéreas, sida o la posibilidad de un embarazo. Además, bajo su supervisión, empleados del hospital comenzaron a prestar declaración ante la comisaría 28 de la Policía Federal, donde se efectuó la denuncia.

La vida de la mujer que jamás volverá a ser la misma se suma a la ola de cuestiones vinculadas con la seguridad de los hospitales públicos porteños. Sin ir más lejos, al día siguiente de la violación, no había luz en los vestuarios.

Sobre la dramática situación, salió a expresarse la diputada del Frente para la Victoria, María José Lubertino, quien refirió: ?Sería tan ilógico que el Estado nacional se encargara de la custodia específica de los hospitales municipales como que nosotros pidiéramos a la Metropolitana que custodie los edificios del Gobierno nacional por estar en la Ciudad de Buenos Aires. Es responsabilidad del Gobierno nacional que las fuerzas federales den custodia a sus propios edificios?.

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