Cuando Gabriela Michetti se enteró de que se iba a publicar un libro sobre su vida, primero se alarmó; después, consultó con un abogado para ver si se podía detener la publicación (incluso, según Fernando Amato, uno de sus autores, llamó a la editorial responsable para ver si era posible frenar el proyecto) y finalmente, ya resignada, terminó colaborando.
Tanto colaboró en su propio libro, Gabriela, historia íntima de la mujer detrás de la política, recientemente publicado por Sudamericana, y escrito por los periodistas Amato y Sol Peralta (los autores, además, son un matrimonio), que aportó fotos inéditas y documentación sobre su propia trayectoria.
El aporte terminó enriqueciendo la producción final de la pareja de escritores, que inauguraron la experiencia conyugal de escribir a cuatro manos.
Subeditor de Caras y Caretas y columnista político de CN23, Amato es periodista político desde hace veinte años, mientras que para Sol Peralta es la primera incursión en el territorio de las historias del poder. Una constelación de razones los llevó a zambullirse en la vida de una de las figuras políticas menos tradicionales, más novedosas y carismáticas surgidas del post-2001.
?Fernando, ¿por qué Michetti?
?Gabriela se había separado. Yo estaba mirando una entrevista por televisión que le estaba haciendo Guinzburg y, en un momento, empezó a relatar sobre su accidente y lo hizo con mucha entereza. Pero después, él le preguntó por su separación y entonces ella se puso a llorar. Y lo explicó así: ?Es que a mí separarme me dolió más que haberme quedado paralítica?. Fue entonces cuando sentí que allí había una historia para contar.
?¿Y es difícil contar la historia de alguien vinculado al poder, que, sin embargo, no tiene un lado oscurso al estilo de los políticos tradicionales? Me refiero básicamente a la corrupción, que casi siempre está presente en este tipo de historias.
?No estoy de acuerdo con que ella no tenga su lado oscuro; lo tiene. Tampoco estoy de acuerdo con que una historia deba tener corrupción para ser contada; justamente, el desafío de hacer una historia sobre Michetti es que tiene muchos matices y claroscuros. Hacer el libro sobre una figura como Macri me hubiera resultado muchísimo más fácil, pero no era la idea. En cuanto al lado oscuro de Michetti, la han acusado de haber hecho lobby para su hermana y para su novio actual, que trabaja en la cámara de medicamentos de venta libre. Macri vetó una ley que perjudicaba a esa industria.
?¿Es una sospecha o una afirmación?
?Es una sugestiva coincidencia que figura en la investigación, y que a Gabriela la enojó mucho cuando se lo pregunté. Pero, ¿qué hubiera pasado si Cristina Kirchner tuviera un novio dedicado a una determinada actividad y el Gobierno, de pronto, decide con una medida beneficiar a esa industria? ¿Acaso no levantaría sospechas?
?¿Qué rasgos te llamaron más la atención de Gabriela y qué sensaciones fuiste teniendo sobre ella a medida que se te iba revelando la historia de su vida?
?Gabriela es una negadora de la realidad, y ella misma lo reconoce, por momentos.
?Una negadora que reconoce su negación. No está mal. ¿Un ejemplo?
?Hay muchos en su vida, empezando por el hecho de que, según ella, el accidente que la paralizó no le cambió la vida. Vamos con un ejemplo político: un día hablábamos sobre la corrupción y entonces ella me asegura, muy decidida, que no se sentaría a la misma mesa con un corrupto. ?Pero a Macri lo benefició la Corte menemista; de lo contrario estaría preso?, le recuerdo. Entonces, ella empezó a discutir y yo a argumentar, y ahí nos quedábamos. También niega, o al menos no reconoce, que fue desplazada por María Eugenia Vidal, que, además, pertenece al sector de Horario Rodríguez Larreta, su rival en la interna de Pro. Una rivalidad que ella no niega, vale aclarar.
?¿Y qué te provocaba toda esa mezcla de cosas?
?Mientras la escuchaba un día reconocía su candor, al otro me daban ganas de matarla por lo que decía ?metafóricamente hablando, por supuesto?, después volvía a parecerme cargada de ingenuidad. Por eso digo que es un personaje desafiante, porque es complejo. También su vida personal está muy entrelazada a su vida política, y en eso su formación católica tiene mucho que ver.
Fue Sol Peralta quien ayudó a Amato a ver el entretejido entre la vida personal y la política en la líder de Pro. ?Lo malo de escribir un libro con tu pareja es que nos llevábamos a Michetti todas las noches a comer, y lo bueno es que compartimos la satisfacción de haberlo escrito juntos y que? no nos divorciamos?, acota Amato.
Ahora es Sol quien interviene: ?Es interesante ver el peso que tuvo la educación católica de Gabriela en su vida personal y política. Ella es una jesuita militante. En el libro contamos que un día, no hace mucho, en Laprida, su ciudad natal, no pudo comulgar por su condición de separada. Y cuando eso sucedió, la madre le dijo: ?qué vergüenza me haces pasar?. Doble vergüenza, además, porque encima ahora está de novia con otro. Pero, a la vez, Gabriela es una chica moderna, que es de este tiempo, entonces esas contradicciones van marcando toda su biografía, tanto personal como política?.
?Bueno, dicen que no hay nada más parecido a un peronista que un jesuita. ¿Tendrá un fondo peronista Gabriela?
[Vuelve a hablar Amato] No sé… pero un cura de Florencia Varela que tuvo mucha influencia en su formación religiosa sí lo era.
?Hay una pregunta del millón en esta historia y es su extraña relación con Macri. ¿Llegaron a conocer la clave?
?La clave es sencilla: ellos se necesitan. Hay que acordarse de que Macri y Michetti se conocen en 2002 y un año más tarde, en 2003, Gabriela ya encabezaba la lista de legisladores porteños, con apenas un año de militancia. ¿Cuándo un militante encabeza una lista con apenas un año en la política? Ella le da el carisma, la llegada a la gente, en una fuerza donde no abundan las figuras convocantes ni carismáticas. Macri, a su vez, le abrió las puertas de los cargos y el poder.
?¿Un matrimonio por conveniencia?
?Algo así.