“De cada 10 indecisos, 7 se orientan a la oposición y 3 hacia el oficialismo. Y de ese porcentaje de opositores, la mayoría están esperando ver quién se perfila como el segundo para otorgarle ese caudal de votos, independientemente de quien sea, es lo que se denomina el voto estratégico que se da más en capital que en el resto del país. Lo que reflejan muchas diferencias entre encuestadoras es que muchas incluyen ese porcentaje de indecisos y nosotros no”, expresó el director de la encuestadora Poliarquía, Sergio Berenstein, consultado por el programa radial El Reto (Radio Palermo 94.7).
Sobre un posible ballotagge, el politólogo aclara: “Imposible no es nada, pero el ballottage es improbable, en las grandes ciudades hay un clima adverso a los Kirchner, no solamente en Buenos Aires, lo vemos en Rosario, Córdoba, Mar del Plata, Mendoza, La Plata, entonces si te dejás llevar por ese microclima de los medios que reflejan esos nichos de opinión, parecería que Cristina no es una candidata tan fuerte, pero cuando mirás los votos, la coalición de Cristina es bastante original ya que está conformada por ciertos nichos en el interior donde la oposición es muy débil (Río Negro, Chubut, San Juan y todas las provincias del Oeste), allí arrasa Cristina, después hay un voto muy fuerte en los grandes centros suburbanos, a medida que aumento el nivel de necesidades básicas insatisfechas, aumenta el voto a Cristina, yo diría que este no es un voto cuota sino que es un voto NBI, por un lado, porque efectivamente el empleo se ha recuperado mucho en estos sectores y por otro, tenés el voto clientelar, el del plan social, el voto de la mugre de política que es muy importante lamentablemente sobre todo con este Gobierno y allí sí, el peso de las viejas estructuras del peronismo, Eduardo Duhalde o el duhaldismo incluido, en el Gran Buenos Aires es dominante, por lo cual combinas estas cosas y el peso del voto a Cristina se significativo”.
Haciendo un análisis sobre el quiebre del sistema de partidos y cómo esto afecta a la democracia, Berenstein manifestó: “No es bueno para la democracia que la oposición esté fragmentada y que el oficialismo esté basado en una coalición bastante endeble, que está basado en el liderazgo del Presidente y que tiene una candidata competitiva, pero que sobre todo está basada en el dinero de los contribuyentes que el Presidente asigna en forma discrecional, es decir, detrás de la coalición de Cristina no tenés nada homogéneo, tenés a Hebe de Bonafini y Aldo Rico, tenés a los varones del Conurbano y a Chacho Álvarez, detrás de todo eso hay una heterogeneidad espectacular, tenés un Presidente que por ser un buen peronista nunca construyó un Partido Político, ni lo va a hacer, entonces, desde ese punto de vista mi preocupación en términos de la salud de la democracia es en todo caso, consagrar un sistema de construcción del poder que en algún sentido está bloqueando la posibilidad de construir la verdadera democracia, y en ese sentido, la oposición es partener”.
“Si Macri quiso armar un partido no se notó, hizo una fuerza política tras su persona, pero si efectivamente querés armar un partido no lo podés hacer en soledad, debés construir algún método deliberativo donde haya representación de los distintos sectores y la decisión no puede ser siempre la del jefe”, añadió.
Y concluyó: “Lo que hay que hacer es reconstruir los partidos, hay cuestiones pendiente de la abandonada reforma política, y esto es responsabilidad del Presidente que mató todo proyecto de reforma y es más, hizo una contrarreforma política y eso dio su estocada final al sistema de partidos. Y con estos estilos de liderazgos los partidos son imposibles”.
