El arzobispo de Buenos Aires recibió a la denunciante de la red prostibularia y tratante más top de la Ciudad. Lorena Martins, la hija de Raúl Luis Martins, junto con su madre y el titular de la Fundación Alameda fueron recibidos este viernes 13, a las 15, en la sede del obispado donde Jorge Bergoglio pasa sus vacaciones.
La Fundación Alameda, reconocida por su lucha contra la esclavitud y trata de personas, difundió las fotos y el comunicado que informa del encuentro entre la denunciante de su propio padre, quien mandó a matar a Lorena y por ello tras denunciar cuenta con custodia de la Gendarmería Nacional, su madre Cristina Susana Cancela Nanni, que sigue casada legalmente con Martins, y Gustavo Vera por la Alameda.
?Una vez más el cardenal Bergoglio no dudo en respaldar y brindar su apoyo a quienes denuncian a la redes mafiosas de tratantes y proxenetas. En la reunión el líder eclesiástico alentó a la denunciante y su familia a no tener miedo y a decir toda la verdad cueste lo que cueste. Asimismo pidió a Lorena, su madre y la Alameda que no duden en acudir a él ante cualquier riesgo de seguridad?, expresó la organización no gubernamental que nació como asamblea barrial hace una década en el barrio Parque Avellaneda.
El Cardenal viene respaldando las denuncias contra la trata y el proxenetismo como a las víctimas desde el año 2008. Desde entonces que cada año realiza una misa en la Plaza Constitución con el lema ?por una patria sin esclavo, ni excluidos?.
Es habitual en sus homilías en las plazas públicas que recuerde que ?Buenos Aires necesita llorar: llorar por la esclavitud de sus hijos, de tantos hijos e hijas que pasaron por el volquete y quedaron en el volquete. En Buenos Aires se ha instalado la cultura del volquete porque se dan por desperdicio a hombres y mujeres que cayeron en la trata de personas. Hay una anestesia cotidiana que esta ciudad sabe usar muy bien y se llama coima y con esta anestesia se adormecen las conciencias. Buenos Aires es una ciudad coimera?, expresó el 6 de octubre Bergoglio en su última misa con la Alameda y el Movimiento de Trabajadores Excluidos para condenar la explotación humana, su tráfico y la exclusión.