El peor enemigo del Jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, no es un político. Es más, no es humano. Se trata de un programa de entrecruzamiento de llamados telefónicos que es utilizado en la causa del espionaje porteño. El sistema comienza a funcionar una vez que se ingresa el número de teléfono fijo o móvil que se desea rastrear. El programa relaciona el destino o el origen elegido por el operador y muestra en pantalla, con absoluta precisión, la cantidad de operaciones efectuadas, el número y el nombre de los abonados involucrados, la duración de los contactos, la fecha y la dirección en la que están registrados los aparatos telefónicos fijos o celulares. Es el mismo programa que utilizan el Buró Federal de Investigaciones de los Estados Unidos (FBI) y la policía de Los Ángeles. Su utilización fue clave en el caso de las escuchas ilegales.
A través suyo, el juez federal Norberto Oyarbide comprobó que el 27 de agosto de 2008 a las 23.05 el espía Ciro James realizó una comunicación con su celular en Avenida del Libertador y Tagle, lugar donde por entonces vivía Macri. Fue el propio James quien retiró de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) los casetes con las escuchas de Leonardo, que el expolicía federal les había solicitado a los jueces de Misiones Horacio Gallardo y José Luis Rey.
La llamada realizada por James el 27 de agosto de 2008 y las pinchaduras que sufrió Néstor Leonardo, el cuñado del Jefe de Gobierno, son fundamentales para el magistrado. Es más, en las últimas semanas el juez se abocó especialmente al espionaje sufrido por Leonardo porque cree que la pista apunta directamente a Mauricio.
El propio Leonardo apuntó al clan Macri al involucrar a la agencia de seguridad que trabaja para Franco. En su declaración judicial dijo que Richard Ford, un norteamericano que integró el FBI y es el representante en Sudamérica de Ackerman Group ?empresa que Franco Macri contrató para la seguridad personal de su familia?, podía ser una de las personas que intervino su línea telefónica. Ford también mantiene una excelente relación con el exjefe de la Policía Metropolitana (PM) Jorge ?el Fino? Palacios desde la época en que este último estaba a cargo del Departamento de Unidad de Investigación Antiterrorista de la Policía Federal (DUIA).
Según esta línea de investigación, Ford y Palacios habrían recomendado a James para realizar el espionaje contra Leonardo. El premio que obtuvo el espía por su trabajo fue un contrato en el Ministerio de Educación porteño, cuando era dirigido por Mariano Narodowski. El juez confirmó que el exfuncionario mantuvo entre febrero de 2008 y marzo de 2009, época en que se produjo la pinchadura contra Leonardo, 72 llamadas con James, comunicaciones que fueron reconocidas por el propio Narodowski en sede judicial. Finalmente el espía fue contratado por la cartera educativa el 30 de mayo de 2008.
El segundo de Palacios en la PM, el excomisario Osvaldo Chamorro, declaró ante Oyarbide que varios exmiembros de inteligencia de la Policía Federal fueron convocados por el Fino antes de que comenzara el reclutamiento formal de los aspirantes a la Metropolitana y que a estos agentes se les hacían contratos pantallas en distintos ministerios del Gobierno de la Ciudad.
Por esto, quedaba claro que las autoridades porteñas sabían perfectamente a lo que se dedicaba James, un exintegrante de inteligencia de la Federal. Para Oyarbide, el cerco sobre el jefe porteño se terminó de cerrar el jueves 30 de junio, cuando le tomó una nueva declaración indagatoria al Fino Palacios y este reconoció que espió a legisladores y sindicalistas opositores ?para entablarles un futuro juicio por criticar su accionar durante la investigación del atentado a la AMIA?. Por todos estos datos Leonardo se transformó en una pieza imprescindible del expediente.
Eso mismo creen los camaristas de la Sala I de la Cámara Federal, Jorge Ballestero, Eduardo Freiler y Eduardo Farah, quienes en una resolución dada a conocer el viernes 2 de septiembre dispusieron que personal de Gendarmería se siga ocupando de su custodia, ya que consideraron que su integridad física corre peligro. La medida se adoptó luego de que Oyarbide decidiera retirarle la custodia por una supuesta solicitud del propio involucrado.
Sin embargo, a los pocos días de esta acción, el parapsicólogo recibió llamados amenazantes por ?sus declaraciones judiciales?. Luego de eso, Luis Conde, el abogado de Leonardo, presentó una apelación ante la Sala I de la Cámara Federal para pedir su restitución. Los camaristas le dieron la razón a la defensa al expresar que ?la existencia de llamadas amenazantes anteriores y posteriores a la resolución cuestionada hace suponer que la integridad física del querellante aún se encuentra en peligro?. Y le ordenaron al juez Oyarbide que ?reanude la custodia personal? del amenazado.
Al cuñado de Mauricio se le asignó custodia luego de que en la primera quincena de noviembre de 2009 fuera atacado a balazos por dos desconocidos en la puerta de su casa de Ituzaingó. El hecho se produjo luego de que Leonardo declarara en la causa. Y por el mismo se detuvo a Julio César Granada. El ataque motivó un cruce público entre Macri y Oyarbide, luego de que el Jefe de Gobierno se apurara a afirmar que el hecho era un simple caso más de inseguridad, a lo que el magistrado respondió que Macri no debería sacar conclusiones tan apresuradas sobre el tema. ?Para el juez el incidente está relacionado con el caso del espionaje?, le confesó a NU un investigador judicial.
El programa de entrecruzamiento de llamadas procesó cerca de 30 mil comunicaciones desde 2005 hasta la actualidad. En esa búsqueda aparecieron las pinchaduras realizadas contra el cuñado de Mauricio. Además, Leonardo se encargó de complicar a Macri cuando el martes 24 de noviembre de 2009 se presentó en los tribunales federales de Comodoro Py 2002 con un mail que Ana Moschini, secretaria del Jefe de Gobierno, envió desde su casilla de correo electrónico, amoschini@buenosaires.gov.ar, a Sandra Macri, la hermana del ingeniero, con un texto en donde Macri le pedía a su cuñado que lo desvinculara de las escuchas telefónicas que sufrió.
Mauricio redactó un texto en ese sentido al que solo debía agregarse la firma de Leonardo. El jueves 26 de noviembre de 2009, Moschini confirmó ante el magistrado que el jefe porteño era el autor de esa aclaración. ?La carta de Macri le decía a Leonardo lo que tenía que decir para salvarlo y la propia secretaria lo corroboró. Estos datos reforzaron la teoría de Oyarbide de que el ingeniero está involucrado en el espionaje que sufrió el parapsicólogo?, le explicó a este medio un abogado involucrado en el caso.
Las pinchaduras que sufrió Leonardo, las comunicaciones de James y las confesiones de Palacios y Chamorro vuelven a complicar a Macri. Y los nuevos datos que aparecen en la causa agravan cada vez más su situación judicial.