La lentitud en el proceso de juntar firmas para el referéndum de revocatoria de mandato a través del cual el jefe porteño, Aníbal Ibarra, busca relegitimar su cargo lo llevó a repensar la metodología en el proceso de juntar firmas. También, el ibarrismo está impulsando una campaña por el "NO"; es decir, para que el jefe de la Ciudad se quede en el cargo.
"Vamos a intentar multiplicar las bocas de expendio. Hasta ahora, el Tribunal Superior de Justicia nos entregaba 500 planillas y nosotros la devolvíamos, y a ese ritmo es obvio que es imposible juntar las 520 mil necesarias para la convocatoria en un plazo medianamente breve", apuntó a NOTICIAS URBANAS un operador del ibarrismo.
Otro giro en la estrategia del frentista es un pedido al Tribunal Superior de Justicia -el órgano que provee las únicas planillas habilitadas para juntar firmas- para que flexibilice la cantidad que entrega. "A partir del viernes, comenzó a entregarnos 2 mil, que serían unas 40 mil firmas", contó a NOTICIAS URBANAS el secretario de Comunicación Social de Ibarra, Daniel Rosso.
Es que, hasta ahora, Ibarra consiguió 35 mil de las 520 mil que le hacen falta, y a ese ritmo es imposible pensar en una convocatoria para este año.
"Si multiplicamos los pedidos; es decir, que a cada ONG le entreguen 500 planillas, pensamos que en la calle tendremos unas 150 mesas para el fin de semana", completó otro operador ibarrista.
También, hay en marcha una campaña de algunos integrantes de Fuerza Porteña por el "NO" a la revocatoria de mandato.
"Para que decidamos todos: ponele la firma", asegura uno de los folletos -también hay afiches- que forma parte de esta nueva parte de la campaña.
Otro giro en el Gobierno porteño es pedir apoyo a sus aliados: los K, los radicales, independientes "progres". Pero ocurre que los kirchneristas, muchos de ellos heridos con Ibarra por lo mal que -según ellos interpretan- el frentista devolvió el favor de Néstor Kirchner de haberlo apoyado en su reelección, aún esperan una oferta de mayor espacio de poder dentro del Gobierno porteño. Una oferta que, hasta el momento, brilla por su ausencia.
