Este miércoles, los diputados que integran la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Legislatura, más otros que decidieron participar esta vez, interpelaron al presidente del Banco Ciudad, Roberto Feletti, acerca de cuestiones vinculadas con las maniobras poco éticas realizadas por las las ex directoras Mónica Almada y Marta Scaravaglione. La primera precanceló dos días antes del establecimiento del corralito un plazo fijo de 314 mil dólares, que había depositado dos días atrás. La segunda abrió más de 60 cajas de ahorro con el objeto de retirar sus fondos del banco, utilizando, en la mayoría de los casos, otras titularidades. Al descubrirse estos hechos, tanto Almada como Scaravaglione debieron renunciar a sus puestos.
“Es lógico que un funcionario jerárquico de un banco deposite su dinero en la entidad que administra”, dijo Feletti, para luego aclarar que “no hay normativa que restrinja la apertura de cuentas”. “La transgresión –afirmó refiriéndose a la actitud tomada por Scaravaglione- es haber vulnerado la disposición de titularidad por cuenta”. Según la normativa vigente, cada titular puede sacar hasta 1.200 pesos mensuales, algo que la ex directora burló a partir de la apertura de diversas cajas de ahorro con otras titularidades. Lo que falta establecerse es si esto, además de ser una clara violación ética incompatible con la función pública, constituye un delito.
Feletti también debió explicar por qué Almada pudo retirar el dinero fuera del horario bancario cuando canceló su plazo fijo. “Fue el 30 de noviembre. Ese día el banco realizó 10 mil operaciones, es decir, el doble que la cantidad diaria. Ese día el tesoro permaneció abierto hasta más tarde. Esto es algo frecuente en un banco que realiza un millón de operaciones mensuales”, manifestó el funcionario.
Ante una pregunta del diputado Guillermo Oliveri acerca de si podía asegurar que no había ningún miembro del banco más implicado en situaciones parecidas, Feletti respondió que “no podía responder por conductas individuales que pudieran ocurrir”, al tiempo que destacó que los casos cuestionados se conocieron “gracias a las permanentes revisiones internas que la entidad realiza”. Sin embargo, no pudo convencer al diputado Abel Latendorf (Piquete Socialista), que le solicitó la renuncia él y a todo el directorio del banco.
Por su parte, la diputada María Lucila “Pimpi” Colombo (PJ) inquirió a Feletti acerca de los movimientos de las cuentas de Scaravaglione. También le solicitó un listado de los titulares que poseen más de diez cuentas. El funcionario le respondió que esta última información estaba protegida por el secreto bancario y que debía consultar al Banco Central antes de enviársela. También remarcó el banco que él preside tiene actualmente el pico de liquidez más alto de los últimos seis meses y que su funcionamiento está calificado como “aceptable”. “De un punto (lo máximo) a cinco (lo más bajo), la calificación general es de tres”, manifestó Feletti.