La estrella de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner brilla en este momento de una manera especial en algunos bolsones de la porteñidad más rancia. Y eso es noticia. No nos referimos en este caso a los jóvenes de La Cámpora, ni a la liga de empresarios amigos del Estado, ni a la rama comunicacional formato 6 7 8, ni tampoco a ninguno de los espacios sociales atados al Gobierno nacional. Son generalmente sectores que nunca vieron con agrado el Gobierno de los K, que más de una vez lo enfrentaron y para los que, curiosamente, nada será igual tras la muerte de Néstor Kirchner.
El envión que viene de la Rosada parece haber tocado la fibra más íntima de los peronistas porteños, quienes, a pesar de venir arrastrando resultados mediocres en los últimos tiempos, con varios grupos aún no coordinados y con más de un candidato, se lanzaron en fuertes operaciones a una misión casi imposible: arrebatarle a Macri el sillón de Bolívar 1.
Es en la Ciudad donde se concentra la mayor ganancia per cápita de todo el país, las clases acomodadas tienen un referente claro y ése es Mauricio Macri. Como decíamos números atrás, él el único jefe político que queda en pie en el distrito, con un espacio que aglutina algo más de un tercio del electorado.
Pero la vida, en una trampa de las que acostumbra ?la muerte de Néstor? lo dejó en su camino sin contendiente y ahora mira cómo la soltura, convicción y moderación de la Presidenta lo complican en su aspiración nacional. Quizás su nueva esposa, Juliana, lo convenció de que es mejor vivir de la realidad: la de su reelección en la Ciudad.
Esos mismos gestos de la Presidenta de ir a la Unión Industrial Argentina (UIA) a la par que a la Confederación General del Trabajo (CGT), de permitir el acceso del Fondo Monetario Internacional (FMI) para buscarle una salida al escándalo del Indec; de ponerse en negociaciones fulminantes con el Club de París a partir de un panorama económico que necesita tanto inversiones como exportaciones; de reverdecer la argentinidad histórica a partir de la reivindicación de la batalla de Vuelta de Obligado; de bajarle el tono a los conflictos con el campo y con el Grupo Clarín son otros actos de distensión que elaboró en paralelo, con un duelo casi ausente.
Y también es noticia que Cristina mida bien en Capital, porque es un territorio en el que nunca se sintió cómoda. Que los pingüinos no entienden la Ciudad no es novedad. Si la pudieran hacer desparecer del mapa, lo harían. Pero es imposible, entonces tuvieron que pensar en algo, bueno o malo. Pero algo.
Y en los últimos años pasaron dos inventos del ex jefe de Gabinete de la Nación y ex titular del PJ Capital, Alberto Fernández: la alianza con el ex jefe de Gobierno y actual legislador de Diálogo por Buenos Aires Aníbal Ibarra y el dedazo del senador nacional K Daniel Filmus. Y eso tuvo una reciprocidad visible en los porteños en aquel 60 por ciento del ballottage de 2007, que le dio el triunfo a Macri.
¿Cómo estamos hoy, eh?
Dos temas previos. La mejora de la imagen de Cristina en Capital le aportaría un sustancial crecimiento en los guarismos al candidato peronista sólo en el caso muy improbable de que fueran juntas las elecciones. Pero si esto no ocurriera, éste igualmente podría lograr entrar al ballottage detrás del macrismo.
La otra discusión que hoy atraviesa este espacio es la nueva responsabilidad ante los comicios, ya que dependen del escenario, fechas, candidatos y las posibilidades de los K pueden crecer sin un techo definido. Una buena estrategia de la Rosada difícilmente pueda derrotar a Macri en territorio porteño, pero en cambio, Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta no garantizan lo mismo para el PRO.
Daniel Filmus, candidato K a jefe de Gobierno en 2007, hace algunos ruidos en Balcarce 50, por lo que habrá que seguir cómo se desarrolla la campaña. A pesar de ello, Filmus es, efectivamente, quien mejor mide de todos los candidatos que tiene el oficialismo en la Capital Federal.
En su agrupación, Encuentro para la Victoria, cuenta como dirigente estratégico del armado al titular de Cascos Blancos, Gabriel Fuks, y en las cercanías de este grupo se encuentran Carlos Heller, Juan Carlos ?el Canca? Dante Gullo y Francisco ?Tito? Nenna, entre otros. El sabbatellismo de Vilma Ibarra y el Frente Progresista de su hermano Aníbal son dos realidades que seducen a Filmus y de él exclusivamente depende que éstos se incorporen a un frente K.
Se podría decir que existen en este momento varios subgrupos dentro del esquema oficialista y que, como primera definición, esta propuesta contendrá a casi todo el peronismo de la Capital: los que comulgan con el PJ, los demás y quizás, depende adónde caiga el lápiz, a otras expresiones de centroizquierda de la política porteña.
A priori se distinguen tres vertientes más que tienen algún grado de coordinación pero que expresan cosas distintas. La primera es el Partido Justicialista de la Ciudad, que conduce Juan Manuel Olmos, apoyado centralmente en dos gremios importantes en la Capital: el Suterh de Víctor Santa María y UPCN de Andrés Rodríguez. Otras realidades barriales que acompañan hacen a este espacio imbatible si de internas se habla.
Forman parte de todas las mesas chicas que se diseñan en Olivos y tienen garantizada una porción de la torta. Además tienen la sigla mágica, aunque hay mucha vida política aún por fuera de esta estructura. No comulgaron históricamente con Filmus, pero si tienen que apoyarlo, lo harán.
El Cabildo Abierto, a su vez, se ha instalado como un lugar en el que confluyen casi todos los funcionarios del Gobierno nacional que tienen algo que ver con este distrito. Algunos fueron funcionarios o legisladores (o ambas cosas), como Guillermo Oliveri y Raquel ?Kelly? Olmos. Allí confluyen el Peronismo Militante de Estanislao Grassi y Susini; el segundo de Carlos ?Chino? Zannini, Claudio Heredia, y también pivotea en este grupo ?a pesar de estar en casi todas las mesas? el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, a quienes algunos sindican también como precandidato.
De no lograrlo, el Cabildo también se ?tragaría? la candidatura de Filmus. El secretario de Cultura, Jorge Coscia, es otro que se encuentra cercano al Cabildo Abierto, aunque, según sus palabras, se lleva bien ?con todas las carpas?.
Otra movida muy dinámica es la que están encarando la CGT y las 62 Organizaciones, un encuentro porteño con vértice en Hugo Moyano, Amadeo Genta (Sutecba) y Omar Viviani (Peones de Taxis). Este grupo, que tiene entre ceja y ceja la población de las listas, tiene una tendencia mucho más cercana al PJ y al activo ministro de Planificación Federal de la Nación, Julio de Vido, que a Daniel Filmus, de quien desconfían políticamente.
La apertura de numerosos locales en el último año, la Juventud Sindical y las sólidas estructuras con todo lo que ello implica son algunas de las fortalezas de este sector. Un beneficiado de esta movida podría ser Amado Boudou, el hombre que más suena por estos días en la Rosada y por el que ya hubo contactos con diferentes referentes porteños.
Desde el Ministerio de Planificación, además de la movida del ministro de Economía, fogonean al todo terreno Juan Pablo Schiavi y a Abel Fatala, quien trata de recrear un polo de centroizquierda desde allí, una misión por ahora difícil. El sindicalista judicial Julio Piumato, mientras tanto, quemará las naves para ser diputado nacional, cargo para el que compitió pero que se le escapó en 2009.
Un solitario Jorge Telerman transita por este momento político con la certeza de que habrá un lugar para él en el mundo. Su perfil peronista y algunos amigos en el Gobierno lo sitúan en algún lugar de este esquema, pero su estilo zigzagueante siempre arrastra al interrogante.
Y la juventud también empuja, con La Cámpora a la cabeza y con el legislador K Juan Cabandié como figura emblemática de la fuerza, en la que también se destaca su responsable, el ?Cuervo? Andrés Larroque. Han logrado que la identidad kirchnerista de acumulación pase centralmente por esa agrupación, algo que estaba diversificado en un comienzo y hoy parece blindado. Si bien ya no se asocia tanto a Máximo Kirchner con estas estructuras, éstas llevan su sello en el origen.
Tragedia con sello Filmus
Daniel Filmus había sido ministro de Educación tanto de la Ciudad en el Gobierno de Ibarra como de la Nación con Kirchner. Su duelo con el ex jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman, fue un capricho de Alberto Fernández que le terminó costando caro al peronismo de la Capital. La madre de todas las batallas la desató Fernández: vengar a Ibarra fue el único móvil del ex jefe de Gabinete.
Por un estrecho margen la maquinaria presidencial, con el propio Fernández y Filmus a la cabeza, derrotó a Telerman, dejándole servida en bandeja la segunda vuelta a Macri, quien se quedó con la Jefatura de Gobierno en 2007. Dos años después, una propuesta avalada por Filmus impulsó al banquero cooperativo Carlos Heller y a la mediática radical María José Lubertino, entre otros desatinos. Apenas superaron el 10 por ciento.
El movimiento obrero enfurecido, por entonces a puro reflejo, le tiró los kilos encima e impuso al judicial Julio Piumato, que no entró al Congreso, y al dirigente de taxistas Claudio Palmeyro, actual legislador porteño. Hoy, los seguidores de Filmus ven al senador como un candidato indiscutible, basándose en todas las mediciones, mientras que en los otros cuarteles del kirchnerismo y del peronismo la cosa es bastante diferente y en algunos, absolutamente opuesta.
Quedan como símbolo de aquella última y fracasada elección unos carteles pegados por la libre que hablaban del ?mariscal de la derrota?, en alusión al educador porteño. El último en el peronismo había sido Lorenzo Miguel.
El cuento del Tío
Cuando estaba Alberto Fernández en la Ciudad, más allá de sus cualidades de buen pagador, el desarrollo del distrito a nivel político fue más que nulo. Obtuvo un par de veces el 24 por ciento de los votos, que en realidad reflejaba el nivel de adhesión del Gobierno nacional en el distrito.
El ex jefe de Gabinete, en una relación sentimental y política con la actual diputada Vilma Ibarra, pergeñó junto a ella un Frente para la Victoria que lograba reflejar el total del entusiasmo porteño por el entonces presidente Néstor Kirchner, pero nada más. Lo componían una estructura partidaria del PJ con mucho poder para adentro y poca salida electoral, a cargo del titular del Congreso Metropolitano del PJ Capital y secretario general del sindicato de encargados de edificios (Suterh), Víctor Santa María; el actual presidente (por entonces vice primero) del PJ porteño, Juan Manuel Olmos, y el Partido de la Victoria de Vilma Ibarra, con la operatoria legislativa del diputado porteño Diego Kravetz, en esos tiempos delegado de Alberto en la City. El esquema murió con la salida del Tío Alberto del Gobierno nacional. El PJ, luego de varios tiroteos con el ex hombre fuerte, quedó finalmente en manos Olmos.
Conclusión
Los peronistas son conscientes de que se abrió un panorama que les permitirá ser la segunda fuerza en cualquiera de las fechas que elija Macri para fijar las elecciones locales, que podrían ser en abril según las últimas versiones. Como se dijo, el mejor posicionado hoy es Filmus, pero se harán desde la Rosada, el gremialismo y desde el distrito esfuerzos importantes para instalar la candidatura de Amado Boudou, ya que el ex ministro de Educación genera resistencias.
Pero no le será tan fácil al ministro de Economía generar una expectativa importante en tan poco tiempo. Se vienen tiempos de negociaciones afiebradas para cerrar las candidaturas, ya que ?como pasa siempre en el peronismo? hay demasiados candidatos para no tantos lugares.
La primera pelea será por ver quién tiene la lapicera en el cierre de listas, para lo cual hay tantos postulantes como subgrupos.
La otra incógnita es saber cuál será el protagonismo y la influencia de la Presidenta durante la campaña, ahora que sabe que su futuro proyecto presidencial tiene en la Capital a una de las grandes vidrieras.