Además de la fuerte confrontación interna que ya padece, entre oficialistas y no tanto, el radicalismo porteño se ponía ayer en la Legislatura en estado de alerta y movilización, poniendo bajo sospecha a sus socios frepasistas.
Temen que después del 14 de octubre, si la Alianza en la Capital no gana la elección, Aníbal Ibarra se sienta cómodo para disponer a gusto una reestructuración de su gobierno, abriendo paso a peronistas en desmedro de los radicales. Al mismo tiempo consideran que un desplazamiento de la línea nacional de la UCR en el distrito (delarruismo-nosiglismo) le traiga fuertes dolores de cabeza al jefe porteño y sus aliados.
La sociedad entre Rodolfo Terragno y Jesús Rodríguez tiene otro motivos para mantener la vigilia: la ruptura que el Frepaso podría provocar con la otra porción de la UCR, el delarruismo, herido por el rechazo a Rafael Pascual.
La trama se despertó cuando Ibarra recibió a dos diputados belicistas despechados de su cacique que fueron a ofrecerle el voto para su hermana Vilma, candidata en segundo lugar a senadora. No es que consideren relevante el acercamiento de Enrique Rodríguez-ex ministro de Trabajo de Carlos Menem- ni tampoco el de Miguel Doy, un legislador que supo ser fiel a Gustavo Béliz pero que no atesora haber trascendido en su gestión, sino que como producto de esas adhesiones, que dejaron herido al bloque arguello-belicista, la Alianza terminó perdiendo los votos que Ibarra necesita para la aprobación del trazado de la nueva red de subterráneos.
La gestión para esa sanción está en manos de radicales, que ahora se enfrentan al jefe de la bancada de la coalición, el frepasista Ariel Schifrin, porque lo hacen responsable del fracaso por inoportuno en las relaciones carnales con estos peronistas.
Los radicales de la entente J.Rodríguez-Terragno vieron allí la posibilidad de que tal gesto de los ex belicistas en medio de la campaña electoral, tenga su recompensa el día después, con un cargo que especulan para Rodríguez, en el ejecutivo. Asocian que ya les fue rechazada la propuesta de nombrar al terragnista Juan Carlos Farizano en lugar de Aldo Neri, secretario de Salud y candidato entrante a diputado nacional.
"No lo quieren a Farizano y no sabemos si van a respetar que ese lugar tiene que seguir siendo para nosotros" confió un compungido legislador radical, quien además sostuvo que "después del 14 la gente de Pascual no le va a perdonar nada a Ibarra".
Distinto sería, al menos para los ojos radicales, si Terragno obtuviera el primer lugar en el escrutinio de octubre. La UCR podría jactarse ante Ibarra de llevar al Senado a Vilma y de haber vencido al ARI. Sin embargo ven cada día más lejana esa posibilidad, porque la pelea electoral con la tropa de Elisa Carrió, consideran que no sería sana. Tanto Terragno como Alfredo Bravo, candidato del Ari, comparten la misma postura hacia el gobierno nacional.
Terragno aspira a diferenciarse con el eslogan de que él está preparado para ocupar la banca (es decir, Bravo no), pero parece ser poco. Aspiran a que se verifique en octubre el voto vergonzante a la Alianza (ese que no sale en las encuestas) como única alternativa de tumbar a las huestes de la díscola chaqueña.