Oasis hizo delirar a 45.000 personas que asistieron el viernes por la noche al Campo Argentino de Polo. La banda inglesa liderada por los hermanos Liam y Noel Gallagher realizó su tercera incursión en la Argentina para presentar su último álbum "Don’t believe the truth", repasar algunos de sus viejos éxitos y demostrar una vez más por qué es un símbolo del pop británico.
Aunque la entrada citaba para las 21, el show comenzó 47 minutos más tarde, para que pudiera ingresar todo el público al estadio. Con la capacidad completa, los fans del campo fueron los que sufrieron las consecuencias de la nueva costumbre de poner sectores vip con butacas que ocupan el sector central del mismo. Así, mientras algunos privilegiados disfrutan cómodos del show, el resto se jode. Cuando arrancó el primer tema, comenzaron las mareas humanas provocadas por la presión de los que se quieren acercar y la retirada de las chicas que están adelante, se sienten mal y obligan a sus novios a abandonar el espacio conquistado con sudor. Al segundo tema, la banda debió parar unos minutos para permitir que la gente se acomodara y se tranquilizara. A partir de ese momento, la fiesta fue completa.
La banda, que presentó como miembros propios, además de los Gallagher, al guitarrista Gem Archer, al bajista Andy Bell y a Zach Starkey -hijo del Beatle Ringo Starr- en la batería tocó clásicos y también temas que no suelen hacer siempre. Como contrapartida, faltaron algunas canciones emblemáticas. Las ganas de escuchar más, sumada a la intensidad del show, hizo que la hora cuarenta que duró el espectáculo pareciera poco. Ojalá vuelvan pronto.