La politóloga María Inés Tula no duda cuando hablamos sobre los efectos políticos de las intenciones presidenciales del jefe porteño para 2011: ?La candidatura presidencial de Mauricio Macri, lanzada con tanta anticipación, y en el marco de una fuerza política nueva ?y por nueva muy dependiente de él?, atenta contra la fortaleza de su gobierno en la Ciudad, le complicará la unidad interna de PRO y, sobre todo, significará una merma significativa de votos en la contienda de 2011 por la Jefatura porteña?.
No parecen buenas noticias para el oficialismo porteño.
Tula es profesora de Política Comparada en la carrera de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires e Investigadora del Instituto Gino Germani-Conicet. Tiene un máster en Ciencia Política de la Universidad de San Martín y recibió premios de universidades extranjeras por su trabajo de investigadora. También lideró los equipos de Política del Centro de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y, hasta 2007, ocupó la Secretaría para la Modernización del Estado, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
?Macri dice que se lanza a la pelea presidencial porque desde la Ciudad no puede gestionar con el kirchnerismo poniéndole palos en la rueda.
?El jefe de Gobierno porteño es, en la práctica, un gobernador provincial más. Y de los 24 gobernadores que hay en el país, el titular del Poder Ejecutivo porteño es el que dispone de los más importantes recursos políticos y presupuestarios, muy por encima de los demás gobernadores. Esto significa que, en perspectiva comparada, la Ciudad de Buenos Aires es un distrito con una situación económica holgada, sin graves problemas sociales, por lo que su jefe de Gobierno puede hacer frente al Gobierno nacional con un margen de acción mucho más amplio que el de, por ejemplo, el gobernador de una provincia pobre o muy endeudada o muy dependiente de los fondos de la coparticipación.
?Pero es cierto que tiene varios frentes abiertos con el Gobierno nacional.
?Sí, eso es cierto: la cuestión de la policía, la de los tribunales de Justicia, la del transporte, entre otras. Pero puede llevar adelante una gestión de buen desempeño, incluso con una Presidencia de otro color político.
?De manera que sería mejor idea, según usted, ser reelecto en la Ciudad, ¿es así?
?El anuncio de Macri de competir por la Presidencia de la Nación atenta contra la fortaleza de su gobierno en la Ciudad y merma las posibilidades del PRO en los próximos comicios en este distrito. El PRO es una fuerza política nueva, muy dependiente del liderazgo de Macri, tanto en el plano gubernamental como en el electoral. Su lanzamiento como candidato presidencial, entonces, formulado con tanta anticipación, hará más difícil mantener la unidad de la fuerza y, sobre todo, significará una merma significativa de votos en la contienda por la Jefatura de Gobierno porteña.
?¿Es Macri hoy el principal adversario de Kirchner, como dicen en PRO, o ese lugar lo ocupa la franja opositora del Acuerdo Cívico, ahora con el nuevo liderazgo de Ricardo Alfonsín?
?En el escenario político actual, los Kirchner tienen tres adversarios principales: el ?panradicalismo?, el peronismo no kirchnerista y el PRO. El ?panradicalismo? engloba a la UCR, a los antes denominados radicales K y a los que se fueron del radicalismo tras la crisis de 2001. Este ?panradicalismo?, junto con los socialistas de Binner y Giustiniani y otros aliados menores, constituye el conglomerado político opositor más importante.
?¿Por qué?
?Por los recursos político-institucionales a disposición, la extensión territorial de sus fuerzas y el nivel de apoyo electoral registrado en los últimos comicios. Al ?panradicalismo? le siguen los peronistas no kirchneristas: Eduardo Duhalde, Felipe Solá, Adolfo Rodríguez Saá, Mario Das Neves y una extensa lista de dirigentes portadores de etiquetas tales como ?peronismo disidente? o ?peronismo federal?.
?¿Al PRO, entonces, lo ubica en tercer lugar?
?Sí, un escalón más abajo se ubica el PRO. Claramente es, de los adversarios principales, el de menor peso o importancia relativa. Por dos factores: su limitada implantación territorial (el PRO es prácticamente inexistente traspasando las fronteras de la Ciudad) y por su alta dependencia electoral respecto de un líder-candidato: si Mauricio Macri no es quien se postula, la disminución de la fuerza en votos resulta muy significativa.
?El kirchnerismo repuntó en imagen y el sueño de los K es volver a reconquistar a las clases medias. ¿Podrá lograrlo o la pérdida de la confianza es ya irreversible?
?Desde su llegada al poder, los Kirchner intentaron ganarse el apoyo de las clases medias, tanto de las clases medias urbanas como de las ligadas al sector rural. A pesar de todas las medidas adoptadas en su favor, la clase media urbana, sobre todo la porteña, siempre se manifestó bastante remisa a apoyar a los Kirchner. No habiéndolo hecho en el momento de auge de los Kirchner, resulta poco probable que la clase media urbana los apoye en esta etapa de declive.
?Pero las clases medias rurales apoyaron el modelo hasta la guerra con el campo. Y ahora el campo se recuperó bastante, ¿eso no ayuda?
?Sí, pero el conflicto desatado a propósito de las denominadas ?retenciones agropecuarias? trazó una línea de quiebre en ese sostén. El fenómeno de los ?agrodiputados? fue una de las consecuencias más visibles de esa confrontación. Hoy, el Gobierno ha revisado algunas de sus posturas frente al sector rural y, por otra parte, la situación del campo ha mejorado bastante. Estas novedades plantean un nuevo escenario, pero es muy difícil que las secuelas de un choque muy reciente y de tanta magnitud se recompongan en un plazo tan breve.
?¿Analistas, oposición y medios subestimaron el poder de recomposición de los K cuando, en 2009, lo dieron por terminado?
?Tras la derrota del 28 de junio de 2009, la oposición y los medios subestimaron, efectivamente, el poder de recomposición de los Kirchner. Aunque, entre los analistas políticos, la opinión no fue tan tajante: varios resaltamos los importantes recursos políticos y económicos que el Gobierno todavía mantenía y no dudaría en utilizar en distintas circunstancias, así como también las dificultades que la oposición tendría para mantenerse unida y para coordinar sus estrategias frente a los Kirchner. De todas formas, la recomposición del gobierno K ha superado todas las previsiones.