Cuenta regresiva para que se defina el futuro de la ESMA

Cuenta regresiva para que se defina el futuro de la ESMA

El 5 de agosto se saldarán en el recinto las disidencias en la Legislatura respecto de si el Museo de la Memoria debe ocupar toda la ESMA o sólo una parte, como pretende el macrismo puro que presentó a último momento un proyecto en este sentido. El otro sector, encabezado por la izquierda, el ibarrismo y el kirchnerismo, estampó cinco firmas en un despacho de mayoría, en el que únicamente se propone la aprobación del convenio firmado entre la Nación y la Ciudad


La intención del Presidente de que el Museo de la Memoria ocupe todo el predio de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) será debatida el 5 de agosto en la Legislatura porteña. Se decidió a través de una preferencia aprobada este jueves, la que motivó que, por cuestiones reglamentarias, el despacho de comisión debía estar firmado a lo sumo este viernes y publicado el sábado, cinco días antes de la sesión.

Así fue. En la tarde del viernes, rubricaron el despacho de mayoría cinco de los nueve legisladores que lo habían acordado a mitad de semana, supuestamente por cuestiones estrictamente de tiempo. Para reforzar esta teoría, adjuntaron el predespacho firmado por los nueve diputados. En él, exclusivamente se propone la aprobación del convenio firmado el 24 de marzo por la Ciudad y la Nación, de forma tal de dejarle a la comisión bipartita la decisión de qué espacio debe ocupar el Museo. Se descarta que optará por la propuesta de los organismos de derechos humanos: ocupar todo el terreno.

Hace dos meses, el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, había concurrido junto a su par porteña, Gabriela Alegre, a una reunión informal de la Comisión de Asuntos Interjurisdiccionales de la Legislatura para pedir la pronta aprobación del convenio. En aquel entonces, el presidente de esta oficina legislativa había destacado que el documento "estipula que en todo o en alguna parte del predio se establezca el Museo de la Memoria", y el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel manifestado que el terreno "debe ser cedido por completo ya que fue el centro del horror de la República Argentina".

Luego de la aprobación de la preferencia para el 5 de agosto, el vicepresidente segundo de la Legislatura, el legislador kirchnerista Miguel "Pancho" Talento, afirmó: "El destino que se asigne al predio y a los edificios donde funcionó la ESMA formará parte del proceso de restitución simbólica de los nombres y de las tumbas que les fueran negados a las víctimas, contribuyendo a la reconstrucción de la memoria histórica del pueblo argentino, para que el compromiso con la vida y el respeto irrestricto con los Derechos Humanos sean valores fundamentales de una nueva sociedad justa y solidaria".

Pero lo cierto es que a partir de que el proyecto impulsado en la Legislatura por el oficialismo, que como se señaló elude esta cuestión, Herrera Bravo impulsó su propuesta de que se haga el Museo en una parte de las 17 héctareas y se rezonifique el resto, para que allí se puedan instalar institutos terciarios, educativos, culturales, centro sanitario, hospital, una segunda sede del instituto nacional de rehabilitación psicofísica. La iniciativa, que quizas salga como despacho de minoría, fue acompañada por la presidenta del bloque macrista, Gabriela Michetti, y los diputados Florencia Polimeni, Marcelo Godoy, Marcos Peña, Alicia Bello, Chango Farías Gómez, Soledad Acuña y Diego Santilli.

En ese proyecto alternativo también se ratifica el convenio, pero ocurre que Compromiso para el Cambio nunca vio con buenos ojos el desmantelamiento de los institutos militares que, dicen, funcionan en la ESMA. El diputado Marcelo Godoy, presidente de la Comisión de Educación, había presentado un proyecto para que el Museo ocupara solamente lo que fue el Casino de Oficiales.

No obstante, el kirchnerismo dice tener amplia mayoría para imponerse, pero señala que prefiere el consenso a imponerse por los votos, en obvia alusión a la posición del macrismo en el debate por el Código de Convivencia. Sin embargo, los nogaró no son justamente los impulsores del Museo de la Memoria.

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