Hay vida debajo de la autopista

Hay vida debajo de la autopista

Hace un año que Delia Martínez fue desalojada. El último refugio en el que vive, hace casi un mes, está bajo la AU 1. Tiene cuatro hijos y vive con el menor. Aquí, su historia.


Es lunes. Delia Martínez, de 45 años, y Luciano, de 10, su hijo más chico, están viviendo en la calle. Concretamente en Sarandí, junto a uno de los accesos de la autopista AU 1, que va a Ezeiza y se conecta con el Acceso Oeste. Apenas hay que caminar ocho metros para encontrarse con el CGP Nº 4. El espectáculo de la pobreza extrema, de personas revolviendo la basura buscando qué comer, inusual antes de diciembre de 2001, se ha naturalizado y ya no hace que el resto de los mortales perdamos el apetito. Pero la existencia de un CGP a escasos metros, subraya, al menos, la desidia del Gobierno porteño, que se contrapone con el entusiasmo que el mismo pone a la hora de enviar la patota de la UCEP (Unidad de Control del Espacio Público) para echar a los pobres de la calle y, si fuera posible, arrojarlos fuera de la Ciudad. ?Me desalojaron hace un año del departamento que tuve durante 15 años. Me lo quitaron por no poder pagar las expensas, está en Rincón 1078, casi esquina Humberto 1º. Me embargaron. A lo último, para echarme más rápido, pusieron un administrador que era abogado?, afirma Delia.

?¿Hace un año que estás acá?
?Casi siempre estoy por acá, en la zona. Viví cinco meses en la calle Pichincha (NdC: a dos cuadras de ahí), 20 días en Treinta y Tres Orientales, 20 en Jujuy, en varios lugares ?cuenta Delia, refiriéndose siempre a veredas debajo de la autopista.

?¿Alguien te ofreció ayuda?
?Sí, vinieron miles de veces y terminaron haciéndome firmar, el 7 de junio, un petitorio en el municipio. Me dieron un subsidio de 450 pesos mensuales durante 10 meses para que alquilara una habitación, pero me pagaron un solo mes, hace dos meses. No conseguí alquilar en esos valores. Y no me volvieron a pagar.

?¿Por qué no te pagaron más?
?No sé. Nunca más encontré a la señora. Daniela se llama. Daniela y Ana son las que me venían a ver.

?¿De qué oficina?
?De la de Pavón y Garay. Ellas son las que me hicieron firmar el petitorio. Nunca más las vi.

?¿Tenés copia del papel?
?No, se lo quedaron ellas. Yo no conseguí pieza en ese valor. Por acá están a 900 pesos, 800 como muy barato. Y los gallegos (sic) no quieren chicos. A Daniela la fui a buscar al municipio pero no la encontré más. Tampoco la encontré a Ana, que es la asistente social del papá de mi nena, Carlos Noriega. Él me llevó porque no me querían pagar. Parece que se fueron de ahí.

?¿Cuantos hijos tenés?
?Cuatro, todos de padres diferentes. Los de los dos mayores fallecieron. Al padre del mayor, que era telefónico, lo atropelló un camión hace ya más de 20 años. Estaba casada con libreta, pero igual no cobro pensión.

?¿Tenés la libreta?
?No, está tramitándola mi abogado.

?¿Cómo se llama tu abogado?
?El señor que me lleva los papeles se llama Carlos Estévez y está en Sarandí 644.

Se acerca un treintañero de ojos claros y enrojecidos que también vive debajo de la autopista, unos metros más al sur que Delia y Luciano. Ella lo presenta y, solidaria, comenta: ?Él también está en situación de calle. Él también necesita una pieza?.

?¿Cómo te llamás?
?Julio Sotelo es mi nombre ?responde el muchacho?. Hace un par de días vinieron los de la camioneta amarilla, los del 108, de Desarrollo Social, y me hicieron unas cuantas preguntas.

?¿Qué te preguntaron?
?Hace cuánto estoy acá, a lo que les dije que hace un montón. Y también cómo me las arreglo, a lo que les contesté que le pido a la gente, porque ésa es la verdad. Yo pido. Vivo pidiendo. Yo salgo por ahí y vengo de vez en cuando. Pero ella no se puede defender sola.

?Y ustedes, Delia, ¿adónde vivieron antes?
?Estuve en el estacionamiento de un amigo, en una casa estaba. Estuve poco tiempo. Antes estuve en Pichincha, cinco meses. Ahí nos robaron los DNI a mí y al nene. Ahora tengo que ir a buscar las fotos carnet, que las tengo en una bolsa, para ver de hacernos otros. También me robaron las órdenes de pago (del subsidio), el papel que decía las fechas de cobro.

?¿Tenés familia?
?Tengo a mi mamá en Luján. Ya es una señora grande. No hay que llevarle líos. Tiene muchos hijos, es lejos? Y aparte no hay trabajo allá.

?No entiendo cómo perdiste tu casa.
?Tenía un temita hipotecario ? acota rápidamente Julio.
?Ellos pagaron el saldo y se lo quedaron ?informa ella?. Un muchacho que duerme acá a la vuelta me preguntó por qué no fui a la municipalidad y pedí un préstamo de 10 mil pesos y pagaba la deuda. Pero yo no sabía a dónde ir.

?¿De qué vivías?
?Durante 12 años cobré los 150 pesos del plan Jefes y Jefas de Hogar, pero me lo cortaron. Lo perdí junto a la casa.

?¿Cuánto debías de expensas?
?3.700 pesos. Ahí me lo cortaron. Ya no me dejaron la posibilidad de pagar.

?¿Mandás a Luciano al colegio?
?Sí, va acá a la vuelta. Al Agustín Álvarez de Humberto 1º 1573.

?¿En qué grado estás, Luciano?
?En tercero, porque repetí.

?¿Te gusta ir al colegio?
?Sí ?dice con timidez.

?Es un problema ?refiere Delia? porque tengo que mandarlo limpio, y acá no tengo dónde bañarlo ni dónde lavar la ropa. Es muy incómodo.

Noticias Urbanas trató infructuosamente de encontrar a Daniela y Ana, las asistentes sociales que le tramitaron el exiguo subsidio a Delia. En el número 108 ?específico para familias y menores en situación de calle? aseguraron que se abocarían de inmediato a resolver el tema. Posteriormente señalaron que la mujer era ?intratable? y dijeron: ?Si usted la convence, pasamos a buscarla?. En la Costanera Sur, pudo averiguar este cronista, había lugares en un alojamiento para personas en situación de calle. El motivo por el que al momento de la entrevista Luciano y su mamá no estuvieran ahí puede resumirse en dos palabras: desinterés gubernamental.

LA MUERTE METIÓ LA COLA

Esta entrevista se hizo hace dos semanas. Periodista y reportero gráfico convencieron luego a Delia, Luciano y Julio de ir con el primero al antiguo Hogar España (fundado por Eva Perón y situado en el extremo sur de la Costanera Sur), destinado en la actualidad a familias en estado de calle. La existencia de este hogar no es publicitada por el Gobierno de la Ciudad ni conocida por el grueso de los periodistas, y muchísimo menos por quienes viven en la vía pública. Pero su directora, Felicitas Luisi, era una vieja conocida del periodista.

El lunes por la mañana, Salinas llevó en su auto a Delia, Luciano y Julio a conocer el Hogar España. Allí fueron recibidos cálidamente por Felicitas. El lugar ?dos hectáreas arboladas con dormitorios, amplio comedor con TV y varios talleres de aprendizaje de oficios? les encantó, y se convino que el martes por la mañana una camioneta los mudaría allí. Ese día, el cronista llamó a los teléfonos fijo y celular de Felicitas y también le envió un email para tener novedades, No pudo obtener respuesta, porque a eso de las 21 Felicitas Luisi murió, víctima de una crisis asmática, cuando se encontraba sola en su casa. Felicitas, que fue presa política y exiliada durante la última dictadura, era el alma mater no sólo del Hogar España, sino también de la ONG Arte sin Techo, dedicada al rescate de las personas que quedan literalmente en la calle. Es de esperar que su buena obra sobreviva y que pueda ser un techo para Delia, Luciano, Julio y tantos otros.

(NOTA ORIGINALMENTE PUBLICADA EN EL SEMANARIO NOTICIAS URBANAS Nº 213, DEL 05/11/09).

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