Todo estaba preparado y controlado, la estructura de apoyo de Mauricio Macri dividida con distintivos de organización, prensa y seguridad, se esforzaba para que ningún problema pudiera alterar el orden reinante. A pesar de su juventud como organización política, Compromiso para el Cambio demostró que estaba preparado para organizar un acto relativamente masivo, con algunos soportes de la vieja política, pero con caras nuevas todas ellas muy paquetas.
El faltazo de la noche lo protagonizó el gobernador santafesino, Carlos Reutemann, algo previsible pero con un arriesgado anuncio de presencia previo. Entre los que dijeron presente se encontraban el senador misionero Ramón Puerta, el gurú del City, Guillermo Stanley, Jorge Blanco Villegas, los legisladores porteños Miguel Doy y Eduardo Lorenzo Borocotó que se escaparon de sesión dejando a Oscar Moscariello y su tropa macrista en el recinto, los jugadores Raúl Cascini y Ezequiel González (concurriendo al lanzamiento del "trompa"), los peronistas Eduardo Rollano y Vicente Brusca y por supuesto, el comando propio de CpC que conduce Juan Pablo Schiavi con Raúl Carignano, Rodrigo Herrera Bravo y Gregorio Centurión, entre otros.
Los presentadores de ocasión fueron el cómico Miguel Ángel Cherruti -quizás en una codificada señal para su socio Nito Artaza- y la monísima Teté Coustarot (lo mejor de la noche), en un acto que hizo recordar, de un modo aggiornado, a la Nueva Fuerza de la década del ’70. La pantalla gigante detrás reproducía con excelente definición a quien hacía uso de la palabra. Así desfilaron once "representantes" sociales, desde renombrados profesionales hasta una mujer desocupada, pasando por una valiente militante radical (Florencia Polimeni)escindida de su partido que fue silbada y abucheada por los asistentes del Frente de Unidad Peronista, tolerantes pero con ciertos límites y con la particularidad de que apoyan a Macri en la Ciudad y a Kirchner en la nacional. Con retórica y despliegue al estilo evangelista, todos fueron dando muestras de su fe en el cambio que para ellos produciría la llegada de Macri al gobierno de la Ciudad. Como recalcara más tarde el candidato, la "independencia del esquema político nacional y el pluralismo son dos pilares de nuestro crecimiento"
Con papelitos, juego de luces y una canción pegadiza de moda, Mauricio Macri apareció en escena sin su esposa ni su familia como había imaginado la mayoría de los presentes; de cualquier manera el presidente de Boca hizo referencia al empezar su agradecimiento al "apoyo incondicional" que le dispensan, mientras ellos lo escuchaban desde las sillas.
Certero y preciso en el concepto, el empresario puso las condiciones para integrarse a Compromiso: "vocación de servicio y tienen que saber lo que hay que hacer". Luego ya de lleno en el monocorde discurso proselitista, distinguió algunos ejes: la seguridad como pilar de la libertad, el espacio público compartido, lugar "donde los pobres son los que más pierden", habló del espíritu emprendedor para generar inclusión con "los miles de empleos que esta ciudad puede generar" si se efectuaran los planes para evitar las inundaciones o limpiar el Riachuelo y por último se refirió al cuidado de las mayores adultos y de los más pequeños. "Si solucionamos el problema de ellos, los de los demás están naturalmente solucionados", afirmó como regla política.
Luego pasó a la presentación de su compañero de fórmula, Horacio Rodríguez Larreta, tal como adelantó en exclusiva este medio. Éste -que pasó con más pena que gloria por el PAMI junto a Cecilia Felgueras y el renunciado Ángel Tognetto- se refirió a su especialidad, la lucha contra el hambre y la indignidad, mientras desde la tribuna de enfrente bajaban un "trapo" de cancha con la cara de Mauricio. A esa altura ya la 22 de Villa Lugano -mezclada entre las sillas de la platea- alentaba más que las corbatas que iniciaban una pronta retirada. Envalentonado, Macri sentenció: "queremos que nos critiquen y que nos controlen". Tras ello, el acto se apagó sin descuento, puntual hasta para el pitazo final.