El diputado porteño Cristian Caram ya pidió hace un tiempo la expulsión de Fernando De la Rúa de UCR capital y ahora va por más. La estrategia de diferenciación y de crecimiento "sobre los cadáveres políticos" parece haber sido la elegida por el joven legislador radical, que ató la suerte propia y la de su sector, a la reelección de Aníbal Ibarra, tal como había anticipado este medio en una nota de marzo pasado.
Según Caram, vicepresidente primero de la Legislatura porteña, "la gente cree que los radicales somos todos lo mismo, malos y feos, pero confunden a los cinco o seis que toman las decisiones autoritariamente en nombre de todos, con los militantes o dirigentes que luchamos día a día para removerlos".
Caram, el aliado local del senador Rodolfo Terragno, tiene la misión encargada por Ibarra de juntar la mayor cantidad posible de tropa "progresista" de la UCR para presionar, desde un espacio diferenciado, sobre Elisa Carrió y otros sectores aliados a la chaqueña. Esta construcción a priori casi imposible, una por los desplantes de la propia Carrió hacia el Ibarrismo y además porque en el entorno de "Lilita" anidan los "chachistas", poniendo piedras y vallas ante cualquier aproximación del Frente Grande residual.
La propuesta de Ibarra para la UCR -que podría ser aceptada entre otros por el poderoso sector de Jesús Rodríguez- cuenta con el bombardeo permanente de algunos delarruistas como Jorge Enríquez, y con la cautela de otros sectores afines al expresidente que hoy miran para el costado. Caram expresó que "esta actitud (por la de Alfonsín) está extinguiendo al partido", en un presagio de ruptura que, curiosamente puede beneficiar los planes tanto de los ibarristas, como los de los radicales que quieren ir -aunque sea en forma testimonial- con un candidato propio.