La exquisita escritura que lo acompañó como un karma durante toda su vida, contenía en sus entrañas una elevada dosis de opio. El hombre nacido en la ciudad inglesa de Manchester en 1785, bautizado Thomas de Quincey, jamás lo negó. Es más, se definió como un opiómano. Adicción que no afectó su longevidad, ya que murió en 1859. Con la colaboración de su enemigo íntimo mortal escribió un libro titulado “La farsa de los cielos”. La frase sería perfecta para un redactor en cierre complicado, que necesitara un titular para describir los hechos que azotan el terruño político de Elisa Carrió. La interna fue rápida y se originó a los pocos días de los comicios presidenciales del 28 de octubre. Desde el Congreso de la Nación un grupo de ocho diputados se mostró en disidencia con su jefa partidaria y decidió cortarse solo para no tener que formar un bloque con quienes consideraban ajenos a su ideología y a la del ARI fundacional. De esa manera el futuro legislativo de la Coalición Cívica se complicó. Las posturas irreconciliables quedaron debidamente esgrimidas en el último Congreso partidario que se desarrolló durante el fin de semana. Es más, los rebeldes contaron entre sus filas con el apoyo de algunos congresales porteños. A pesar de que no se puso en tela de juicio el rol de Lilita como jefa de la oposición y en el momento de votar ganó la mayoría que deseaba seguir en la Coalición Cívica, los referentes del Grupo de los Ocho pronunciaron encendidos discursos en donde señalaron que ellos no tenían nada que compartir con políticos como Enrique Olivera, Patricia Bullrich y el economista Alfonso Prat Gay. También, dejaron en claro que en la Cámara de Diputados actuarán con autonomía, aunque el congreso partidario les haya prohibido que manifiesten sus futuras declaraciones públicas utilizando el paraguas del ARI. En concreto, el partido sufrió una nueva escisión que se verá traducida en la rotura del bloque de diputados. Eduardo Macaluse, Carlos Raimundi, Marta Maffei, María América González, Emilio García Méndez, Leonardo Gorbacz, Lidia Nain y Delia Bisutti cuestionaron el manejo interno de Carrió. “Se toman decisiones que competen al Congreso partidario desde afuera del Congreso y a uno no le queda más que decir públicamente que no está de acuerdo. Ya que no hay discusión interna y las cosas vienen cerradas de afuera”, afirmó Macaluse, para dejar aún más en claro su enojo por ciertas decisiones que consideró de corte autoritario y que nacieron de la propia Lilita. Ante tanta declaración altisonante, la pregunta lógica se centraba en las repercusiones que el acalorado debate tendría sobre las filas del ARI Capital. “Lo que sucede ahora en la Cámara de Diputados con el Grupo de los Ocho es algo que en la Ciudad ya se vivió el año pasado, cuando Fernando Melillo renunció a la presidencia del ARI porteño y a la titularidad del bloque legislativo por cuestionamientos similares a los actuales. Pero la situación interna fue más grave, ya que no se detuvo con la salida de Melillo. En abril de este año la propia Carrió ordenó intervenir el ARI Capital, luego de que el legislador Fernando Cantero, que había reemplazado a Melillo en la conducción de la agrupación a nivel de la Capital Federal, se negara a inscribir al ARI dentro de la Coalición Cívica (que también integran Unión por Todos y el partido Encuentro Cívico por la Igualdad y la Justicia). Pero Cantero no estaba solo, lo acompañaban en el liderazgo de la protesta los legisladores Pablo Failde y Alejandro Rabinovich, quienes atacaron con dureza a la ex radical al asegurar porque “como siempre, dentro de la fuerza, todo se decidía en el living del departamento de Carrió”. “La crisis adquirió tal magnitud, que a la fuga de diputados locales (Cantero, Failde y Rabinovich) y cuadros se sumó la necesidad de la chaqueña de nombrar como interventor partidario a un hombre absolutamente leal como es el ex integrante del Partido Intransigente (PI), Carlos López Iglesias”, describió ante NOTICIAS URBANAS a manera de cuadro de situación de lo que sucede en el lilismo de la metrópolis, un importante operador del ARI, que por obvias razones se escudó en el off the record. Según las fuentes políticas de ambos bandos consultadas por este semanario, lo que queda en el Palacio Legislativo, como bloque que responde a Carrió son dirigentes que adscriben al “lilismo más puro” y ponen como ejemplo las recientes adquisiciones de dos legisladores electos en los últimos comicios porteños, como son el caso de Diana Maffía y Sergio Abrevaya. A la bancada se agregan los nombres de Enrique Olivera, Teresita de Anchorena, Guillermo Smith y Liliana Parada, de quienes tanto disidentes como lilitos consideran leales a la jefa partidaria. Sin embargo, en los últimos días y con el aumento de intensidad en la batalla llevada a cabo por el Grupo de los Ocho, varios operadores legislativos de peso le señalaron a NOTICIAS URBANAS que “la situación de Parada ya no era tan clara”, haciendo alusión a cierto malestar de la diputada por las últimas decisiones tomadas por la chaqueña. Eso motivó ciertos rumores sobre su salida del bloque en apoyo a los rebeldes de la Cámara Baja. “En la Ciudad ya no puede haber más rupturas porque se fueron casi todos. El partido prácticamente no existe. Eso quedó demostrado en las elecciones para elegir jefe comunal, donde encontrar fiscales propios fue toda una proeza. La derechización de la que se quejan desde el Grupo de los Ocho no es nueva, ya que en la Ciudad la vivimos con antelación con la llegada de Olivera y Teresita, una decisión que Lilita jamás puso en discusión. Fue una orden. Pero nadie puede hacerse el ingenuo. La agrupación siempre se manejó desde el living de Carrió. Y además, los diputados nacionales siempre estuvieron al tanto de lo que ocurría en la Capital Federal, ya que los mantuvimos informados. A pesar de ello, en ese momento no dijeron nada. Ahora estalló el conflicto por una cuestión de poder y por ende cargos, dentro de lo que iba a ser la bancada más numerosa después de la oficialista”, expresó con cierto resentimiento un ex arista capitalino, al ser interrogado por este semanario sobre la crisis partidaria. Para un cronista desprevenido, tanta interna sobre interna, podría ser asociada con facilidad a aquellos anuncios fatalistas de la vieja Carrió, cuando anunciaba hecatombes, tornados y hasta el apocalipsis, como destinos cercanos e irremediables para el futuro de la República.
2 December, 2007 | 0:00