El director de Knack avala su conclusión con números en mano, producto de las mediciones de su consultora. A modo de balance del primer año de gestión del ex presidente de Boca, entre cuatro y cinco de cada diez porteños, aprueban la gestión porteña. "Pero, ojo, esto no significa que haya alcanzado a concretar su promesa de eficiencia, que fue una de sus banderas. Significa que le siguen extendiendo el crédito y que, aunque no estén del todo satisfechos, tienen esperanzas de que hará lo que prometió".
Adrogué es sociólogo de la Universidad de Buenos Aires y tiene un máster en la Universidad de Connecticut. En la actualidad, es profesor en la Universidad de San Andrés y en FLACSO.
"Los porteños no votan sólo un intendente, por eso digo que la estrategia del buen intendente tiene sus limitaciones. Además de ocuparse de las plazas y las calles, a Macri también lo votaron para que ejerza de opositor. Y cada vez que no lo hace baja en las encuestas".
-¿Se desdibujó como opositor principal, en el plano nacional?
-Sí, porque ha estado ausente de los grandes conflictos nacionales que tuvo el país este año, básicamente con el tema del campo. La gente percibe que Macri le quitó el cuerpo a la política nacional. Y esa ausencia tiene un costo político importante.
-¿Cobos le quitó el lugar a Macri?
-No. Pero hoy por hoy, según nuestros números, tiene una imagen positiva más alta que Macri a nivel nacional. Pero todavía no ha convertido esa imagen en votos. El 2008 fue el año en que la gente perdió la confianza en el kirchnerismo. Y lo que hay, en la oposición, es confianza por construir. Es decir, la pérdida de confianza del oficialismo se da paralelamente en un escenario vacío. En el que no hay una confianza alternativa construida.
-¿Cuándo Cristina empezó a perder confianza?
-Básicamente, con el Indec y la defensa cerrada que hizo la Presidenta. Ése fue un quiebre peor que el conflicto con el campo, y se expandió como un cáncer por todo el tejido social. Todos los gobiernos pueden inflar un poco sus datos positivos, pero las cifras del organismo medidor de la inflación empezaron a ser tan despegadas de la realidad, que se convirtieron en un búmeran para el Gobierno. La gente registró que nació un kirchnerismo negador en 2008. Y el daño fue muy grande.
-Ahora, si Gabriela Michetti va de candidata en 2009 abandonando el lugar de vicejefa para el cual fue votada, ¿no empujaría eso también a una pérdida de la confianza?
-No. No advierto que eso esté sucediendo. Por el contrario, Michetti compensa con su figura, de claro corte nacional, la estrategia del buen intendente de Macri. Entiendo que si ella fuera candidata el año que viene, se lanzaría en clave nacional. También se la ve como parte de la nueva política.
-Hablando de eso, ¿qué quedó del que se vayan todos?
-A mi juicio, ésa fue una consigna mal interpretada por los medios. Cuando la gente pedía que se fueran todos, en realidad, lo que estaba pidiendo no era un recambio de caras o nombres, sino de oxigenación de la política. De prácticas, más que de rostros. Macri, en su oferta, puso algunas caras nuevas junto a muchas otras viejas. Y funcionó.
-Es decir que si Michetti fuera de candidata para usted sería una buena jugada.
-Sí, porque va en el sentido de la promesa macrista de renovación de la política. Otro eslogan que era brillante, en este sentido, era el de Cristina en 2007: ?Sabemos lo que hace falta y cómo hacerlo?. El problema fue que ese cambio nunca llegó. Y tampoco demostró que sabía hacerlo.
-¿Por qué los porteños nunca fueron pro K?
-Porque nunca hubo estrictamente un kirchnerismo urbano. Mucho menos porteño. Y este kirchnerismo que se negaba a ver la realidad, distorsionando la inflación, generó un nuevo razonamiento: ?si me mienten en esto de un modo tan grosero, ¿en qué otras cosas más me estarán mintiendo??
-¿Cómo son las encuestas que manejan sobre Cristina?
-A la inversa de lo que ocurría hace un par de años con el kirchnersimo. Si en 2005, la relación de confianza versus desconfianza era de 70 contra 20 por ciento, hoy es exactamente al revés: sólo un 20 por ciento de la gente confía. La gente, sobre todo en los centros urbanos, como Buenos Aires, también ve en el oficialismo un sesgo paranoide que los aleja. A los porteños les gusta más el estilo del consenso, el centro, el equilibrio.
-Santiago Kovadloff suele decir que hay un enamoramiento de la clase media argentina con el centro.
-Sí? Está claro que los porteños nunca fueron propensos a los liderazgos caudillescos.
-Un pronóstico político para el año que viene, ¿se anima?
-Va a estar influido muy fuertemente por el clima electoral. Y por la posibilidad ?o no- de que el peronismo disidente, encabezado por Felipe Solá, por ejemplo, pueda construirse como un polo opositor. Solá tiene un liderazgo de opinión importante, que debería poder traducirse en estructura: intedendencias, concejales, bancas. La disputa tiene que llevarse a ese terreno, también.
-¿Descarta que Cristina reconstruya la confianza perdida?
-En política nunca se puede descartar nada. El problema es que el kirchnerismo no perdió sólo la confianza sino también la brújula. No se da cuenta cuál es el nudo de su problema con la sociedad. Difícil que pueda resolverlo, entonces. Pero, cuidado: un liderazgo de opinión, como el de Solá, también puede perder la confianza y dilapidar el capital político que tiene.
-¿Qué hace falta para ganar la confianza?
-Una hermosa pregunta? Yo creo que varias cosas: por un lado, volver a construir una promesa verosímil, creíble, que incluya un horizonte común. Hay una necesidad de avanzar sobre la pobreza y lograr una mayor equidad social, entre todos. Un proyecto que logre recomponer la prosperidad perdida, recomponga la economía y logre una eficiencia a nivel nacional, que el kirchnerismo nunca cumplió.
-¿Cómo ve el escenario electoral el año que viene?
-Falta mucho todavía, pero cabe esperar una muy buena elección de Michetti, si es candidata. Aunque habría que ver qué va a hacer Carrió, si lo pone a (Alfonso) Prat Gay o no. Por ahora, está todo muy incierto.
(PUBLICADO ORIGINALMENTE EN EL SEMANARIO NOTICIAS URBANAS Nº 167, DEL 18/12/08)