Tal como se preveía en las altas esferas políticas y más allá de la duda que supo mantener hasta último momento el jefe de Gobierno, finalmente trascendió que las elecciones 2009 para diputados porteños irán desdobladas respecto de las generales, y que la fecha elegida -en principio- sería el 29 de junio.
Esta era una definición clave que faltaba para que los diversos espacios políticos fueran delineando alguna estrategia. Es obvio: no es lo mismo llamar a elecciones de manera conjunta, donde la nacional arrastra a la local, que este nuevo escenario, que genera más certeza en los competidores y los enfrenta al desafío de desarrollar desde ahora la tarea legislativa y ejecutiva a la luz de esa decisión.
En otras palabras: tal como se están encadenando las cosas, un ex funcionario de la gestión Telerman decía hace poco que no es lo mismo votar el presupuesto en un escenario favorable "que si nos mandan a Siberia en una elección conjunta". Con otras variantes, y no de forma tan tajante, otras fuerzas políticas supeditan la aprobación del mismo a decisiones que tienen que ver con el 2009. Los "paquetes de fin de año" se cierran con múltiples moños, según las prioridades que pueden consensuar las fuerzas en pugna.
Es cierto que una elección desdoblada favorece claramente a Gabriela Michetti si fuera la candidata del PRO -como todo parece indicar- y al Pelado Jorge Telerman, que como marcan las encuestas hoy serían las dos fuerzas más votadas y se llevarían (entre ambos) casi el 60 por ciento de los votos, algo por debajo de esa cifra ahora, pero los dos proyectados en ascenso.
La opción del Gobierno de la Ciudad por mantener la supremacía legislativa en función de optimizar una gestión que sufrió más sobresaltos de lo pensado, es lo que pone a Michetti en primera fila. Macri es consciente que necesita de su espada más preciada para garantizar un triunfo del que nadie duda pero que debe ser amplio para no perder la iniciativa y el centro del ring. De confirmarse esta situación, Michetti quedaría como jefa efectiva de la Legislatura en la que tiene excelentes amigos y contactos tanto en su bloque como en la oposición.
El panorama en el campamento de Telerman es diferente, producto del oportuno movimiento del ex Presidente Kirchner y sus fieles pingüinos, que decidieron hacer entrar al Pelado en un espacio que aún resta definirse. Junto al ex jefe de Gobierno conviven su fiel escudero, Alejandro Rabinovich (necesita reelegir), Víctor Santa María y Juan Manuel Olmos (otro que necesita reelección), dos imprescindibles que aportan la estructura del PJ de la Ciudad y la muñeca exquisita del legislador porteño. Hasta dónde influirá Kirchner en la lista no está claro, seguro que pondrá más el acento en las nacionales que en las locales, lo que dejaría al Pelado el margen de independencia que reclama. No quiere ser el candidato K.
Y con esos números el problema se traslada al llamado progresismo, que debería repartir con el socialismo, la izquierda dura y la Coalición Cívica el resto de la torta electoral. Si bien Aníbal Ibarra es el único en la Legislatura que está en condiciones de sumar todo lo que gane ya que su espacio no cede bancas, las mediciones le auguraban un mejor desempeño en una elección conjunta, y para las locales, a su hermana Vilma los números no le sonríen. Diálogo por Buenos Aires, su agrupación, deberá mover alguna ficha para aprovechar la coyuntura: con lo que tiene, no alcanza.
El socialismo -que alguna vez se planteó abordar la elección junto a Telerman, con quien compartió el gobierno comunal-, tendría algunos inconvenientes. La línea que lidera Rubén Giustiniani a nivel nacional, que es la mayoritaria y a la que adhiere el jefe porteño Roy Cortina, no es bien vista en Olivos, donde podría residir una buena parte del poder de fuego del afrancesado.
Un caso parecido se le plantea a Raúl Fernández y a su Encuentro Progresista, que venía incluido en el esquema del Pelado, pero los ruidos de antaño con los K y su clásica tendencia hacia el radicalismo podrían hacerlo variar de rumbo, aunque de concretarse el acuerdo de la UCR con la Coalición Cívica, no sólo faltarían lugares sino que la apuesta con la blonda chaqueña adentro, aunque gane votos perdería atractivo para ese espacio.
La Coalición Cívica en estado puro: según quienes dicen saber leer la mente de Lilita Carrió, el actual diputado Adrián Pérez es el hombre predestinado para asumir el legado de "la Gorda" en la Capital. Los cortocircuitos con Enrique Olivera debilitaron la relación más allá del grado de conocimiento que tiene un ex jefe de Gobierno y un diputado de apenas treinta y algo de años. En cualquiera de las opciones, la CC no lograría trepar más de quince puntos, si Lilita apuntalara a su fuerza desde la TV, como lo hace en todas las campañas.
Un último párrafo para las Comunas, que sufrirían una nueva postergación, consecuencia de infinitos debates que jamás alcanzan los 40 votos necesarios. Se hablará de que la política no puede ser sólo para los ricos, que los puestos rentados aumentarán, que sólo descentralizarán la burocracia, que los punteros volverán a renacer y que Macri no quiere ceder poder, todo previsible.
Electoralmente, el PRO puede perder una excelente oportunidad de disputarlas, ya que, se supone, irán enganchadas (las comunas) de la elección local, donde se interpreta que la gente no le dará la espalda al oficialismo sino más bien todo lo contrario.
Hagan juego señores, vamos a Junio.