Esta semana, tres comisiones del Senado comenzaron a discutir sobre medicamentos, publicidad, y venta de remedios en farmacias y otros locales. El principal disertante fue Carlos Javier Regazzoni, ex viceministro de Desarrollo Social de PRO, quien en su carácter de Doctor en Medicina y hombre de consulta regional enfatizó: "Tanto la publicidad de medicamentos dirigida a pacientes como la venta o no de medicamentos en locales que no sean farmacias, son temas que tienen que ver con la autonomía de los pacientes. Vale decir, la pregunta de fondo es si los pacientes (personas sin entrenamiento médico), están capacitados para recibir información sobre medicamentos y a decidir por su cuenta cuanto y en qué forma tomarlos o no. En EE.UU, mueren 400 personas cada dos días por errores de medicación que ocurren en el hospital. Esto puede dar una idea del riesgo de poner en la sociedad un acceso libre a determinadas drogas".
Ante la pregunta de varios senadores, Regazzoni explicó que está claramente demostrado que la publicidad de medicamentos dirigida a pacientes aumenta la venta del remedio en cuestión, la demanda al médico por parte de los pacientes, y la propensión del facultativo a recetarlo. Es decir que, como maniobra de marketing, sirve. "Así las cosas, el problema es que los motivos para este aumento en el uso de una droga determinada serían diferentes de la indicación estrictamente médica y se prestan a manipulación comercial, pero con un elemento riesgoso para la vida y costoso para el sistema de salud".
Y agregó que, respecto de la venta de remedios en locales diferentes de las farmacias, en principio la práctica favorecería la automedicación. "Esto es así, aunque aumenta la accesibilidad de la población a medicaciones comunes y de fácil uso. Además varios estudios muestran que la mayor automedicación se da a través de farmacias, con consejo del farmacéutico o el idóneo en farmacia".