Incertidumbre en el peronismo porteño frente a la interna

Incertidumbre en el peronismo porteño frente a la interna

El peronismo de la Ciudad es un hervidero. La mayoría del kirchnerismo se inclina por recuperar el Partido Justicialista para Alberto Fernández. Cristian Ritondo, quien no lo va enfrentar en las urnas, sin embargo, critica la metodología. El 2005 se acerca y los nervios se encrispan. Así está el peronismo porteño hoy


Parecería que solamente desde pequeños grupos o algunas organizaciones sindicales (en la que seguro no figurarán los municipales de SUTECBA), se podría montar la resistencia a la autopista política que están diseñando desde distintos sectores del peronismo, para que el jefe de Gabinete de Ministros, Alberto Fernández, acceda a la presidencia del peronismo porteño.

La fecha de la compulsa, a pesar de no estar confirmada, podría ser alrededor de fines de noviembre por los aprestos que son más que notorios. Varios encuentros realizados en la última semana permitieron a Claudio Ferreño y a Héctor Capaccioli ir delineando un acuerdo que, al decir de ambos "será tan amplio como los compañeros quieran". La tercera pata de este armado es la que comanda el titular del SUTERH, Víctor Santa María.

Desde ya -y tal como anticipara hace dos meses esta agencia- los primeros esfuerzos del albertismo fueron para garantizarse "cerrar" el apoyo de Daniel Scioli, el actual vicepresidente, que parece haber cruzado en sentido contrario las aguas del Jordán para los principales referentes K del esquema porteño. El único escollo a superar aquí radicaría en qué lugar se lo coloca a Scioli, ya que en un segundo plano, el ex secretario de Turismo no es taquillero y el papel estelar ya tiene dueño.

Tanto Alberto Pérez como Roberto Ravale confirmaron a NOTICIAS URBANAS haber participado por el sciolismo en los encuentros realizados en el Sindicato de Encargados de Edificios y en la Corporación Antiguo Puerto Madero, en donde confluyen como directores Juan Manuel Olmos, principal espada política del SUTERH y José "Pepe" Scioli, hermano del ex motonauta.

En los ánimos del tomismo no está el enfrentamiento al tren bala que se está conformando por orden imperativa del presidente de la Nación, Néstor Kirchner. El diputado nacional Cristian Ritondo, quizás el más representativo de los referentes del sector, suele comentar que "si les ganamos nos intervienen y si perdemos resultará que vamos a legitimar una propuesta que es igual a la época del menemismo, dirigida a control remoto desde la Casa Rosada y sin propuestas para la Ciudad".

"Lo que se necesita es recuperar al peronismo de las viejas prácticas en las que, tras los procesos internos, se queda el que gana y va por afuera el que pierde", dijo Ritondo al justificar el sistema D’Hont para los comicios. Para finalizar agregó que acompañará todas las propuestas "sensatas" como volver a reafiliar y empezar a "construir una nueva etapa" privilegiando los cuadros por sobre los punteros.

Una de las cuestiones centrales por las que Kirchner se definió por normalizar el distrito y ganarlo "sí o sí", radica en los cuarenta congresales nacionales que espera capturar luego de la la reforma de una Carta Orgánica que disminuiría sensiblemente su consejo metroplitano y daría amplias facultades al Congreso, aunque esto, si bien está en estudio, es prematuro asegurarlo. Además existen antecedentes judiciales que acercan un manto de duda sobre la validez del mandato de los congresales nacionales durante las intervenciones.

La idea del Gobierno, de la que no es ajeno el sector del duhaldista porteño Jorge Argüello, sería la de conformar un frente de partidos que aglutine a la fuerza de Rafael Bielsa (GESTA), el Partido de la Victoria, que justamente comanda Alberto Fernández, el partido Revolucionario Democrático (PRD) que liderara Miguel Bonasso en la última elección, además, obviamente, del Justicialismo normalizado.

"Tenemos la intención de armar algo bien amplio, frentista y con fuerte contenido transformador, está en todos nosotros volver a poner todos los patitos en fila para lograrlo", definen por separado tanto Ferreño y Capaccioli, graficando la idea de combatir la dispersión que existió hasta este momento. Ellos dos, y especialmente el fuerte peso del SUTERH de Víctor Santa María en la Capital, son los garantes armadores del kirchnerismo porteño.

Si bien el interventor Ramón Ruiz no hace gala de apuro, éste le llegará más temprano que tarde; la única incógnita es quién se le parará enfrente al armado oficialista. Algunos suponen que serán las 62 Organizaciones, otros piensan en el veterano dirigente Juan José Minichilo, mientras que lo más probable hoy es que con el apoyo de Omar Viviani (taxistas) y Daniel Amoroso (Jugos de Azar) se conforme un polo opositor en caso de que no exista voluntad de acuerdo. Algunas voces ya se alzan en este sentido: son las que no están de acuerdo con la política que definen como de "saludo 1, saludo 2"

El riesgo que conlleva no tener todos "los piolines atados" en este tipo de eleciones en el peronismo, es que el grado habitual de disconformismo ronda el 20 por ciento y se acerca al porcentual necesario para obtener la minoría. Esto podría derivar en una nueva enmienda del reglamento para subir el piso del 25 al 30 por ciento de los votos positivos.

El juego está en abierta relación con la estrategia nacional del Presidente y con el desvelo que para él representa este distrito, quizás el único grande que pueda ganar si acierta en la propuesta.

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