La lucha por la identidad está más viva que nunca

La lucha por la identidad está más viva que nunca


Lejos han quedado en el recuerdo los tiempos en que la sociedad argentina las trataba de locas, dando la espalda a su reclamo desesperado; tiempos en que los dictadores, represores y apropiadores gozaban de extrema impunidad. A 35 años de la fundación de Abuelas de Plaza de Mayo y a 36 del último golpe de Estado cívico-militar, la democracia parece haberse consolidado y la lucha de los organismos de derechos humanos logró la visibilidad que merecía, con un presente en el que la búsqueda de justicia por delitos de lesa humanidad ocupa la agenda pública y el reclamo por los cientos de nietos apropiados por el terrorismo de Estado es parte de un gran sector de la sociedad.

Más de tres décadas llevó el florecimiento de un trabajo que en sus inicios los familiares de detenidos desaparecidos hicieron en soledad, pero hoy pueden verse los logros de un trabajo colectivo que contribuye a la reconstrucción del Estado de derecho.

Sobran ejemplos para constatar los frutos y el crecimiento sostenido de las Abuelas de Plaza de Mayo en estos 35 años de lucha: el principal, los 105 casos de nietos restituidos de la mentira. Pero, en este camino de marchas y contramarchas en la búsqueda de los hijos de sus hijos, las Abuelas además de construir los mecanismos para hallar a sus nietos, han edificado una cultura de respeto a los derechos humanos y el derecho a la identidad, al punto de constituirse en referentes de esta materia en Argentina y el mundo. Sólo alcanza con recordar el premio que les otorgó la Unesco en 2011, como un ejemplo ético de lucha contra la impunidad y a favor de la construcción de
valores democráticos.

Luego de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final en 2003, Abuelas de Plaza de Mayo ha sido impulsora de gran parte de las “megacausas” de juicios de lesa humanidad, en las que se investigó el destino de mujeres embarazadas detenidas desaparecidas. La institución fortaleció sus equipos jurídicos, no sólo en Capital Federal, sino también en las filiales del resto del país, donde también se están llevando adelante procesos judiciales por estos crímenes. Uno de los logros emblemáticos en esta materia ha sido el juicio por Plan Sistemático de Apropiación de Menores, cuya sentencia se conoció el 5 de julio, dejando probada la existencia de un procedimiento coordinado por parte del aparato represivo para el robo, la retención y el ocultamiento de los hijos de de detenidos desaparecidos. Otras condenas emblemáticas que llevaron adelante las Abuelas y conmovieron al mundo son las que probaron el funcionamiento de los centros clandestinos de detención Esma, ABO, Orletti y Campo de Mayo, entre otros, por donde pasaron mujeres embarazadas y nacieron niños que luego fueron apropiados.

Hoy se conoce la identidad de 105 casos de niños y niñas que fueron apropiados, pero aún falta restituir el origen a casi 400 que continúan viviendo con su identidad falseada. Por eso las Abuelas no bajan la guardia ni el ingenio. En los últimos diez años fortalecieron a sus filiales de Rosario, Mar del Plata, La Plata y Córdoba incorporando nietos y colaboradores que replican la búsqueda de los “desaparecidos con vida” en las provincias argentinas. Lo mismo ha ocurrido con la constitución de la Red Nacional por el Derecho a la Identidad que, con la ayuda solidaria de compañeros de ciudades de todo el país, difunde la búsqueda de las Abuelas para que los que aún no se animan a averiguar sobre su origen, y los que saben del paradero de algún nieto, se acerquen a la institución.

Las Abuelas siguen desarrollando estrategias y tejiendo lazos para encontrar a sus nietos. Ellas han sabido reinventarse frente a cada nuevo escenario político y familiar. Muestra de ello son iniciativas como Teatro por la Identidad, Música por la Identidad, Deporte por la Identidad que ya cumplieron más de diez años. En estos últimos tiempos, en los que los derechos humanos se han vuelto una política de Estado, también supieron articular su trabajo con organizaciones sociales e instituciones públicas, haciendo docencia para que nunca más se repita el delito de apropiación: materiales didácticos para trabajar sobre la última dictadura y el derechos a la identidad se editaron junto al ministerio de Educación de la Nación y recientemente se han estrechado los vínculos con el ministerio de Ciencia y Tecnología, quien les cedió un espacio en Tecnópolis para contar cómo la ciencia ayuda a las Abuelas a encontrar a sus nietos.

Gran parte de la sociedad ha comprendido que la búsqueda de los nietos no es un tema del pasado, son hombres y mujeres –muchos de ellos ya padres– que viven esclavos de la mentira. Por eso, estrellas del deporte como la Brujita Verón o los atletas olímpicos argentinos, se suman al reclamo e invitan a aquellos que en algún rincón de su ser saben que pueden ser hijos de desaparecidos, a que despejen la incertidumbre. Las Abuelas, que cuando iniciaron esta lucha tenían la edad que hoy tendrían sus hijos e hijas desaparecidas, en la actualidad han incorporado a sus nietos y nietas, quienes en muchos casos superaron la edad que tenían sus padres al momento de ser
secuestrados. La presencia de los nietos en la institución es un orgullo y un alivio para las Abuelas, quienes saben que cada día que pasa se hace más necesario el relevo.

Ellos, junto a la sociedad que ha comprendido que la apropiación de los nietos es un delito que se continúa cometiendo en el presente y atañe a la identidad de todo el pueblo argentino, garantizarán la restitución de los cientos de hombres y mujeres que aún falta encontrar y la búsqueda de justicia que aún queda por conseguir.

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