De acá a fin de año, vamos a tener una orgía monetaria. A fines de 2012, para financiar al gobierno, la base monetaria se expandirá a una tasa de 40% y, en un año electoral como 2013, va a superar ese porcentaje.
El problema va a ser cuando la gente empiece a huir de una moneda que pierde rápidamente valor. El mayor riesgo cambiario se daría en el primer trimestre de 2013, cuando esos pesos emitidos dejen de ser demandados para los gastos vacacionales y vuelvan al sistema financiero.
Esto ya lo vivimos. Otros esquemas de controles de cambio, como el Plan Primavera, habían hecho crisis en el primer trimestre.
Este es el control de cambios más feroz que he conocido en mi vida, ejercido con una enorme virulencia. El clima de coerción es extremo.
En el corto plazo, auguro una situación crítica en materia de inflación y de provisión de energía. Mientras que en el mediano plazo me preocupan principalmente el nivel de empleo, de inversión y la caída de la calidad de la producción.
Desempleo
El empleo ya empezó a caer y se viene un problema muy grave en ese sentido. En parte lo atribuyo a la falta de inversión. Vamos a vivir un colapso en la inversión y el empleo depende de ella. En cuanto a la menor calidad de la producción, está directamente relacionada con la barrera a las importaciones.
En marzo de 2001 pagábamos dos sistemas previsionales (de reparto y de capitalización) pero cuando hacíamos proyecciones a 10 años nos daba que el superávit fiscal iba a ser inmenso. La soja estaba a 140 dólares en ese momento.
Todo ese esfuerzo, hecho a lo largo de tantos años, este gobierno lo tomó y se lo gastó en la estatización del sistema previsional y los gastos de la ANSES.