Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que en la Ciudad hay dos historias: la de Cristina Fernández de Kirchner, con vértice nacional, y la de Mauricio Macri, con tono local. Ambos partieron casi por mitades los padrones de votantes, logrando triunfos que dejan poca tela para el análisis y mucho menos aire para los opositores. Las elecciones 2011 –todavía falta lo que puede llegar a ser un resultado histórico en la vida democrática argentina– se caracterizaron por sacar de la cancha y jubilar en la Ciudad a exjefes de Gobierno como Jorge Telerman y Aníbal Ibarra, y en la Nación, a expresidentes como Eduardo Duhalde, a “hijos de” como Ricardo Alfonsín y a “hermanos de” como Alberto Rodríguez Saá.
Pero las dos historias son muy diferentes en esta Ciudad tan particular a la hora de acudir a las urnas. Más allá del muy buen resultado que sacó la Presidenta en la Capital Federal, superando a supuestos expertos de su espacio en captar a sectores medios, la realidad es que estuvo casi veinte puntos debajo de su promedio nacional. Teniendo en cuenta que aquí pueden votar casi dos millones y medio de personas, este es un distrito muy importante en la tendencia de la Nación.
Por eso, todos viven con un poquito de tedio el proceso eleccionario aburridísimo que se viene, por la falta de incógnitas que el mismo conlleva.
Pero como el tedio no es la característica de los actores políticos porteños, aquí siempre se juega algo. Con los números puestos también. Y vamos a analizar qué es lo que se está disputando por estos días en dos cuarteles vencedores del distrito, los únicos con buena proyección entre el río y la General Paz. ¿Acordarán o no? ¿Volverá la guerra? Así se preparan.
Rincón Amarillo
Mauricio Macri sabe que todos los votos que obtuvo son propios, que no le debe nada a nadie. Eso, por un lado, lo enorgullece y tranquiliza y, por otro, le marca el límite de la construcción hecha hasta ahora. Nadie le aportó nada en términos electorales, algo no tan terrible para pulsear en “su terreno” pero definitivamente escaso para una aventura nacional como la que se avecina.
En su entorno, definen así la nueva realidad: “Hoy en PRO hay dos tipos de dirigentes, los influyentes en las decisiones de Mauricio, que son muy pocos, como siempre Nicolás Caputo, un ascendente Marcos Peña, otra ascendente María Eugenia Vidal, Durán Barba algo golpeado, luego de su ataque de fama, y, de a ratos, José Torello. Luego están los que cumplen esas decisiones del jefe que siguen siendo encabezados por Horacio Rodríguez Larreta, un fighter histórico ubicado por estos días en la cima de la gestión pero más lejos de la llama del poder. Los peromacristas alternan buenas y malas, crisis y oportunidades, siendo Cristian Ritondo quien pasa hoy por su mejor momento desde que ingresó a las filas del ingeniero. Podrá no ser el vicepresidente de la Legislatura pero eso le costará a Macri contrariar a medio gabinete y a casi todo el bloque propio en Perú 130, aunque en el mundo Macri todo es posible. Diego Santilli (hoy potenciado por el ingreso de Edgardo Cenzón a su ministerio) y Álvaro González (rumbo al de Gobierno) son los otros dos gladiadores peronistas con que se mueve el esquema. Los ingresos de Emilio Monzó (de buena articulación con el PJ) y Andrés Ibarra al gabinete obedecen a distintas prioridades, pero serán los únicos beneficiarios de la nueva Ley de Ministerios. Daniel Angelici tiene Boca y pide todo.
Rincón Azul y Blanco
El nuevo mandamás del distrito es el futuro vicepresidente, Amado Boudou, quien debe cumplir todavía con la formalidad del 23 de octubre. En la Ciudad igual nadie espera ese momento y ya todo se arma a su alrededor, más allá de las ya antiguas adhesiones a otros referentes, como Filmus o Tomada. Los “buduses” puros, encabezados por Juan Zabaleta, Fernando Gril y Miguel Cuberos, tienen en un primer anillo a las 62 Organizaciones que lideran Alejandro Amor y Claudio Palmeyro, al renovado Eduardo Valdés, la pujante Sandra Bergenfeld, el joven Martin Olmos y los aliados históricos Roberto Feletti y Abel Fatala como “ala progresista” del espacio. Juampi Schiavi es la pata peronista desde el eje de De Vido.
Dos factores de poder se mueven en paralelo a este eje. Uno es La Cámpora, con Juan Cabandié a la cabeza, que liderará el bloque legislativo, y Andrés “el Cuervo” Larroque, quien debuta electoralmente desde la Ciudad. Y otro es el PJ Capital con su actual presidente, Juan Manuel Olmos (en tránsito hacia la Justicia), y dos gremialistas históricos como Víctor Santa María y Andrés Rodríguez. Otras referencias como el Cabildo Abierto se sumaron ya al tren que zarpa, aunque en vagones algo rezagados.
Mientras esto se consolida, Carlos Zannini teje algunas candidaturas con esa lapicera interminable que usa con mayor frecuencia. Quizás con el apoyo de Boudou o solo hasta su llegada. El futuro lo dirá.