El Plan Regulador de 1962 de la ciudad de Buenos Aires ya proponía el soterramiento del Sarmiento y el traslado de la estación Once a Caballito. Aquella previsión se anticipaba al gran desarrollo urbano, a facilitar la conectividad de vastas áreas de la ciudad y al crecimiento de la congestión que lleva a que hoy las barreras, no sólo del Sarmiento sino de todo el sistema ferroviario, puedan permanecer bajas en hora pico por largo tiempo agregando congestión, horas perdidas, polución ambiental y malhumor de los ciudadanos.
Hay una frase que dice que: “si se puede evitar, no es un accidente” y pareciera, la justicia deberá determinarlo, que podemos estar ante esa situación.
Resulta evidente que no pueden postergarse por mas tiempo la ejecución de obras de infraestructura que eliminen los pasos a nivel en áreas urbanas de alta densidad (Buenos Aires tiene 103 cruces y toda la Región Metropolitana alrededor de 600) por soterramiento o elevados según lo permita la trama urbana, que se realicen mejoras en la señalización, que se lleve adelante una profunda campaña de educación vial que todos debamos cumplir y profundizar los mecanismos de control.
En paralelo resulta claro que deberá estudiarse en profundidad el sistema del autotransporte de pasajeros con su método de tiempos de recorrido, descanso de conductores y avanzar con el entrenamiento profesional y la recapacitación de aquellos que no cumplan estrictamente las normas.
En ese sentido debe mencionarse que el Gobierno de la Ciudad les retuvo en un año 1271 registros de los cuales 1159 fueron por cruzar en colorado y 108 por violar la velocidad máxima.
Es esencial que todos los actores involucrados con el transporte, el tránsito, la seguridad vial y los organismos de control trabajen coordinadamente para que sucesos como el ocurrido no puedan reiterarse.
* Director del Ente Regulador de la Ciudad de Buenos Aires