La construcción de la oposición porteña

La construcción de la oposición porteña

"El gobierno de Mauricio Macri tiene el suficiente caudal político para esperar con qué esquema de oposición se va a manejar. Y ver qué hacen los demás o qué pueden hacer. Tras la excelente elección no carga con la necesidad de pergeñar acuerdos raros. La sobrecarga electoral que tuvo este año, y lo que falta todavía, fue generando escenarios a medida que se iban sucediendo los comicios para llegar al final, el 23 de octubre. Pero las primarias despejaron todas las dudas y se supone que sin sorpresas, algo que nadie espera; el liderazgo nacional lo continuará ejerciendo la actual presidenta y será desde su figura donde se orquestará la política a desarrollar en este distrito tan particular como es la Ciudad Autónoma de Buenos Aires".


El gobierno de Mauricio Macri tiene el suficiente caudal político para esperar con qué esquema de oposición se va a manejar. Y ver qué hacen los demás o qué pueden hacer. Tras la excelente elección no carga con la necesidad de pergeñar acuerdos raros. La sobrecarga electoral que tuvo este año, y lo que falta todavía, fue generando escenarios a medida que se iban sucediendo los comicios para llegar al final, el 23 de octubre. Pero las primarias despejaron todas las dudas y se supone que sin sorpresas, algo que nadie espera; el liderazgo nacional lo continuará ejerciendo la actual presidenta y será desde su figura donde se orquestará la política a desarrollar en este distrito tan particular como es la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los medios de comunicación son especialistas a la hora de criticar y mostrar las falencias de quienes no comparten el pensamiento K en este país. Es más: los “periodistas opositores” hasta hicieron tronar el escarmiento en sus programas luego de la pobrísima performance de las propuestas opositoras. Sin embargo, y a pesar de estar la mayoría de ellos sobre suelo porteño, poco se dice del fenómeno opositor en la Ciudad de Buenos Aires, peculiar y apasionante.

Después de los rotundos fracasos de Pino Solanas y Elisa Carrió, en diferentes elecciones, y por nombrar sólo a dos referentes que tenían una respetable presencia parlamentaria local, la oposición sufrió una descompensación que iremos analizando en estas líneas. A ello hay que sumarle la posición del nuevo viejo Frente para la Victoria, del que no está definido aún a ciencia cierta de qué modo se presentará en sociedad en diciembre y cómo actuarán sus partes antes del recambio de diputados.

Los primeros dos casos son parecidos, si bien Proyecto Sur es una fuerza más nueva que la que lideró con diferentes nombres y hombres Lilita Carrió, las dos están en claro declive. Proyecto Sur quedó sin proyecto ni referente nacional ante el cual referenciarse tras la bajada de Solanas, mientras que la Coalición Cívica parece haber quedado herida de muerte en las últimas elecciones primarias. La novedad y la paradoja es que los “pinos” tienen en esta formación legislativa nueve representantes y los de la CC ascienden a seis; en total quince votos sobre sesenta para hacer pesar en los acuerdos que se realicen hasta el recambio.
Estamos hablando nada más ni nada menos de las propuestas que más le interesan al Ejecutivo, como el aumento del ABL, el Presupuesto 2012 y los dos temas de IRSA (Caballito y Santa María), a los que se les sumará, a pesar de lo que digan en público, las designaciones en algunas instituciones como las del Consejo de la Magistratura, la Auditoría de la Ciudad, el Consejo del Plan Urbano Ambiental, el de Niñas, Niños y Adolescentes, el Banco Ciudad y, si fuera necesario, las corporaciones, AUSA y todos aquellos lugares que están a tiro de decreto y no necesitan del paso por la Legislatura.

El kirchnerismo en su versión más pura tiene siete votos, pero si uno toma como aliados actuales a quienes acompañaron la candidatura de Daniel Filmus, o sea, el bloque ibarrista y Nuevo Encuentro, el número asciende a doce. Este mismo esquema, tras el 10 de diciembre, ascenderá a quince, y allí radica el actual desafío de la unidad de este espacio. Quien conduce este proceso de amalgamación es el líder de La Cámpora, Juan Cabandié, quien duplicó en votos a sus socios electorales en junio.

La cantidad de legisladores no siempre refleja el poderío político de la fuerza en la Ciudad. A pesar de tener menos legisladores que Proyecto Sur, el kirchnerismo –muchas veces empujado desde el escenario nacional– siempre fue el enemigo de más fuste para Mauricio Macri, a quien tienen acorralado desde hace un tiempo desde la política, la Justicia y el apoyo económico. Nada de eso, sin embargo, impidió el triunfo contundente del Jefe de Gobierno.

Todo parecería indicar que, con soporte nacional, el kirchnerismo y sus aliados finalmente serán quienes conduzcan la oposición en el próximo período, y eso debería verse reflejado en las autoridades de la Legislatura y sus comisiones. Un interbloque parece ser la figura más adecuada para una situación que fue algo tirante desde el comienzo de la negociación. El acercamiento al PRO de la Coalición es bastante notorio por estos días, y eso tiene que ver con el fracaso de Lilita. Aunque buscarán un equilibrio, pretenderán mantener una posición independiente pero a su vez tener el apoyo del oficialismo para algunas iniciativas. Proyecto Sur se irá de nueve a once bancas, pero su problema no es el número sino el horizonte político nacional y la cohesión interna.

En pocas palabras, los dos se necesitan y han recompuesto un poco las relaciones en los últimos tiempos; ambos se reconocen como opositores del otro y se han elegido para la confrontación. Sólo mucha torpeza de ambos lados alterará el escenario de una fuerte oposición K –en la que Amado Boudou será el gran jugador– al submarino amarillo de Mauricio Macri.

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