Hacer política

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"El gobierno nacional viene dando muestras de una capacidad de seguir gestionando"


Finalizada la jornada del 28-J en los bunker de la oposición –sedes partidarias, emisoras radiales, canales de televisión, diarios, sociedades rurales, mesas de enlace, etc., etc.– brindaban con champagne ante lo que consideraron el comienzo del fin del gobierno. Lo mismo hicieron, en octubre de 1945, los integrantes de un nutrido grupo de hombres mujeres y jóvenes de la sociedad porteña (de la alta, of course) en la Plaza San Martín, en lo que se dio en llamar el pic-nic champañero, después de la detención de Perón el 9 de octubre.

Días más tarde, esos mismos patéticos personajes que como demostración de lo que creyeron su triunfo varias veces cantaron La Marsellesa, en un francés perfecto, como no podía ser de otro modo (y después se quejan cuando en alguna oportunidad se canta la Marcha Peronista, que por lo menos es un producto nacional) vieron azorados como una multitud de trabajadoras y trabajadores se movilizaba a la Plaza de Mayo para liberar a su líder indiscutido, el coronel Juan Domingo Perón. Cantaban alegres, una vieja tonada popular, “Yo te daré, te daré patria hermosa, te daré una cosa, una cosa que empieza con P… ¡¡Perón!!”.

Fue esa melodía lo que recordaba emocionado en un reportaje, años después, Leopoldo Marechal: el poeta depuesto. A este notable escritor la intelligentzia –como la llamaba Jauretche– nunca le perdonó haber abrazado las banderas del peronismo. Y el recuerdo viene a cuento, porque en las últimas semanas el gobierno nacional, viene dando muestras de una capacidad de seguir gestionando, innovando, y produciendo cambios cuya proyección se anticipa formidable.

Haber impulsado y finalmente logrado un cambio en las reglas que gobernaron el jugoso negocio de la comercialización de la transmisión televisiva del futbol, haciendo posible que todos puedan ver libremente, lo que antes sólo podían hacer los que pagaban; haber acompañado desde un primer momento y haberse manifestado en favor de la despenalización de la tenencia de marihuana para consumo personal, posición finalmente resuelta favorablemente por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y la elevación al Congreso Nacional de la Ley de Medios Audiovisuales para mandar al tacho de la basura la todavía vigente ley de radiodifusión de la dictadura, son apenas tres ejemplos de una vitalidad política extraordinaria.

Mientras tanto, los supuestos ganadores de las elecciones parlamentarias, se pelean entre ellos, no se ponen de acuerdo, se acusan de ser tal o cual cosa, despotrican contra el gobierno, pero son incapaces de que se les caiga una sola idea. Ni siquiera una vieja, lo que ya es terrible.

Más allá de los debates que necesariamente deberán darse con cada uno de los temas que hemos mencionado, porque seguramente pueden ser mejorados, y mucho, con una participación activa de la sociedad y de sus representantes (si es que alguna vez dejan de mirarse el ombligo y piensan en serio en trabajar por el país), estas incitativas demuestran la sabiduría del viejo refrán español que dice: los muertos que vos matais gozan de buena salud. Y eso es bueno, mucho más cuando vemos el patético comportamiento de quienes dicen que tienen la solución para los problemas del país, y ni siquiera pueden resolver los propios.

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