El kirchnerismo es la forma actual del populismo, y el populismo es la puerta de entrada a la corrupción y a la impunidad en la gestión pública. El Gobierno defiende una concepción de la política, de la economía y de la sociedad que se contrapone por principio a la concepción progresista que sostiene su espacio.
El populismo es la puerta de entrada a la corrupción y a la impunidad en la gestión pública, porque subestima los controles y el apego a las normas, porque confunde al Estado con el gobierno, al gobierno con el partido, y al partido con las ambiciones particulares de sus miembros. Entonces vale todo, se debilita la diferencia entre los bienes públicos y los privados, y se empieza a tejer una red donde los involucrados (por acción, miedo u omisión) levantan a su alrededor una barrera de impunidad.
Con el socialismo sólo no alcanza, y sin el socialismo es casi imposible. Por eso el FAP, por eso la necesidad de trabajar en un colectivo de ideas afines que tiene propuestas comunes. Hay que abrirse. Abrirse no es diluirse ni perder identidad; abrirse es obtener fuerzas nuevas para enfrentar los nuevos desafíos. La integración con otras fuerzas se logra a partir de la mayor comprensión de la realidad, estudiando los problemas y generando programas comunes. Como hicimos en Santa Fe, con el Frente Progresista Cívico y Social. Pensando en la gente, en sus problemas y con un programa compartido.