Subtes: ¿otro aumento en puerta?

Subtes: ¿otro aumento en puerta?

Si aumentara el subte a $3,50 posiblemente unos 150 mil usuarios dejarían de utilizarlo. La recaudación no está tan lejos del costo como para justificar la medida. La evaluación deberá ser muy exacta


Diariamente, unos 960 mil viajeros utilizan las 78 estaciones y los 47,100 kilómetros de vías del subterráneo para viajar por la Ciudad de Buenos Aires, pagando una tarifa de $2,50, que fue impuesta en los primeros días de enero de 2012. Hasta entonces, el viaje en ese transporte costaba $1,10.

Este incremento fue el primer acto administrativo que llevó a cabo Mauricio Macri antes de hacerse cargo del servicio, una tarea que luego le llevó diez meses aceptar definitivamente, puesto que después de su decisión de aumentar el boleto se desayunó con que no habría subsidios del Gobierno nacional, lo que lo llevó a denegar su acuerdo con la transferencia y darle largas al asunto, hasta que a fin del año pasado se decidió por la positiva.

Durante esos diez meses, fueron duras las acusaciones que se cruzaron funcionarios del Gobierno porteño con los funcionarios del Gobierno nacional, hasta que a fin de año Macri se aventuró a asumir una tarea que era naturalmente suya.

Cuidar la plata

Cuando comenzaba el año 2013, una vez a cargo del servicio, uno de los primeros actos administrativos del Gobierno porteño fue la decisión de elevar de nuevo el costo para los usuarios del subte.

Existen dos tipos de tarifa, al menos desde lo teórico, la Tarifa Técnica y la Tarifa al Usuario. La diferencia no es demasiado difícil de notar. La primera incluye el costo de la explotación del servicio y la segunda es el boleto que pagará efectivamente el cliente, tomando en cuenta los subsidios que en todas partes tiene el servicio subterráneo.

Por estos días, en el gobierno porteño se están estudiando los métodos para “cuidar la caja”. No quieren que los costos del subterráneo se terminen devorando los fondos necesarios para las obras de infraestructura que en el PRO consideran imprescindibles de realizar.

Una de las posibilidades que se están analizando en los primeros días de enero tiene que ver con cuál va a ser el costo definitivo que van a pagar los usuarios: la Técnica o la del Usuario. Aparentemente, en principio, la tarifa sería de $3,50 y estaría en vigencia hasta después de las elecciones, cuando volverá a ser puesta bajo la lupa.

La tarifa a $3,50 incluye un subsidio estatal de alrededor de un peso, un subsidio que hacia fin de año sería disminuido a $0,50, por lo que el costo del boleto treparía hasta algo más de cuatro pesos.

Es necesario evaluar que los resultados de las elecciones de                                                                                                                                                                                                                                                            medio término que se realizarán este año definirán el futuro del partido que lidera Mauricio Macri, que tiene dos caminos posibles después de octubre: ser un partido vecinal porteño, el que lo saque de la bicisenda o convertirse en el partido que lo puede catapultar a la Presidencia de la Nación.

Todo sube

De todos modos, los costos del subterráneo deberían estar bastante controlados, puesto que los números que entrega la propia empresa concesionaria no deberían ser intranquilizadores para el Gobierno porteño.

Según manifestó el vocero de la empresa Metrovías en los últimos días de septiembre del año pasado, el costo mensual del servicio alcanza los 120 millones de pesos, sumando los salarios de los trabajadores y los costos de operación del servicio.

Metrovías recaudaba por esos días, de acuerdo con los datos que brindó el señor Mariano Gibaut, la bonita suma de 2.400.000 pesos por día en concepto de recaudación por la venta de boletos a sus pasajeros. También es necesario destacar que el aumento en el boleto hizo descender dramáticamente el volumen de pasajeros que transporta diariamente el subterráneo, de 1.200.000 a 960.000. La paradoja es que, hasta enero de 2012, Metrovías recaudaba alrededor de 1.320.000 pesos por día –apenas algo más que la mitad-, antes de la caída producida por el incremento.

También por esos días de septiembre, el presidente de Subterráneos de Buenos Aires-Sociedad del Estado (SBASE), Juan Pablo Piccardo, expresó a Noticia Urbanas su tesis de que la “tarifa técnica” –que comprende sólo los costos de explotación del servicio- debía estar en los seis pesos, una especie de la que se hizo eco Mauricio Macri hace unos días.

Si la explotación del servicio cuesta unos 1.440 millones de pesos al año y la recaudación por pasajes alcanza los 864 millones de pesos anuales y esto sin contar la recaudación por el alquiler de locales, por la publicidad estática y televisiva y por la instalación de las antenas de los servicios de teléfonos celulares, entre otros rubros, se debería alcanzar una cifra no demasiado lejana al costo del servicio, por lo que el subsidio que debería otorgar el Gobierno no sería demasiado oneroso para las arcas porteñas.

Y todo esto sería posible con una tarifa a $2,50, cuyo impacto sobre el bolsillo de los usuarios ya se produjo, sin necesidad de incrementar aún más un costo muy sensible para la gente que trabaja.

Expulsados del paraíso

Si se toma en cuenta que el alza de la tarifa producida a principios de 2012 expulsó a unos 180 mil usuarios, de acuerdo con las cifras que maneja la Secretaría de Transporte de la Nación, habría que evaluar a cuántos pasajeros más dejaría de lado un incremento del boleto que lo lleve a $3,50.

Según los técnicos de la misma secretaría, habría otros 150 mil pasajeros que no podrían asumir los costos del servicio. Si esta tesis fuera correcta, en un solo año más de 300 mil usuarios del subterráneo habrían sido dejados de lado y habrían sido obligados a usar los servicio de taxis y colectivos.

En este caso, al incrementarse el tránsito por la superficie, aumentará también el uso de combustibles fósiles, la polución, los tiempos de viaje, las dificultades en el tráfico y, consecuentemente, los accidentes. Además será necesario para muchos utilizar en más ocasiones los automóviles particulares, que es la tercera opción que pueden utilizar los usuarios para reemplazar al noble, limpio y rápido transporte bajo tierra.

La evaluación debería ser muy afinada para no caer en un resultado contrario al que se pretende lograr.

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