“Nuestro objetivo político este año es prepararnos para recuperar la Ciudad en 2015, para que lo público vuelva a ser prioridad”, lanza el exjefe de Gobierno y actual legislador porteño, un aliado del Gobierno nacional, desde su espacio, el Frente Progresista y Popular. Parado desde ese lugar, habló para la contratapa de NU de temas locales, como el subte, el monumento que Macri propone para las víctimas del siniestro del Ferrocarril Sarmiento en Once, y la carencia de grandes obras públicas que le achaca a la administración de Pro. Además, maniobró en otras cuestiones espinosas –vinculadas al tema sensible de los Derechos Humanos, un territorio en el que Ibarra construyó su perfil político–, como el polémico acuerdo con Irán o la causa que investiga el desvío de fondos de la Fundación Madres de Plaza de Mayo y por la que los hermanos Schocklender fueron nuevamente detenidos.
Explicó el éxito político de Mauricio Macri en la Ciudad como producto de haber sabido aprovechar la antinomia que se juega a nivel nacional con relación al Gobierno de CFK, y describió a Daniel Scioli como un dirigente que “nunca perteneció” al riñón del kirchnerismo, fuerza a la que definió como “coherente” en el desarrollo de su proyecto político, más allá de que pueda “gustar o no”. “El kirchnerismo llevó adelante políticas progresistas profundas, que eran impensables”, sentencia.
–¿Cuál es su meta política en este año electoral?
–Seguir fortalenciendo la fuerza a la que pertenezco para recuperar la Ciudad y que volvamos a priorizar lo público. Queremos volver a recuperar ese espacio entre los porteños para 2015, junto con el Gobierno nacional.
–¿Eso significa que quiere volver a ser jefe de Gobierno?
–Yo nunca hablo en términos individuales. Pertenezco a un espacio y en su momento ese colectivo decidirá cuál candidato es el mejor.
–¿Y por qué cree que Macri logró ganar dos elecciones? Muchos hablan de una ciudad individualista, que vota a la centroderecha. Pero también es una Ciudad que lo votó a usted. ¿Por qué ahora elige otra opción?
–Macri ha sabido aprovechar muy bien la antinomia hacia el Gobierno nacional que se juega en esta Ciudad, donde siempre pesaron más los posicionamientos nacionales que los problemas locales. Y Macri ha sabido explotar muy bien esa situación, la polaridad, usándola a su favor. La Ciudad está compuesta por un tercio de centroizquierda o progresismo, otro tercio de liberalismo conservador y un tercero que vota por muy distintas circunstancias, que generalmente tienen que ver con lo nacional, y que generalmente define la elección. Pero de ninguna manera su éxito tiene que ver con algo que haya hecho en la Ciudad, donde, por ejemplo no desarrolló ninguna gran obra pública transformadora. Lo único que terminó de hacer, y que ya estaba realizado en verdad (solo faltaba darle las puntadas finales), son las obras del Maldonado para solucionar las inundaciones. El solamente tuvo que inaugurarlas.
–Cuando dice que Durán Barba es quien propició el cierre del subte para explotar su reinauguración en un año electoral, ¿es una chicana o tiene información de que es así?
–Nooo, qué chicana. ¡Es así! Durán Barba le dijo a Macri que si las obras se hacían sin que el subte se cerrara, nadie se iba a enterar. Entonces, no importa que los vagones los haya comprado el Gobierno nacional, ni tampoco que Macri haya desfinanciado el subte, lo importante es aprovechar esta situación, y esa visibilidad solo se logra forzando una gran reinauguración a pocos meses de las elecciones. Macri está haciendo un uso político del subte; después de haber prometido que iba a desarrollar 10 kilómetros por año, solo pudo hacer 700 metros. Por si fuera poco, en 2008 le votamos una ampliación de las partidas y él derivó 350 millones de pesos hacia otro lado.
Hacemos esta contratapa con Ibarra horas antes de la realización de la marcha por el primer aniversario de la tragedia ferroviaria de Once, que sumará a referentes de la oposición. Aliado al kirchnerismo, anuncia que comparte el “espíritu” de la marcha, pero que aún así decidió no asistir. Explica por qué.
“Los organizadores anunciaron que no se utilizarán banderías políticas, ni sindicales, pero ante la posibilidad de que sea utilizada políticamente, opté por no ir”, afirma.
–Macri anunció un monumento a las víctimas de esta tragedia, iniciativa que fue valorada positivamente por los familiares. ¿Cómo lo lee?
–Como una jugada oportunista de Macri. Por eso separo la marcha y la necesidad de recordar, que me parece muy bien, de la iniciativa de Macri.
–¿Scioli es del oficialismo o de la oposición?
–Scioli nunca fue del riñon del kirchnerismo, que llevó adelante un proyecto coherente a lo largo del tiempo, que puede gustar o no, pero que no varió. Un proyecto que, además, llevó adelante políticas progresistas profundas, impensables, como la lucha contra la corporación mediática, la nacionalización de YPF, el aumento sostenido de las jubilaciones, la aplicación de las políticas sociales…
–Como fiscal o como político que construyó su perfil en el territorio de los derechos humanos, ¿cuál es su lectura sobre el acuerdo con Irán, que pone entre paréntesis la obtención de Justicia por parte de las víctimas de la AMIA?
–Irán es un país poco confiable, y el acuerdo no es el que hubiéramos deseado, pero es el posible. El Gobierno nacional estaba en la disyuntiva entre que la investigación fenezca o que se salga de ella de algún modo. Algo es mejor que nada. Y esa es la idea. Plantea una situación complicada, sin duda, con la comunidad judía.
–¿Y cómo le impactó en lo personal la posibilidad de que se hayan desviado fondos públicos en la Fundación Madres, salpicando una causa tan sensible? La nueva detención de Schoklender reactualiza el tema.
–Agravia que algo así haya podido suceder, salpicando efectivamente la organización más emblemática y prestigiosa de Derechos Humanos, como son las Madres. Aclaro que no he leído ni media página del expediente, pero todo indica que Schoklender ha sido el factótum de todo esto. Hay que ser riguroso, cuidadoso y llevar la investigación a fondo. Cuando los fondos estatales llegan a manos privadas hay que acentuar los controles, de lo contrario, se corre el riesgo de que sucedan estas cosas en una causa que era buena, como es la construcción de viviendas sociales. Un área que estuvo desatendida por años en la Argentina.