Una fiesta privada en una quinta de la localidad de Luis Guillón fue clausurada el pasado fin de semana por no contar con la licencia para la venta de bebidas alcohólicas ni permiso municipal.
En la fiesta, convocada por las redes sociales y que imita a la de la película Proyecto X, se encontraban más de 2000 jóvenes, de los cuales gran parte eran menores y se les vendía alcohol.
La clausura fue realizada por el ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, a través de los inspectores del Registro y Control de la Comercialización de Bebidas Alcohólicas (REBA). También se contó con la colaboración de la municipalidad de Esteban Echeverría.
“Las fiestas privadas ponen en riesgo la salud de los jóvenes porque al no tener ningún tipo de control tampoco tienen ningún tipo de seguridad”, afirmó el ministro de Salud de la Provincia, Alejandro Collia, y destacó que “con el REBA ya llevamos clausuradas por infracciones graves, como vender alcohol a los menores de edad, 15 fiestas en localidades del conurbano y La Plata”, en lo que va del año.
La fiesta clausurada se detecto por miembros del REBA en las redes sociales con una anticipación de 15 días de la realización. Los inspectores realizaron la investigación, esperaron a que la fiesta se concretara y, finalmente, actuaron la madrugada del domingo, lo que permitió clausurar el evento y confirmar su ilegalidad.
El titular del REBA, Juan Lauro, explicó: “Tenemos identificados a grandes organizadores de estas fiestas, los seguimos a través de las redes sociales y actuamos”.
La entrada tenía un costo de 80 pesos, que incluía el ingreso y el traslado a través de micros puestos por la organización. Los micros salían de tres puntos: frente a los Mc Donalds de Lomas de Zamora, Bandfield y Témperley. En total se movilizaron 20 micros, unas 2.000 personas.
“Nuestros inspectores compraron entradas. No hay otra forma de saber dónde es la fiesta. Ni los choferes de los micros saben adónde tienen que llevar a los jóvenes. Primero mandan un micro, esperan media hora hasta estar seguros que no van a ser inspeccionados y luego mandan los otros. Lo que hicimos fue perseguirlos y así dimos con la quinta en Luis Guillén”, informó Lauro.
La inspección terminó con la clausura, la realización de un acta de infracción elevada al juzgado correspondiente, y el secuestro de 300 botellas de alcohol.
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