En una declaración promovida por el consejero Jorge Enríquez el Consejo de la Magistratura porteño manifestó que “la asunción de Francisco conmueve a todos los argentinos, de cualquier creencia, y en particular a los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires, ciudad en la que no sólo nació y vivió sino que desarrolló una labor social de una intensidad sólo comparable a la discreción con que fue llevada a cabo”.
“Esa labor –agregó Enríquez- tuvo entre muchas otras manifestaciones la enorme tarea realizada en las villas. La ‘Iglesia pobre y para los pobres’ que Francisco postuló hace pocas horas no es una mera frase retórica. El no hablaba de las villas: iba a las villas, solo, en colectivo, de madrugada. Del mismo modo, tampoco se queda en el discurso del diálogo: dialoga con todos, aún con aquellos más alejados de sus ideas, siempre en el marco de su concepto de la ‘projimidad’, la cercanía con el prójimo, que impregna todo su testimonio y su compromiso”.
Para el Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires, se trata de un hito histórico, remarcado por la presencia en Roma de las más altas autoridades del país y de los principales dirigentes de la oposición, que simboliza la trascendencia nacional de que la elección del primer Papa no europeo en alrededor de 1400 años haya recaído en un obispo argentino, alguien que ha dado sobradas muestras de su humildad, vocación de diálogo y acercamiento a quienes menos tienen.
