Anye la duda de como afrontaría la zona sur porteña una inusual crecida de las aguas, tal como la que se produjo en Santa Fe, el diputado radical José Palmiotti presentó un pedido de informes para que el Ejecutivo porteño informe, en un plazo no mayor a 15 días desde la sanción de la iniciativa, si en el último año se han realizado tareas de mantenimiento y control técnico en las obras de control de las inundaciones emplazadas en los barrios de La Boca y Barracas.
La obra que permitió terminar con las crónicas inundaciones provocadas por la sudestada y la crecida del Riachuelo fue inaugurada en 1998 y con una extensión de 6 kilómetros consiste básicamente en la sobre elevación de la ribera hasta la cota no inundable, evitando el paso superficial del agua del río.
Al mismo tiempo, se construyeron conductos colectores que interceptan la red pluvial y derivan el agua a siete estaciones de bombeo ubicadas sobre las márgenes del río, que con un mecanismo de compuertas impiden el paso de la crecida a través de los desagües, como históricamente ocurría especialmente en La Boca.
El sistema puede llegar a erogar un total de 120 metros cúbicos de agua por segundo, mediante 30 bombas sumergibles, equipadas con motores de última generación de hasta 300 kilovatios. "La inexistencia de planes o programas de control y prevención constituiría una falta grave", sostuvo el legislador en los fundamentos del proyecto.
Palmiotti, que ocupara el cargo de delegado comunal en La Boca-Barracas durante el período final de realización de los trabajos, explicó que "la existencia de una obra de tal magnitud requiere que constantemente se desarrollen tareas de control, que a la larga en lugar de resultar una erogación para el erario público suelen ser un reaseguro de las vidas humanas y el bienestar general de los vecinos".
