La madrugada del lunes último se desataron repentinamente las compuertas del cielo, y la tormenta terrible que se abatió sobre la zona provocó que la Ciudad de Buenos Aires y toda el Área Metropolitana, hasta llegar a La Plata, sufrieran una serie de inundaciones que llevaron a la evacuación de más de 2.500 personas (300 en el distrito porteño y 2.200 en La Plata) y provocaran la muerte de ocho personas en la Ciudad y de 51 en la capital bonaerense.
La tempestad se ensañó especialmente con los habitantes de la ciudad de las diagonales, ya que allí se produjo la mayor cantidad de víctimas, y los destrozos que provocó fueron de mayor magnitud que en cualquier otra parte del Área Metropolitana.
Al mediodía de este jueves, el propio gobernador Daniel Scioli había contabilizado 51 muertos por el temporal, de los que habían sido identificados unos 40 hasta ese momento. De todos modos, quedaban hasta entonces 20 desaparecidos, que eran buscados por brigadas de bomberos y de rescatistas en los arroyos y en las casas de la periferia platense.
Entretanto, 80 personas fueron evacuadas en los barrios de Villa Maipú y Villa Hidalgo, en el partido bonaerense de San Martín, mientras que otras 400 se vieron obligadas a abandonar sus casas en La Matanza, a causa del avance de las aguas.
En unas pocas horas, los 188 milímetros que cayeron en la Ciudad de Buenos Aires y los casi 400 milímetros que se abatieron sobre la ciudad de La Plata anegaron amplias zonas de ambas capitales y de otras partes del Gran Buenos Aires.
Conductas disímiles
Tal como ocurre casi siempre en los grandes momentos, cuando llegan los puntos de inflexión de la historia política, el público pudo observar, a causa de una exhaustiva cobertura mediática, minuto a minuto, la conducta de los hombres y mujeres que tienen responsabilidades en la conducción del Estado.
En esta compulsa hubo políticos que se plantaron frente a la adversidad y salieron bien parados, pero hubo otros que tropezaron y vieron declinar su estrella, por acción u omisión, por presencia o por ausencia.
La primera huida que se notó fue la del ministro de Desarrollo Urbano porteño, Daniel Chain, responsable del área en la cual transcurrió la tragedia, que brilló por su ausencia. No es grave que un funcionario esté de vacaciones, lo grave es que no vuelva inmediatamente a ocupar su lugar en el operativo para sanar las heridas de un grave temporal. Chain, de viaje por Europa –está en París–, anunció que volverá recién el lunes próximo.
Otro de los que debió soportar la repulsa pública fue el intendente de La Plata, Pablo Bruera, que publicó un tuit en el que aparecía manoseando un bidón, con una leyenda que rezaba: “A la noche recorriendo los centros de evacuados”, pero en realidad aún estaba en Río de Janeiro, Brasil.
Algo similar habría ocurrido con el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, del que la agencia de noticias Agepeba decía: “El vicegobernador recorre los barrios más afectados de La Plata y de otros distritos para implementar solidaridad activa con las víctimas del trágico temporal”. El problema es que Mariotto –como Bruera–, se sospecha, estaba ausente de La Plata. Según algunas fuentes, se encontraba en San Martín de los Andes, aunque otras lo ubicaban en Miami. A Bruera la mentira lo descolocó brutalmente frente al público y optó por despedir a su asesor en comunicación al que, oportunamente, culpó del tuit.
Por el contrario, otros políticos salieron mejor parados, dentro de lo que se puede en una catástrofe de esta magnitud. Fue el caso de la Presidenta de la Nación, del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, y, en menor medida, del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri.
Todos ellos se plantaron frente al público, cada uno con su estilo. La Presidenta salió de los circuitos de la seguridad y se mezcló con la gente, recibiendo en su propia cara los reclamos, la bronca y el dolor de los que lo habían perdido todo. Scioli, por su parte, enfrentó varias veces a la prensa, pero cuando se mezcló con la gente, al escuchar los primeros improperios, se dio media vuelta y se fue. Luego, al visitar un centro de donaciones, sufrió algunos abucheos, junto a la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Alicia Kirchner, y al secretario de Seguridad, Sergio Berni. Macri, por su parte, siempre comunica su obra de gobierno a través de los medios, sin mezclarse con la gente, y repitió su estrategia en esta ocasión. Pero el jefe porteño quedó mal parado al principio de la tragedia, cuando demoró el retorno de sus vacaciones en el coqueto barrio de Trancoso, Brasil. Llegó 14 horas después del comienzo del temporal, cuando estaba a tres horas y medias de avión. Llegó con retraso, pero llegó.
A Macri lo benefició esta vez el aporte de su vicejefa, María Eugenia Vidal, que se puso el operativo al hombro y dio la cara desde el primer momento. Incluso, fue la encargada de hacerse cargo de contactar a su jefe para insistirle que volviera debido a la gravedad de los hechos. Diego Santilli también puso la cara, pero pocos empleados de su ministerio a destapar sumideros. Muchos menos que los que afectó a la carrera de TC 2000 del día anterior. Horacio Rodríguez Larreta llegó de Turquía cuando la tormenta había terminado. Y de Marcos Peña no se supo nunca nada.
Obras son amores
Los especialistas en hidráulica plantean que ante precipitaciones de esta magnitud es casi imposible evitar las inundaciones, al tiempo que destacan que para paliar sus efectos es imprescindible organizar mecanismos altamente especializados de rescate y asistencia posterior a la crecida para las víctimas, ya que casi siempre el agua inutiliza sus alimentos, los deja sin agua y sin luz y hasta les impide volver a refugiarse en sus propias casas.
Igualmente, la polémica inmediata surgió en torno a la realización –o no– de las obras hidráulicas necesarias para reducir las crecidas, que, según aseguró Macri en conferencia de prensa, no se pudieron hacer porque el Gobierno nacional no se lo permitió.
Ya están terminados desde hace al menos cinco años las obras del canal aliviador del arroyo Vega, pero jamás se hicieron los reservorios que debían paliar los efectos de la Sudestada, porque esta impide desaguar en el Río de la Plata a los arroyos que cruzan la Ciudad.
Por otra parte, las obras ya terminadas del arroyo Maldonado, que se habían mostrado efectivas para evitar las inundaciones, se mostraron esta vez insuficientes, dada la enorme magnitud de la tempestad.
Las polémicas también son amores
Las controversias se cruzaron tras las conferencia de prensa del mandatario porteño. Al reclamo de Macri por la negativa del Banco Central a avalar una solicitud de préstamo a un organismo internacional para financiar obras en el arroyo Medrano, se sumó también la acusación de que una supuesta compuerta de Tecnópolis habría contribuido a que se inunde la zona de Saavedra. Estas acusaciones fueron contestadas inmediatamente por las autoridades del Proyecto Bicentenario –que organiza Tecnópolis–, que informaron que no se construyeron compuertas en la feria y que se entubó el arroyo Medrano, antes al aire libre, para impedir más inundaciones.
Por su parte el auditor porteño Eduardo Epszteyn, quien fue secretario de Medio Ambiente durante el gobierno de Aníbal Ibarra y, hasta diciembre de 2011, legislador porteño, cuestionó el argumento de Macri sobre la presunta falta de fondos. Epszteyn afirmó que a Macri la Legislatura le había votado 294 millones para obras pluviales, de los cuales, tras una reasignación gubernamental de partidas, habían quedado 233 millones para ese uso y el último año solo se ejecutaron doce millones.
Pero el amor por las diferencias no terminó allí. Existió otra, relacionada con las estadísticas, de tono menor, pero ilustrativa de los niveles absurdos de confrontación que pueden desatarse cuando no existen respuestas políticas ante las emergencias.
El SAME había anunciado que el meteoro había provocado seis muertos, una cifra que la Policía Federal incrementó hasta ocho, para lo cual sumó a estos seis, dos decesos más. El primero fue por el fallecimiento de un hombre por paro cardiorrespiratorio en Plaza al 4500, y el otro fue producto de un pico de diabetes de otra persona en Freyre al 3700. A éstos, el SAME los había considerado como bajas no atribuibles a la tormenta.
Macri aumentó subsidios
Pasadas las 19.30 de este jueves, Macri volvió a enfrentar a la prensa para anunciar algunas medidas importantes. En primer lugar, aumentó el subsidio para los damnificados por la tormenta, de 8 mil a 20 mil pesos, a la vez que los eximió del pago de Alumbrado, Barrido y Limpieza por seis meses.
En segundo lugar, planteó que simplificaría los trámites, atendiendo a las quejas más difundidas de los vecinos, que protestaban por los requisitos que se les exigían para tramitar sus subsidios. Además, anunció que van a instalar oficinas móviles para efectuar los trámites, que también podrán realizarse en los Centros de Gestión y Participación Comunal.