Demoledor. Así fue el recital que Iggy Pop y los Stooges brindaron el viernes a la noche, en el Club Ciudad de Buenos Aires, para cerrar el segundo día del Pepsi Music 2006. La Iguana, que hacía varios años que no pisaba Buenos Aires, reapareció con la idea fija de no guardarse nada e hizo delirar a los miles de fans que se congregaron para ver a ese mito viviente del rock ‘n’ roll más animal. Y el "padrino del punk" estuvo a la altura de la leyenda. Con un estado físico impresionante (decir que tiene 59 años es quemarle la edad), se tiró en palomita dos veces al público y tuvo que ser rescatado por los patovicas, ofreció en sacrificio su cuerpo a la lluvia de escupidas que volaban desde el campo cada vez que se acercaba a la heterogénea multitud (había desde adolescentes hasta cuarentones) y permitió la invasión al escenario cuando promediaba "Real Cool", el séptimo tema.
Sin parar el show, redobló la apuesta con "No Fun" (el mismo que, como cover, grabaron los Pistols) con 50 personas arriba. ¿Una performance preparada? Bueno, es fácil estimular algo así, dejando subir a algunos. Pero cuando suben algunos, quieren subir todos. Y aquí no fue la excepción: de todos lados empezaron a saltar las vallas, y muchos lograron eludir a los encargados de la seguridad como rugbiers a punto de hacer un try. Podía pasar cualquier cosa, pero de todas las cosas posibles, pasó que hubo una fiesta.
Y a partir de ahí, el delirio, en un show que había empezado fuerte con una versión impecable de "Loose", a la que le siguieron "Down in the street", y tres highlights: "1969", "I wanna be your dog" (que después repitió en los bises) y "TV Eye".
La voz de Iggy lució impecable, como en sus mejores épocas. Y como en sus mejores épocas, Iggy dejó caer su jean y le mostró el culo al público, aunque esta vez no ofreció la delantera completa. La multitud, apiñada, festejó cada "fuckin’" y "motherfuckers" lanzado desde el escenario, pogueó hasta decir basta y se fue con la sensación de haber visto un show difícil de igualar.