Octubre de 2009. Estalla el caso de las escuchas en la Ciudad. Sergio Burstein, un dirigente de la comunidad judía ligado al gobierno nacional, denuncia judicialmente que estaba siendo espiado por la Policía Metropolitana, manejada en aquel entonces por Jorge “Fino” Palacios.
De ahí en más se sucedió una crisis política sin precedentes, que llegó incluso a arrinconar al mismísimo jefe de Gobierno. El juez federal Norberto Oyarbide procesó a Mauricio Macri en mayo de 2010 y su renuncia parecía inevitable.
Sin embargo, la bola de nieve en un momento se detuvo y poco tiempo después Macri lograría la reelección como jefe de Gobierno. En el pasado quedarían los procesamientos de dos ministros, la prisión del propio Palacios, y Ciro James, el ya famoso topo que “operaba” desde el Ministerio de Educación.
Hoy, unos años más tarde, y justo cuando un ex espía de la CIA es la historia del momento, el caso de espionaje telefónico vuelve a ser noticia.
Se recordará que en un principio la causa giraba en torno a quién había “traído” a Ciro James al Gobierno. Justamente allí se argumentaban los procesamientos de Mariano Narodowski, a cargo de la cartera educativa, y Roxana Barroso, su jefa de gabinete y más estrecha colaboradora.
Ante Oyarbide ambos se acusaron mutuamente. Narodowski aseguró que había contratado a James a instancias de Barroso, quien supuestamente había recibido una recomendación de parte de la Universidad de la Matanza. Barroso, por su parte, lo desmintió.
Días después, el testimonio de Roberto Ayub, ex auditor del gobierno de la ciudad, sería clave. Ayub declaró que Barroso le había pedido que incorporara al espía “en un trámite que no duró más de diez minutos”.
Barroso, casi tres años más tarde, vuelve a trabajar para el gobiernoporteño. Una semana atrás, Eduardo Alberto Macchiavelli, el poderoso secretario de Gestión Comunal y Atención Ciudadana, la sumó a su equipo de asesores personales.
La Secretaría de Macchiavelli, que depende del jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta, maneja un presupuesto abultado, supera incluso a los fondos de varios ministerios.
Son más de 300 millones de pesos destinados profundizar la descentralización del gobierno y “coordinar e implementar el proceso de transición de las Comunas”, tal como se anuncia en la web oficial.
Aunque, al decir de muchos, “no hace otra cosa que no sea apagarle los incendios a Horacio”.
Macchiavelli no es un secretario más del organigrama. Es por eso que resulta difícil de creer que el nombramiento de Barroso no haya recibido previamente la venia de Rodríguez Larreta y del mismísmo Macri.