Aníbal Ibarra todavía está pensando en la "extrañeza" del clima que vivió el domingo. Es el jefe de Gobierno de una de las ciudades más importantes de América Latina y sin embargo una elección legislativa clave para cargos nacionales y comunales como la del 23 de octubre lo tuvo como un expectador de lujo. Estaba afuera de la contienda pero no así de la política.
NOTICIAS URBANAS se las ingenió para indagar desde la pasada semana cuál iba a ser la actitud del ibarrismo, con la chapa puesta del resultado. Aunque lo nieguen y les duela el "furor macrista" desatado en la Capital, los guarismos no encajan mal en el esquema futuro que Raúl Fernández adelantaba el domingo en exclusiva a esta agencia.
La desarticulación del frente de centroizquierda que llevara al sillón de Bolívar 1 por segunda vez a Ibarra es la principal razón esgrimida por sus voceros para explicar la victoria del empresario boquense. "Incluso este sprint puede hacerle bajar la negativa (imagen) y permitirle dentro de dos años, si no reaccionamos, quedarse con la Jefatura de Gobierno en caso que no compita en la nacional".
"La gestión es muy importante", afirman cerca de Ibarra, pero si no hay una "expresión política que la diseñe, se haga cargo y la defienda en las instituciones y ante el electorado, la misma se desflecará y será insuficiente como herramienta de acumulación", aseguran. En otras palabras "hay que politizar la gestión".
EL CÓMO
Ya existen el gabinete de Ibarra cuatro secretarios y medio del kirchnerismo. A saber, Héctor Capaccioli, Donato Spaccavento, Roberto Feletti y Diego Gorgal como plenos, dejando el fifty-fifty para Eduardo Epszetyn. Otro prohombre del este esquema es el presidente del Banco Ciudad, Eduardo Hecker, sin olvidarse de la nave insignia que representa la senadora Vilma Ibarra y sus acuerdos con Alberto Fernández.
¿Cómo politizar la gestión? Discutiendo la política, definiendo socios y actores y plasmándolo en un cambio de gabinete. "No nos interesa un cambio de nombres, no hay problemas personales -agregan a dúo nuestros interlocutores- ya vieron cómo nos quedamos casi sin oxígeno a pesar de que el Gobierno nacional tiene medio gabinete en esta gestión". Justifican así la necesidad de un nuevo acuerdo para el futuro.
En el ibarrismo aunque tampoco lo dicen, están convencidos que la performance del Gobierno nacional hubiese mejorado unos cuantos puntos con Ibarra de viento de cola y no tan escondido.
EL "NEW DEAL"
En el palacio Municipal parten de la base que los votos de centroizquierda fueron centralmente a Bielsa y a Carrió. Luego existen fuerzas menores entre las que destacan el socialismo.
"Con Lilita es una incógnita", afirma un vocero íntimo. "Su fuerte perfil opositor al Presidente condiciona cualquier acercamiento, hay que ver qué postura toma en el corto plazo". De cualquier manera se encargan de aclarar que no es lo mismo "Melillo (Fernando) que Olivera".
¿Y el kirchnerismo? "Tendrá la prioridad en el cambio de gabinete, es el Plan A, pero habrá que rediscutir todo de nuevo por lo que decíamos antes". Se refieren a que los K ya pueblan el gabinete y sin embargo, esa ecuación no se traduce en apoyo político para la gestión, más bien funcionan como compartimentos estancos.
Consultados acerca de un posible plan B, prefieren con cautela agotar la discusión que hoy se plantean como prioritaria. Lo que es seguro, no quieren más de lo mismo.