En la Ciudad de Buenos Aires se inscribieron 24 listas, que representan a 13 espacios políticos, para competir en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) que se realizarán el domingo próximo. Podrán votarlos 2.541.078 electores –33.721 de ellos menores de 18 años–, que estarán distribuidos en 7.342 mesas.
El Pro busca extender su primacía
Todos los encuestadores coincidieron en que el Pro será el ganador de estas elecciones, ya que sus cabezas de listas, la precandidata a senadora Gabriela Michetti y el aspirante a diputado nacional Sergio Bergman, lideran con cierta comodidad los sondeos electorales, aunque –aquí aparece una de las primeras sorpresas– algunos consultores anticipan un corrimiento de votos del Pro hacia la lista de Coalición Sur que encabeza Elisa “Lilita” Carrió.
De todas maneras, el rabino del Pro marcha primero en los sondeos, aunque unos seis puntos por debajo de Michetti (34,3 por ciento para la diputada y 27,6 para el legislador, según Poliarquía).
Pero en la lucha por los lugares siguientes anida la pimienta que no podía faltar en estas PASO.
En las mediciones publicadas el 21 de julio, ya Michetti aventajaba a Bergman por 5,9 puntos, una diferencia que se estiró a 6,7 puntos en la segunda encuesta, que fue publicada el 4 de agosto último. Muchos analistas citaban esta circunstancia para explicar un corrimiento de los votos del electorado del Pro hacia la lista que lidera Lilita Carrió, como si esta expresara su posición conservadora mejor que el propio Bergman.
De todos modos, más allá del pulido fino de los analistas, el Pro define en esta elección los liderazgos internos y la performance que será capaz de realizar sin Mauricio Macri, que en 2015 ya no será candidato a nada en la Ciudad, sino –en todo caso– en el escenario nacional, si cabe.
El interrogante es, en este caso, saber si la renuncia del actual jefe de Gobierno a competir en las presidenciales de 2011 no afectó su futuro y el del Pro en el ámbito nacional.
Unen y se distancian
En el mismo período –del 21 de julio al 4 de agosto–, la blonda chaqueña cayó algo más de medio punto en la consideración de los porteños, con el agravante de haber perdido el segundo lugar en la lista de candidatos, al pasar al tercer lugar, desplazada por el kirchnerista Juan Cabandié.
¿Qué fue lo que pasó? Sencillo: una vez más, Lilita lo hizo. En los días que mediaron entre una y otra medición, la chaqueña chocó violentamente contra sus compañeros de Unen, Alfonso Prat-Gay, Martín Lousteau y Ricardo Gil Lavedra. Al primero lo acusó de no haberla acompañado en ninguna denuncia; al segundo, por haber sido el mentor de la Resolución 125, que gravaba la producción agropecuaria exportable, y a Gil Lavedra por haber aplicado la “Tablita” de José Luis Machinea y por ser “blando”, en contraposición a la supuesta dureza de ella misma.
Esta anécdota viene a cuento porque porque la incontinencia verbal y el ansia de protagonismo de la diputada chaqueña que ahora representa a la Ciudad de Buenos Aires motivaron una serie de airadas respuestas por parte de sus compañeros del sello Unen, y la consecuencia inmediata fue que algunos analistas comenzaron a utilizar el nombre de la alianza casi como una ironía.
Las cuatro listas llevan como aspirantes a diputados y senadores a Elisa Carrió y Fernando Solanas, por Coalición Sur; a Ricardo Gil Lavedra y Alfonso Prat-Gay, que son Juntos; a Martín Lousteau y Rodolfo Terragno, que conforman Suma+, y a Leandro Illia y César Wehbe, por la corriente Presidente Illia.
De todos modos, si bien esta desprejuiciada coalición, que agrupa a radicales empecinados, exbanqueros que hoy se ubican en la izquierda retórica, exmilitantes de izquierda que abominan del pasado, exkirchneristas desplazados, exradicales y hasta exjueces de la dictadura, amenaza con romperse a cada PASO, también es cierto que si el ganador de Unen alcanzara un resultado “potable” el domingo próximo (por decir, más del 23 por ciento), podría alentar a sus heterogéneos votantes a sumarse masivamente detrás suyo y así desplazar al kirchnerismo del segundo lugar en octubre. Un escenario que, hoy por hoy, aparece como de difícil concreción.
El escenario es, para Unen, lo particular de su convocatoria: una heteróclita gama de dirigentes que intentan abrir un espacio impensado hasta hace poco, para llevar adelante un proyecto político común, que de tan diferentes que son casi no tienen una ligazón que los mantenga unidos en el futuro cercano.
Este escenario provoca algunos interrogantes. El principal de estos ya está casi contestado. La mise en scène de Lilita, acaecida en los estudios del Canal 26 la noche del domingo 28 de julio, casi preanunció el futuro de Unen. Ya un tiempo antes, Pino Solanas había anticipado que la alianza no iba a pasar de octubre, pero la legisladora quizás haya adelantado los tiempos.
La Victoria será salir segundos
La fuerza más “aburrida”, en la que no pasa casi nada más que la política, es el Frente para la Victoria. Disciplinado como pocos, el espacio tiene referencia territorial a Unidos y Organizados, una fuerza militante que es la explicación de un piso electoral muy alto, quizás el más alto en la historia del peronismo y sus epifenómenos en la Ciudad.
El eterno Daniel Filmus, un respetado especialista en educación que intenta repetir la senaduría porteña, se presenta como candidato por cuarta vez en una elección en la Ciudad. En la primera, fue derrotado por Mauricio Macri en la carrera por la Jefatura de Gobierno; luego, en el mismo año 2007, fue electo senador, y en 2011 volvió a caer frente a Macri al intentar alcanzar nuevamente el sillón de Bolívar 1.
El desafío –la desventaja– al que debe responder el oficialismo nacional tiene que ver con el siempre difícil escenario que significa la Ciudad para toda fuerza que se referencia en el peronismo. Para Jorge Giacobbe (h), Filmus es “un imposible (…). La opinión pública –o una parte de ella– está irritada con Cristina y lo que hizo el FpV fue mostrarla. Eso es un error” (ver recuadro). Su ventaja es que existe en la Ciudad un núcleo duro, que supera en algo al 23 o 24 por ciento, que es un piso que aún con matices –esto significa unos dos o tres puntos de más o de menos–, se mantiene fiel al Frente para la Victoria y a un “modelo” que sugiere que el resultado pueda no ser un triunfo brillante, pero, quizás, tampoco un fracaso.
Giacobbe: “El valor moderación tiene más proyección ahora”
Jorge Giacobbe (h) asegura que “el voto para Francisco de Narváez fue en 2009 un voto herramienta antikirchnerista que, aunque fue para él, podría haber ido hacia otro candidato”.
“Esos mismos votos pueden migrar ahora hacia la candidatura de Massa. Los bonaerenses van a usar para el voto herramienta más a Massa que a De Narváez porque el de Tigre tiene más proyección y porque es más moderado, y el valor moderación tiene más proyección ahora. Precisamente, una de las más fuertes acusaciones contra el kirchnerismo es que no son moderados, que utilizan demasiado voltaje. Por eso crecen en la opinión de la gente, como una contraposición al kirchnerismo, Sergio Massa, Daniel Scioli –que no es un kirchnerista típico– y Mauricio Macri”, desarrolla el analista.
Para explicar la caída de De Narváez en las mediciones, Giacobbe vuelve sobre la moderación. “De Narváez es un opositor furioso, al igual que Margarita Stolbizer. La contrapartida es Massa, el moderado.” Para graficar la fuerza de la moderación, Giacobbe explica que los psicólogos de su consultora “aseguran que lo intenso cansa rápido, aunque con el kirchnerismo no fue tan rápido. Se puede decir que la opinión pública primero acompaña, después se enamora y finalmente se retira”.
En cuanto a la presencia del PJ, Giacobbe dice que “el peronismo ya no es lo mismo para todos, sino habría que explicar el amplio arco ideológico que va de Firmenich a López Rega. Para un chico de 25 años significa lo mismo un cuadro de Perón, de Frondizi o de Balbín. En la mesa del domingo, si se le muestra a una familia un cuadro de Eva Perón, al abuelo le puede generar sentimientos, sean estos favorables o no, pero a los jóvenes no. Los menores de 40 años votan a personas, no votan partidos”.
“Usted piense –continúa el consultor– que en 1983 los peronistas votaban al Partido Justicialista y los radicales a la UCR, pero en 2011 en la Ciudad los porteños votaron a Mauricio Macri para jefe de Gobierno y luego a Cristina Fernández para presidenta, y en el medio no tuvieron que internarse en ningún neuropsiquiátrico”.
El panorama de la Ciudad está bastante claro para el analista. “El orden es el Pro, el kirchnerismo y luego Unen. Gabriela Michetti y Sergio Bergman son los candidatos más moderados. Michetti, por ejemplo, es una candidata fantástica, que lee bien lo que la sociedad reclama y luego lo representa. Se muestra sensible y racional, que es lo que la mayoría quiere ver y escuchar”, remata.
Para Giacobbe, Daniel Filmus “es un imposible. El kirchnerismo ha generado una campaña para retener su caudal de votantes antes de su disolución, y eso muestra su limitación. La opinión pública –o una parte de ella– está irritada con Cristina, y lo que hizo el Frente para la Victoria fue mostrarla. Eso es un error”, destaca.
“En este contexto, Filmus tiene su techo. Otro error es que la presencia de Cabandié no le suma nada, porque este es el candidato más rabioso”, define el analista.
En cuanto a Unen, Giacobbe se pregunta si “retienen a sus votantes entre agosto y octubre. Allí existe un problema con Carrió, que cayó en las encuestas después del ataque a sus compañeros. Volvió a suicidarse, la sociedad le dio otra oportunidad y no la aprovechó, se puede decir que la destruyó. Con lo que hizo, Carrió quemó su cajón de Herminio”.
“De todos modos, la limitación de Unen es que no retienen todos sus votos en muchas ocasiones. La mayoría de la gente tiene en sus mentes el panorama político anterior a las listas, por eso las campañas son para retener lo conseguido. Al ganador de la interna de esta alianza le va a costar retener los votos de los demás”, finaliza.