El infidente cuenta que hubo una reunión y da precisiones sobre el lugar y el clima que se vivió. El lugar: la residencia oficial de Olivos, el último viernes y a solas. El objetivo: analizar y actuar sobre el posicionamiento futuro. Para comprender el proceso político del kirchnerismo hay que repetir las palabras del secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini: “No hace falta estar ejerciendo un cargo para liderar el modelo”. Y en definitiva esa es la idea. La presidenta Cristina Kirchner tiene 60 años y está pensando en el porvenir. Si alguna vez fantaseó con el plan para reformar la Carta Magna y eliminar la cláusula que limita las reelecciones, el resultado de las Primarias del domingo 11 de agosto transformó en esquirlas el supuesto sueño. ¿Cuánto tiempo queda en una democracia moderna como la Argentina para crear al “sucesor”?
El lunes 28 de octubre, horas después de los comicios de medio término donde el oficialismo mantendría una ajustada gobernabilidad en la Cámara de Diputados y en el Senado de la Nación, según las pistas que ofrecieron las PASO, un eje central será la puesta en foco de los “presidenciables”. Ese lugar había sido reservado para el actual vicepresidente Amado Boudou. El cristinismo consideraba que su personalidad de joven dirigente lograría aglutinar a un amplio sector del electorado, pero su propia incapacidad para moldearse a las circunstancias sumada a las denuncias por corrupción que fueron formuladas en su contra y que lo han puesto bajo la lupa de la Justicia hicieron que sus posibilidades quedaran desarticuladas.
Las denuncias son sobradamente conocidas, pues han tenido una difusión que envidiaría toda agencia de publicidad que pretenda lograr con sus anuncios similar impacto en la opinión pública. Hoy su figura resta más de lo que suma con la caída en picada de su imagen, al punto tal de que los propios candidatos para el proceso electoral en curso solicitaron que no participara de la campaña, con lo que la sucesión dejó de ser siquiera un sueño para él.
Otros “presidenciables”, como Sergio Urribarri (Entre Ríos), Juan Urtubey (Salta) o Jorge Capitanich (Chaco), no parecen asegurarle a Cristina la continuidad del proyecto y, aunque el esquema de Scioli se haya visto un tanto devaluado en los últimos tiempos, se mantiene en el orden del 50 por ciento de imagen positiva, según las últimas encuestas de diversas consultoras, muy por encima del 27 a 30 por ciento que ostenta la Presidenta en general. En 2011 ganó en la provincia con el 58 por ciento de los votos y le sacó casi 40 puntos a Francisco de Narváez. La intención de voto hoy es ligeramente inferior, pero ese caudal es su principal capital a la hora de “negociar” su futuro.
El gobernador se ocupó por todos los medios de desmentir una reunión con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en la que esta le habría propuesto ser su sucesor en 2015. Pero la reunión, según un infidente, existió, y el tema fue el centro de la conversación entre la primera mandataria y el titular del gobierno bonaerense, hoy encolumnado como el más acérrimo defensor del modelo, a punto tal de ponerse por sí mismo la campaña electoral al hombro para instalar a Martín Insaurralde en una mejor posición que la que exhibiera en las primarias del 11 de agosto.
“El sentido de la convocatoria no es hablar de ninguna candidatura”, dijo Scioli luego de que se conociera el encuentro que en los próximos días realizará la Fundación Gestar con gobernadores peronistas. “Vamos a discutir de dónde venimos, en dónde estamos y hacia dónde queremos ir”, adelantó Scioli, respecto al temario que habrá de tratarse allí. Sin embargo, todo parece indicar que la estrategia sería la de ir afianzando la figura de Scioli como probable sucesor, como una forma de aglutinar a los distintos sectores del peronismo.
Los trascendidos sobre la supuesta bendición dieron vueltas incluso por diversas redes sociales. Y no pocos dirigentes y observadores les otorgaron crédito a partir de lo que veían en esa posible jugada: la intención de la Casa Rosada de procurar dar un vuelco a una elección bonaerense que aparece por demás comprometida. Tras la derrota en las primarias a manos de Sergio Massa, el kirchnerismo afronta en octubre, según diversas encuestas, un escenario aún más complejo, de cara a la posibilidad de que el líder del Frente Renovador pudiera ampliar a 10 puntos las diferencia de 5,5 por ciento que le sacó hace menos de dos semanas a Insaurralde.
Scioli, que se ha comprometido por entero en la campaña bonaerense para apuntalar a Insaurralde y a la lista del Frente para la Victoria, podría cobrar incluso un protagonismo mayor si es ungido candidato en forma prematura. “Sería como plantear ahora una pelea anticipada con Massa por la candidatura presidencial”, evaluaban en diversos ámbitos políticos. Las versiones sobre la supuesta bendición presidencial al gobernador fueron enlazadas por algunos observadores coincidiendo con el súbito endurecimiento del discurso del propio Scioli y varios de sus funcionarios contra Massa.
El mandatario y sus ministros Alberto Pérez y Cristina Álvarez Rodríguez alertaron sobre supuestas maniobras de “desestabilización”, en sintonía con las expresiones de diversos sectores ultra-K. “Se van generando condiciones para alterar la estabilidad”, afirmó Scioli en un tono poco usual para su estilo. Y alertó además sobre las intenciones de quienes “empiezan a hablar de caos”. “Hay procesos de desestabilización en marcha vinculados con lo económico y comunicacional, que superan lo político, y que son preocupantes porque el final del mandato de la Presidenta y de Daniel Scioli es en 2015 y no después de las elecciones de octubre”, señaló por su parte Álvarez Rodríguez.
Hoy todos se han olvidado de los agravios constantes hacia la figura del “sucesor”, y hasta Mariotto, uno de sus principales depredadores, dice públicamente que este Scioli le gusta mucho más que el otro.
¿Qué podría cambiar con Daniel Scioli elegido para suceder a Cristina Fernández por el espacio cristinista?
El gobernador juega a la mesa permanente con todos los sectores sin dejar de lado sus políticas. Un caso concreto ha sido la seguridad y el agro. Desde el kirchnerismo más ideologizado se vio en Ricardo Casal, ministro de Justicia y Seguridad, a un hombre con perfil de “derecha”, que dicho por la verba kirchnerista es un insulto. Y a pesar de la avanzada Nilda Garré-Horacio Verbitsky-CELS-Marcelo Sain, el sciolismo maneja la política de seguridad con otro libreto, con menos garantías para los “desposeídos”. A pesar de los pedidos, Scioli no renunció a sus principios y continuó con su ministro. Al punto tal de que ahora Sergio Berni, secretario de Seguridad de la Nación, hace operativos con Casal.
En el agro, Scioli mantiene contactos fluidos con los integrantes de la Mesa de Enlace, otrora fuerza que presionó por bajar las retenciones al campo. Los recibe pero nunca prometió cambiar una coma.
El infidente cuenta a Noticias Urbanas que no todas son rosas para con “Danielito”. Para convertirse en el sucesor debe cumplir dos condiciones como regla de oro: cortar diálogo con Clarín y que Alberto Fernández, exjefe de Gabinete, no sea aceptado en su equipo.
Cristina Kirchner diría: “No puedo con mi genio”. El operativo Daniel Scioli 2015 está en marcha.