Hace tiempo que Jesús Rodríguez está callado. El jefe de la UCR Capital no da entrevistas; sólo escribe artículos y se comunica a través de su página web. “Estoy cansado –informa- y además estoy convencido que la reconstrucción del radicalismo se tiene que dar a nivel nacional y resguardando la institucionalidad. Le dejó, entonces, la comunicación al nuevo jefe nacional, Gerardo Morales, de quien soy amigo”. Menciona, además, a otras figuras que representan la institucionalidad partidaria, como los jefes de los diputados y los senadores radicales nacionales, Fernando Chironi y Ernesto Sainz, respectivamente.
Parece increíble que el presidente Néstor Kirchner nunca haya convocado a ciertas figuras de la cúpula oficial de la UCR. Al fin y el cabo, a pesar de la debacle interna del partido centenario, sigue siendo la segunda estructura política del país. Pero así es: Jesús Rodríguez nunca estuvo en la oficina del Presidente, desde que Kirchner ocupa el sillón de Rivadavia.
No tiene buena opinión del matrimonio presidencial (y mucho menos de Cristina); lo crispa sobre manera la presión que ejerce el oficialismo hacia su partido. “Frente a la coerción, ¿qué podés hacer? Nada…Al fin de este proceso, cuando haya elecciones, habrá que contar cómo dieron los números. Quizá se lleven una sopresa”, desafía, a quienes van a visitarlo a sus oficinas de Paraná y Rivadavia. Se refiere, claro, a cuántos correligionarios logrará retener la cúpula oficial de la UCR, que ya decidió su alianza con Roberto Lavagna.
Finalmente, cree que la crisis de 2001 tuvo su epicentro en la Capital y que las consecuencias están a la vista. “Se lo ve en la fragmentación de la Legislatura. Y encima, una fragmentación que no es culposa sino orgullosa. La gente se va de los bloques; forma uno propio; reivindica la autonomía. Están orgullosos de que cada uno haga lo quiere. Y eso va precisamente en el sentido de la descomposición partidaria. No construye institucionalidad, más bien deconstruye”, analiza.
Alianza a la Prodi
Para él, lo “lógico”, aunque no está explícitamente conversado con Lavagna, sería que el economista estuviera acompañado por un radical. Jesús está pensando en Ernesto Sainz, el presidente de los senadores nacionales, como acompañante de Lavagna para el 2007.
Raúl Alfonsín, su padre político, detesta Maurcio Macri y ha declarado ante cuanto micrófono se le pone adelante que con el ingeniero no va ni a la esquina; él opina lo mismo. Macri es otro potencial aliado de Lavagna. Más aún: difícilmente logren hacerle fuerza a la aplanadora K si es no se unen. ¿Entonces?
“Entonces, nada. Estamos pensando una alianza a lo (Romano) Prodi en Italia. Nosotros podemos aliarnos a nivel nacional, y después que cada cual, en su distrito, apoye a quien quiera. Nosotros, podemos ir con candidato propio en la Ciudad”. ¿Con quien? “Con Rodolfo Terragno”, arriesga. Y adelanta que eso es lo que están charlando para la Ciudad.
El jefe de la UCR porteña está seguro que Kirchner terminará siendo reelecto. En una palabra, que será él y no Cristina la candidata. “Aunque en realidad a nosotros nos convendría que fuera ella. Porque quedaría bien expuesto cómo es realmente. Ella es mucho más intolerante que él, agresiva, autoritaria”. El dirigente radical, como muchos en la política, arriesgan que Cristina, hoy por hoy, no le garantiza al oficialismo imponerse en la primera vuelta, por lo que no correarán ese riesgo. “Nosotros estamos evaluando que él será el candidato, y es probable que ella vaya a la Provincia”.
¿Y Scioli? “A Scioli, lo va a terminar corriendo de un plumazo –deduce- Esta gente no tiene consideración por nadie, ¿alguien cree seriamente que la tendrían con Scioli?”.
Se reconcilió con Enrique “Coti” Nosiglia, con quien estuvo enfrentado muchos años. Jesús suele explicarlo así: “Después de habernos peleado internamente durante mucho tiempo en las luchas partidarias, hoy tenemos una relación excelente”.
El Coti es uno de los que suele visitarlo en sus oficinas céntricas.
El nuevo “antisemitismo” radical
Ironiza con que hay una suerte de “nuevo antisemitismo” que se está expresando con los radicales. “¿Viste que antes se decía ‘tengo un amigo judío’? Bueno, ahora la frase es: ‘tengo un amigo radical’”. Aquí se refiere a los radicales K, a Compromiso K y a dirigentes de su partido que, como el cómico Nito Artaza o Enrique Olivera, coquetean con el Ari. Aunque, en rigor, hasta Macri tiene radicales en sus filas. Y el propio Daniel Filmus, asegura que apunta a una coalición con fuerzas progresistas que, obviamente, incluye a radicales como figuras estelares. Todos, a la caza de los radicales libres. Jesús está molesto con esta situación. Y no lo oculta.
“Pero, bueno, esperemos”, insiste. Lo argumenta: “Este gobierno, en el máximo de su esplendor marcó 38 por ciento. Ojo: no fue un 50. Entonces, esperamos que Lavagna polarice”.
Finalmente, tema Macri. Al Gobierno le conviene que Macri pelee a nivel nacional. ¿Por qué? “Porque es un inocuo placebo”.