Finalizado el festival internacional y el campeonato mundial de tango, el balance en torno a los números del turismo arrojó que la Ciudad recaudó 52.486.346 millones de dólares, un 14,3% más de lo que se gastó en 2012.
Según los primeros datos del Observatorio del Ente de Turismo de la Ciudad, hubo 80.850 turistas nacionales y extranjeros visitaron Buenos Aires, mientras que durante la edición del año pasado habían arribado 70.000. A los mercados tradicionales -como el de los países limítrofes y Japón- se sumó una masa importante de viajeros procedentes de Rusia, China y otros países asiáticos.
Desde hace más de diez años, el festival internacional y el campeonato mundial de tango son un clásico del calendario cultural de agosto. Este año participaron 556 parejas de 37 países y ahora se registró crecimiento del género a nivel mundial: en 2012, fueron 487 parejas de 32 países.
En la primera final, la pareja porteña integrada por Maximiliano Cristiani y Jesica Arfenoni se alzó con el primer premio de la categoría Tango Pista, entre 40 competidoras. Y, este martes, otra pareja argentina ganó en la categoría Tango Escenario: Guido Palacios y Florencia Zárate Castilla, de Villa Flandria, Luján, se impusieron entre 21 concursantes en el Luna Park.
Según expresó el ministro de Cultura, Hernán Lombardi, en diálogo con La Nación, “la asistencia de extranjeros y turistas nacionales en esta edición 2013 tuvo un incremento significativo. Es un éxito increíble. Se debe a una apuesta sistemática, desde hace seis años, al turismo cultural como forma de atraer visitantes a Buenos Aires. Y hemos logrado, desde el marketing, posicionar a agosto como el mes del tango en la ciudad, lo que significa una meta estratégica, ya que agosto es un mes de baja para el turismo interno”.
El rubro de compras más seleccionado, tanto entre los extranjeros como entre los visitantes del interior, fue la indumentaria (42,9% y 34,8%, respectivamente). El segmento de turismo internacional prefirió la peatonal Florida como centro de sus adquisiciones, mientras que los argentinos se volcaron más a los shoppings y, en menor medida, a los locales del barrio de San Telmo.