La innovación en materia de gestión pública parece no ser una constante en nuestro país, sin embargo, son varias las iniciativas que aun sin ser novedosas, apuntan a mejorar la gestión pública y sobre todo a elaborar nuevas herramientas de gestión y de administración.
En esta línea, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una de las ciudades más grandes de América del Sur, ha avanzado en una agenda al respecto. Pensar la administración de una ciudad como Buenos Aires, obliga a tener presente varios puntos, como la seguridad, los servicios públicos, los espacios verdes, la educación, la salud, el transporte y seguridad social.
Como estrategia de gobierno, desde hace varios años la CABA decidió avanzar en un proceso de descentralización de algunas funciones a través de un sistema de comunas. Las comunas incluidas en la Constitución de la Ciudad en su artículo 127 y reglamentadas por la Ley N° 1777/05, son entendidas como la posibilidad de descentralizar diferentes servicios que ya se encontraban desconcentrados en los CGP´s (Centros de Gestión y Participación), pero con nuevos límites y con “comuneros” elegidos de forma democrática en elecciones cada 4 años. Estas transferencias, se dieron de forma gradual de manera tal que se asegure un proceso organizado y coordinado.
La descentralización puede ser entendida desde diferentes ópticas, con el objetivo fundamental de evitar la concentración de funciones en determinados organismos, que aseguren una mejor resolución de los problemas. La administración de una ciudad metropolitana con los problemas que ya se enunciaron, invita a pensar en la sumatoria de actores que deben involucrarse para el desarrollo de programas y proyectos públicos. En esta línea, la CABA posee una superficie de 202 km2 con una población estimada de tres millones de habitantes, que cuenta con un gobierno central y quince comunas que atienden un total de 48 barrios. Asimismo, todos los días se trasladan cerca de un millón y medio de personas a trabajar desde diferentes puntos de la Provincia de Buenos Aires. Por ello, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires debe comenzar a trabajar fuertemente la idea de descentralización que permite optimizar y maximizar la resolución de problemas y recursos públicos, pero también incluya nuevos actores en el proceso de toma de decisiones, planificación e implementación de políticas.
En esta línea, días atrás y a través decreto 371/13 el Jefe de Gobierno descentralizó la administración de 1000 plazas y unas 400 plazoletas a las comunas de la Ciudad. Esto es una muestra de cómo se decide gestionar la ciudad a partir de acercar la gestión, evitando el centralismo, y eligiendo un camino que apunta a la cercanía y delegando la implementación en los actores locales de la administración pública, en este caso las Comunas. Tomando como ejemplo el decreto 371 firmado la semana pasada, se podría decir que las decisiones que se tomen desde Bolívar 1, sede central del gobierno local, pueden no estar en consonancia con lo que ocurre o con las necesidades de Mataderos o Saavedra.
Esta visión de la implementación de políticas “desde abajo” tiene larga data tanto en la teoría como en la práctica, pero en última instancia permite la adaptación al ámbito local de las decisiones centrales.
Por este motivo, la administración de las plazas y plazoletas desde las comunas asegura que las decisiones que se tomen, estarán en consonancia con las necesidades y problemas de cada comuna en particular. Este proceso de descentralización debe continuar según marca la legislación vigente, con la administración, planificación y ejecución de obras en calles y veredas. A partir del precitado decreto, se comenzó a trabajar en esta línea, debido a que el mantenimiento de veredas es uno de los principales reclamos de los vecinos en materia de obra pública, junto con el bacheo. Este último, se lleva adelante a partir de un sistema mixto donde las comunas se encargan del control y planificación de estas obras, pero la ejecución sigue estando a cargo de la administración central.
La descentralización, como política de gobierno en pos de acercar la resolución de los problemas a la gente, puede ampliarse a otras áreas. Son varias las provincias que delegaron el mantenimiento de los edificios educativos y otras gestiones en los municipios, asegurando la cercanía con la autoridad a cargo. La Ciudad parece encaminarse a políticas en esta línea, que eviten la concentración de funciones y permitan focalizar la atención y resolución de los problemas.
La agenda metropolitana de políticas públicas de la Ciudad, pensada desde las comunas, incluye la elaboración del presupuesto participativo y la iniciativa legislativa, apuntando a promover lo más posible la participación ciudadana.
Es importante comenzar a discutir este tipo de iniciativas, pero sobre todo concientizar a la ciudadanía sobre la importancia de estos procesos que permiten la participación de todos y fundamentalmente involucrarse en los procesos decisorios, lo cual conlleva a mejorar la implementación de las políticas públicas.