La rencilla entre los aspirantes a la Casa Rosada en 2015 se profundiza cada vez más y es impredecible vaticinar hasta dónde llegará. En esta ocasión, Sergio Massa y Mauricio Macri colisionaron de frente, uno por defender a su asesor estrella y el otro por enchastrarlo en el lodo de la política.
“Lo echo a Durán Barba, no dudo. No puedo creer que haya gente que reivindique a genocidas, no lo puedo creer. Hablamos de vidas humanas, y
de la peor tragedia de la humanidad”, se horrorizó el diputado del Frente Renovador, que inmediatamente se ubicó a la izquierda de Macri – algo no demasiado difícil-, al considerar “trágico el comentario y mucho más en un contexto como el que muchas veces le ha tocado vivir a la política argentina, de tener a sectores que expresaban posiciones de gravedad institucional”.
Como un pitbul, que no suelta a su presa bajo ninguna circunstancia, finalmente Massa cerró con un lapidario “me pareció gravísimo”.
Macri, en cambio, al abandonar la sinagoga Templo Libertad, en la que el rabino Pro Sergio Bergman presentó su libro sobre el Papa, consideró
secamente ante la prensa que “ése es un tema que ya está terminado”, intentando cerrar un capítulo que incomoda al círculo rojo del Pro, entre los que hay quienes afirman -por ahora en voz baja- que el ecuatoriano debe “dar un paso al costado”.
Sobre el fin de la jornada, terció en el forcejeo el filósofo Iván Petrella, intentando poner paños fríos ante tanta fiebre. “Para mí, si no fuera por el uso político que se le está dando, el tema debería haber terminado. Fue una frase desacertada, pero nadie que opere de buena fe puede creer que Durán es antisemita”.