Augusto Costa: la continuidad

Augusto Costa: la continuidad

El nuevo secretario de Comercio Interior, si bien con su propio estilo, seguirá la línea de ponerle coto a las cadenas de valor de los alimentos. Tiene 38 años y es economista.


Augusto Costa, un Licenciado en Economía de 38 años, que en estos momentos está elaborando su tesis para conseguir su doctorado y que antes
obtuvo una maestría en la Escuela de Economía de Londres, será el reemplazante de Guillermo Moreno en la estratégica Secretaría de Comercio
Interior. El nuevo funcionario forma parte, junto a Kicillof, del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (CENDA).

Hasta ahora, el flamante secretario era el secretario de Relaciones Económicas Internacionales del Ministrio de Relaciones Exteriores, pero antes fue subsecretario de Coordinación Econñomica y Mejora de la Competitividad del Ministerio de Economía y representante del Estado en los
ferrocarriles Ferroexpreso Pampeano S.A., Metrovías S.A. y Nuevo Central Argentino S.A. y en Aluar S.A..

La segunda de Costa será Paula Español, la frustrada candidata a senadora porteña -junto a Daniel Filmus- el último 27 de octubre.

De todos modos, frente al alivio de algunos sectores empresariales, hubo quienes advirtieron que no cundirá la paz en el sector lácteo y en el sector del supermercadismo. Es que el novel funcionario estuvo trabajando junto a sus colegas del CENDA en la cadena de valor de los lácteos, que arrojó como resultado que los sectores más perjudicados de la actual cadena de valor en la industria son los consumidores y los pequeños productores y esto podría llevarlo a tomar medidas, ahora que dirigirá precisamente esa área, de la que antes estaba alejado.

Para profundizar el recelo empresarial, en agosto de 2012 Guillermo Moreno había anticipado la postulación de Costa para sucederlo en un encuentro convocado por la Confederación General Económica. “Éste es el futuro secretario de Comercio Interior”, había dicho el hombre de
anchos bigotes. De cualquier manera, Costa deberá lidiar con la disconformidad de supermercadistas y fabricantes de bienes alimentarios, que
promocionan la existencia de un “estado bobo”, que no controle los precios ni inspeccione la calidad de sus productos.

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