Si miramos el contexto socioeconómico, el 12-13 no tiene punto de comparación con el 12-01. El foco de conflicto que arrancó en Córdoba despertó los reclamos justos de los cuerpos policiales mal pagos pero con una metodología de zona liberada que debe ser condenada sin hesitar.
La Policía Federal, bajo la conducción de Sergio Berni –secretario de Seguridad de la Nación–, y la Policía Metropolitana, dirigida por el Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, mantuvieron su conducta institucional.
La Metropolitana, una fuerza aún en formación, está integrada por uniformados con un salario superior al resto de los cuerpos policiales. Incluso, un escalón más en ingresos que la Federal.
En la Argentina asoman en la agenda de la coyuntura, de un día para otro, problemas que vienen anidando con el paso de los años pero que los políticos demoran en abordar.
La inflación ataca el poder adquisitivo (por lo que las paritarias buscan corregir esa pérdida) y lastima cualquier proyecto para bajar las expectativas de precios de cara a 2014.
¿Es la inflación la raíz de la extorsión policial? ¿O hay otros motivos, como denunció la presidenta Cristina Kirchner?
Con la vuelta de la democracia, la sociedad argentina resignificó la palabra “orden” con el autoritarismo de la dictadura, por lo que tanto las fuerzas armadas como las de seguridad quedaron relegadas.
Los presupuestos hablan a las claras de que el tema de defensa nacional no es considerado vital. Y la materia seguridad recién desde hace cinco años comenzó a tener más presencia, a partir del aumento del delito.
En ese sentido, como institución, las fuerzas policiales están en deuda y el sistema político también debe dar respuestas.
¿La Federal y la Metropolitana se hubieran plegado a las medidas extorsivas si su paga no satisficiera la máxima que estipula una retribución justa para un trabajo dedicado? A primera vista la conducta es bien diferente, y si bien tienden a autorregularse, estos cuerpos se mantienen a raya.
Ahora bien, un comisario general, con las modificaciones, estará cerca de los 20 mil pesos. ¿La cifra es justa? La respuesta es no.
La extorsión abrió un escenario para que desde el Congreso nacional se inicie un debate para buscar la redacción de un nuevo estamento para los cuerpos federales. Los funcionarios públicos no pueden extorsionar, por más que estén mal remunerados
¿Qué pasa si un día la Justicia iniciara un trabajo serio sobre la corrupción? ¿Los policías de cualquier distrito que se sientan amenazados harán paro y dejarán zonas liberadas?
¿Y si las fuerzas armadas deciden también seguir por este camino de rebelarse porque sus ingresos no mejoran?
Un policía no es un médico ni un maestro. Su trabajo es diferente por donde se lo mire. Desde que las democracias occidentales depositaron la confianza del monopolio de las armas a sus policías hicieron una extensión de legalidad y legitimidad de origen de los gobernantes.
La cuestión del narcotráfico se había instalado para ser debatida, hasta con propuestas en materia de política pública para empezar a enfrentarlo. La extorsión policial vino a disipar esto.