La semana pasada el ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, recibió a los 17 gremios docentes para comenzar a discutir el aumento salarial que otorgará el Gobierno porteño en 2014.
Como para darle sazón al guiso educativo, si bien este fue el primer encuentro, estuvo precedido por algunas escaramuzas que auguran que el trámite de la discusión salarial será bastante conflictivo en casi todas las provincias, quizás con la excepción de Córdoba, de la Ciudad de Buenos Aires y de algún otro distrito.
El primer signo de alarma fue el rechazo del secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), Roberto Baradel –al que algunos funcionarios bonaerenses tildan, cuidadosamente en off, como “el Gurka”–, al supuesto tope del 25 por ciento que denunció que habría propuesto el Gobierno a las paritarias.
Casi al mismo tiempo, el ministro de Hacienda porteño, Néstor Grindetti, declaró, sin impresionarse por la apuesta de Baradel por la radicalización del conflicto en ciernes, que “es normal, en el comienzo de las paritarias, que esto suceda”.
Por otra parte, el responsable de manejar la caja de Mauricio Macri agregó: “Con los docentes de la Ciudad siempre trabajamos a libro abierto, les mostramos cuáles son las posibilidades de la Ciudad y, como hemos demostrado en años anteriores, hasta ahí llegamos”. “Nosotros no comprometemos las finanzas de la Ciudad”, finalizó el funcionario, mientras acerrojaba todos los cofres, para augurar luego que su propuesta se detendría justo dos puntos antes de llegar al 25 por ciento.
Conformidad en el Ministerio
Antes de la reunión, voceros de Bullrich anticiparon que no habría discusión específica sobre salarios, lo cual ocurrió efectivamente así. También se concretó el anuncio de que el ministro propondría que el inicio del ciclo lectivo fuera postergado hasta el 5 de marzo en lugar del 26 de febrero, como estaba previsto.
Durante esos tres días en que se perderán clases –miércoles 26, jueves 27 y viernes 28 próximos, porque 3 y 4 de marzo son feriados de Carnaval–, el Ministerio aprovechará para organizar jornadas pedagógicas para los docentes, que lo mismo deberían cursarlas en algún momento del año. Así, finalmente las clases comenzarían en la Ciudad en simultáneo con la Provincia y con la mayor parte del país. Un día después se iniciarán las clases en los establecimientos secundarios.
Fuentes del Ministerio que intervinieron en la reunión manifestaron que durante la gestión Macri “se hicieron 50 escuelas y se cubrieron 10 mil nuevas vacantes, abarcando la totalidad de la matrícula de la educación inicial en el nivel de niños de cuatro y cinco años”. Además, Bullrich se comprometió a terminar “las mil vacantes que restan por cubrir en el tema de las salas de chicos de tres años”.
Las fuentes anticiparon que la próxima reunión, que aún no tiene fecha precisa, se realizará esta semana. También aseguraron que están trabajando “para que queden resueltos todos los casos que quedaron en lista de espera, que son alrededor de cinco mil”.
Además, agregaron que habrá siete mil vacantes, en las salas de niños comprendidos en una edad de 45 días a tres años, que no podrán ser cubiertas en 2014. Según el funcionario del área educativa, esto ocurre porque “nuevamente está creciendo la matrícula estatal”.
UTE, a la expectativa
El secretario adjunto de la Unión de Trabajadores de la Educación, Guillermo Parodi, se mostró conforme, a la salida de la reunión, con la postergación del inicio de las clases. “Permite tomarse más tiempo para resolver el tema de la falta de vacantes”, manifestó.
El dirigente relató que su sindicato planteó su preocupación por la situación de los alumnos que se quedarán sin posibilidades de ingresar en el sistema educativo durante el año en curso, además de su oposición al cierre de grados que viene implementando el Gobierno y a la instalación de “aulas container”, que Bullrich denomina aulas modulares.
UTE planteó también que se debe lograr la estabilidad de los docentes de las áreas socioeducativas y los del nivel inicial y primario. Además Parodi expresó que su gremio exigió que “se amplíe la cantidad de maestros itinerantes, que son los suplentes que revistan en los distritos escolares, que deben reemplazar a los titulares en caso de emergencia”.
En el tramo salarial, Parodi anunció: “Esperamos el anuncio de la paritaria nacional, que aún no definió el aumento. Lo mismo, pedimos que se realice la reunión salarial lo antes posible. Ya sabemos que Grindetti anunció que se van a plantar en el 23 por ciento. Si eso es lo que van a ofrecer, que ni nos llamen para hablar. Por último, queremos que todo el aumento sea en blanco, no queremos más adicionales”.
Un acuerdo difícil
Los docentes y los funcionarios velan sus armas en las vísperas de una pelea que arrojará imprevisibles consecuencias, porque la situación del país convoca a la psicosis más que a la armonía, cruzada como está por operaciones mediáticas de todo tipo. Lo mismo, las góndolas salvajes, que han mostrado subas de hasta el 50 por ciento, desmintieron abruptamente las versiones idílicas que pretendían imponer desde las usinas de rumores enemigas de las que predicen el caos.
En este entresijo de incógnitas sobre el futuro inmediato, los sindicalistas docentes se negarán a aceptar una suma –sea cual fuere– sin una cláusula gatillo que les asegure un tránsito más o menos ordenado hasta fin de año. Los docentes saben que el núcleo duro de la negociación estará precisamente en este punto, tanto como en el porcentaje final que consigan en este proceso, que será muy complicado.
La expectativa sobre el desenlace de la paritaria nacional es grande, porque la suma que surja servirá como piso, no como techo, a pesar de que es una extraña paritaria, que aconseja, orienta y guía, pero no decide, porque el Gobierno nacional ya no tiene escuelas propias, después de los “patrióticos” oficios de Cavallo.
El último punto sobre el que los docentes van a acentuar su presión es el del salario básico, que por estos días está lleno de incisos definidos de manera tan abstrusa como sumas no remunerativas, incentivos, zona, material didáctico, presentismo, dedicación, capacitación, que llevaron a que uno de cada cuatro pesos sea cobrado en negro. Por el contrario, el Estatuto Docente define claramente que el salario se compone solo de dos ítems: básico y antigüedad.
Esta maleza salarial se compone, en muchos casos, de sumas no remunerativas. Esto significa que cuando se calcule la jubilación no será posible sumar estos ítems porque, precisamente, se los incluye para que no se adicionen a las sumas que deberán cobrar los docentes al fin de su carrera.
La situación educativa, según lo que denuncian los docentes, está en crisis a causa de los salarios, que consideran bajos –un docente sin antigüedad cobra 4.100 pesos–; al fracaso del sistema de inscripción online; a la falta de escuelas; a la crisis en la infraestructura escolar, y a la derogación de las Juntas de Calificación Docente, que fueron reemplazadas por un sistema en el que ya no intervienen los docentes, sino solo los funcionarios, que tienen acceso a una información a la que antes accedían todos y ahora será exclusiva de ellos.