Julio Bárbaro es, sin duda, un histórico dentro del peronismo. Fue contemporáneo a la irrupción de Perón dentro de la escena política y diputado nacional durante los convulsionados años 70.
Durante el menemismo ocupó el cargo de secretario de Cultura, no por mucho tiempo. Y ya en tiempos de los Kirchner, a quienes acompañó desde la génesis de su proyecto hasta el momento en que sintió que “Cristina decidió que había que obedecerla”, supo ser interventor del ex-Comfer, hoy Afsca, bastión, según él, de “los restos del PC”, como le gusta adjetivar a Martín Sabbatella y a sus partidarios.
Pero como no todo se trata de recuerdos, mientras piensa en el futuro, Bárbaro escribe el suyo. “Debate” y “diálogo”, son palabras muy presentes dentro de su vocabulario. Casi hasta la obsesión.
Cercano al gobernador cordobés José Manuel de la Sota, a quien ve como “una promesa” que “todavía no está en la pelea (por 2015)”, apuesta por abrir el debate dentro de la política, yendo “de Macri a Binner, pasando por los radicales”, para trabajar en la reconstrucción de “la relación entre los argentinos”. Mientras, se debate entre participar o no de la interna del PJ porteño, que se desarrollará el 6 de abril próximo.
Antes de que el café llegue, la resolución de la Afsca sobre el plan de adecuación del Grupo Clarín a Ley de Medios se impone como un Titanic dispuesto a romper el hielo.
–Permitirle al Grupo que pueda dividirse en seis unidades separadas ¿no es una apología del testaferro? En definitiva, ¿“la madre de todas las batallas” no dejó gusto a poco después de seis años?
–Ellos son testaferros y la madre de todas las batallas era para generar testaferros. Porque en realidad son testaferros de un poder cuya ideología desconocen. Quieren que el único grande sea Cristóbal López. Y las tragamonedas. Que todo lo demás sea chiquito. Por eso van a hacer una ley para que el único que pueda tener plata sea Cristóbal López, segundo Lázaro Báez y los demás seamos todos antidemocráticos o proletarios, no sé.
–Luego de aprobar la adecuación del Grupo Clarín, Sabbatella deslizó la posibilidad de impulsar regulaciones en internet y redes sociales, aunque luego debió desdecirse. ¿Cómo ve usted esa iniciativa?
–Es un poco “chavista”. Para Sabbatella, regular es desarrollar un oficialismo rentado. En ese esquema eso ya no es útil porque la eternidad del modelo está quebrada. Esto servía para “Cristina reelección eterna” y para jueces del PC, stalinistas, obsecuentes. Con lo cual la estructura de los medios obsecuentes resulta muy cara, es estéril. El mayor logro de Sabbatella es haber convertido a Longobardi en el dueño del 50 por ciento de la audiencia. Ese es el mayor logro de la ley. Han comprado Radio 10, la destruyeron. Destruyeron C5N. Hicieron un canal clandestino como CN23 o 360. Han hecho una cantidad de medios obsecuentes y rentados, relegados a la absoluta inutilidad. Esto es como el FpT, es gastar 2.000 millones de pesos para que Lanata sea el más escuchado. Es caro, Lanata agradece. Ese es el resultado. Viéndolo desde afuera, es para cagarse de la risa.
–El proyecto de reforma del Código Penal redactado por la comisión presidida por Zaffaroni contempla penas de prisión para quienes usen “cámaras ocultas” o publiquen “documentación privada”. ¿No es otra forma de coartar la libertad de expresión?
–Cada vez que lo veo a Zaffaroni pienso en la decadencia. Todas sus expresiones son tristes, grises, sin límite. Él cree que el “no límite” es algo virtuoso. Yo digo, cortar una calle es delito en Miami y en La Habana. El relativismo intelectual de este pobre hombre, que no tiene ni coherencia en su vida, para mí es triste.
–Algunos lo postulan como heredero de Cristina.
–Qué le vas a hacer. La decadencia también tiene sus seguidores.
Dentro del PJ de la Ciudad, la interna parece cosa juzgada. Con Carlos Tomada y Mariano Recalde fuera de competencia, Víctor Santa María ya se prueba el traje de presidente, mientras fantasea con ser el sucesor de Mauricio Macri en la Ciudad. A pesar de esto, y si bien desconfían de que la elección vaya a concretarse, muchos peronistas que no encuentran representación dentro del oficialismo, parecen decididos a dar batalla por su querido partido.
Dentro de ese grupo se encuentra Bárbaro, quien cuenta con el apoyo de Hugo Moyano y José Manuel de la Sota, dos pesos pesados dentro del justicialismo.
Sin embargo, aunque la idea de representar al “peronismo excluido” de la Capital lo seduce, no parece estar convencido de anotarse en la pelea. “Implicaría aceptar que el Gobierno guarda espacios democráticos, cosa que no creo”, dice. Y en un rapto de honestidad brutal, sobre la posibilidad de conformar una “lista ambulancia”, confiesa a modo de lamento: “Nos une el odio”.
Fuentes cercanas al dirigente sostienen que, de haber internas y presentarse, un Moyano (Facundo o Pablo) lo secundará en la fórmula.
–Hace algún tiempo lo escuché decir que su última experiencia electoral fue producto de una necesidad de “dar testimonio” y que, de ahora en más, su rol sería otro, aportando desde la experiencia y el campo de las ideas. ¿Qué cambió?
–Cuando nos presentamos con Piumato era testimonial. Yo lo dije. Si vos largás en 30 días un partido que no existe, sacás el uno por ciento, o menos. Me parece que ahora la política es convocar a los demócratas. Desde Macri hasta Binner, pasando por los radicales, para reconstruir la relación entre los argentinos. Que es lo que el kirchnerismo destruyó. El kirchnerismo nos quiso hacer Venezuela. Nosotros queremos ser Brasil, Chile o Uruguay. Y son dos modelos. Para ser Brasil, Chile o Uruguay tenemos que juntarnos con los radicales, con los del Pro, juntarnos con los socialistas.
–¿Cree que la política sigue dividiéndose entre peronistas, radicales, conservadores y socialistas o la ve más como una discusión entre socialdemócratas y socialcristianos?
–Yo creo que socialdemócratas y socialcristianos son dos variantes de la democracia. La antidemocracia son los restos del PC, los restos de la guerrilla y el kirchnerismo, que es antidemocrático, no para hacer justi-socialismo sino para hacer tragamonedas.
–¿La doctrina peronista sigue vigente dentro del justicialismo?
–Es una buena pregunta. Del peronismo no quedó la doctrina sino que quedaron los votos. Y los votos son usufructuados por los seres más nefastos. Insfrán, Alperovich… Peronismo era el de Perón. Si Scioli quiere ser presidente tiene que alejarse de “Ella”. Porque “Ella” va a dar en quiebra una empresa que Scioli quiere heredar. La vocación de Scioli por heredar a Cristina es suicida.
Luego de quedar afuera de las últimas elecciones generales, dado que la lista Movimiento Unidad del Trabajo y la Producción, que lo impulsaba como candidato a senador nacional, no superó el piso mínimo del 1,5 por ciento establecido por la ley de las PASO, el “buen peronismo” –como él y Piumato denominaban a su espacio– llamó a votar por Fernando “Pino” Solanas (Unen). El objetivo era claro: apostar por que el kirchnerismo se quedara sin senador por la minoría. Y así fue.
–¿Por qué el apoyo a Unen en los últimos comicios?
–Lo de Unen es de lo mejor que pasó últimamente. Cuando uno tiene sus principios seguros puede compartir las dudas y la creación con aquellos que piensan distinto.
–¿Piensa continuar cerca de Unen?
–No sé cómo sigue la política, yo estoy trabajando con De la Sota. Tengo un gran respeto por Unen, como también lo tengo por Macri y por los radicales. Yo voy a seguir con De la Sota buscando un diálogo entre todos.
–¿Cuál es su límite?
–Mi límite es el stalinismo kirchnerista. Los que hablan con odio de Macri o Binner me producen rechazo. Hay un montón de gente que cree que porque odia a alguien que imagina de derecha, se es de izquierda. En realidad, eso es ser un imbécil con odio. No es ser revolucionario.
–¿Cómo ve la posibilidad de que Unen incorpore al Pro en su interna? ¿No sería la reedición de la Unión Democrática?
–No, para nada. Eso es una estupidez que algunos repiten. La Unión Democrática es el Gobierno nacional, que es autoritario, corrupto y piensa que es el dueño de toda la verdad. Eso es lo que fue la Unión Democrática. Hay dos cosas, la necesidad de ver que ni Macri es tan de derecha ni Binner es tan de izquierda como para que no se puedan sentar a construir proyectos de leyes comunes. Yo creo que una ley de educación, una ley de salud, las grandes leyes se pueden armar juntos.
–Políticas de Estado que trasciendan a los gobiernos.
–Exacto. Después, no creo que eso implique las PASO. Son dos instancias distintas. Lo que pasa es que el kirchnerismo llevó todo a la grosería en la política. Somos un país sin Parlamento. Donde el Parlamento ha devenido en ser un montón de alcahuetes que aplauden lo que mande la señora. Si uno agarra a un parlamentario y le pregunta: “Flaco, ¿por qué votaste lo de Irán?”, va a poner cara de distraído. ¿Vos sabés por qué votaron lo de Irán? Es grotesco.
Lejos de estar con quienes piden la renuncia de la Presidenta, Bárbaro pone sus fichas en lo que vendrá. De buena relación con De la Sota, apuesta por él para 2015.
–¿Cómo ve a De la Sota de cara a lo que viene?
–En estos momentos creo que es una promesa. No lo veo en pelea. Pero como no me gusta Massa…
–¿No le gusta Massa?
–No. Me parece que lo suyo es un amontonamiento. Yo pido que el próximo candidato tenga algún vuelo intelectual como candidato. Me parece que si la Argentina puede dar un papa o un Barenboim, tendría que dar algún político que lea y escriba.
–Hoy en las campañas electorales pareciera ser que el marketing tiene más peso que las ideas y que está lejos de buscarse un estadista.
–Eso es nefasto. Eso no lo hace ningún país hermano, solo nosotros. Bachelet, Mujica y Lula son los políticos que nosotros fuimos incapaces de construir. Son la muestra de nuestra impotencia.
–Macri dice que quiere encabezar una propuesta ajena a las “viejas estructuras”, a pesar de que en sus filas cuenta tanto con peronistas como con radicales, ¿cómo lo ve?
–Creo que izquierdas y derechas van a tener que sacarse el pasado de encima. No el pasado como idea sino el pasado como nostalgia. Y no está mal lo que él plantea. Hablo mucho con Mauricio, y tengo mucho respeto por él.
–¿Puede ser el “presidente del cambio”, como asegura él?
–Es un candidato. No está mal. Hoy lo veo más lógico y coherente a Macri que a la descendencia del kirchnerismo, que solo siembra odio.
–En el Pro hay peronistas, como Cristian Ritondo, que hacen su juego dentro del PJ de la Ciudad, ¿cómo es su relación con esos sectores?
–Con Ritondo tengo buena relación. Creo que hay una necesidad de salir de los esquemas. Es más posible ser peronista con Macri que serlo con Cristina. Este debate está en la mesa.