El plenario del Frente Grande no es un plenario común, abierto y donde caben todos los que van. Por estatuto, el discute sus decisiones importantes en este ámbito reglamentario, que está compuesto por la Mesa Ejecutiva, los secretarios generales de las circunscripciones y los llamados plenaristas barriales, que son dos por cada una de éstas. El número de asistentes llegaría a los sesenta, que iniciarán la discusión, alrededor de las 20 en el local histórico de Vedra.
Tres sectores se pueden identificar claramente en el Frente Grande, que responden a la conducción de Aníbal Ibarra. El Movimiento por la Democracia y la Justicia Social (Modejuso), es mayoritario a nivel territorial y suma algo menos del 40 por ciento de los locales y los cargos partidarios. El Espacio Abierto, que lidera Ariel Schifrin, posee un 10 por ciento menos de los representantes, mientras que el sector que responde a Raúl Fernández, aunque hegemónico en el funcionariato de la Ciudad, posee una representación algo menor que la del secretario de Descentralización.
La discusión del tema nacional marcará el inicio del debate y allí se verán los perfiles. La gente del Modejuso concurrrirá con una clara posición favorable hacia un cierre con el kirchnerismo, mientras que Schifrin propondrá un acercamiento con las asambleas barriales, la CTA y aún hacia una sesión espiritista con el fantasma de Elisa"Lilita" Carrió. También la senadora Vilma Ibarra acampa cerca de estas posturas, pero cuando el asambleísmo se vuelve excesivo, suele correrse a un costado. La "Banda" de Fernández y Vensentini, son los más proclives en avanzar en acuerdos con el peronismo, aunque llegarán al Plenario con una posición amplia con respecto a la política de alianzas. Una alta fuente de este espacio político confirmó a Noticias Urbanas algo que no por viejo deja de sonar fuerte: "Yuyo nos tiene re-podridos".
Como no va a haber comicios internos para elegir a los candidatos que representarán al Frente Grande en las próximas elecciones -se elegirán en un Congreso partidario- en Vedra sólo habrá alguno que otro gruñido, pero ningún mordisco. En estos tiempos difíciles para los progresistas porteños, en los que el enemigo es demasiado poderoso -tanto, que casi todas las encuestas lo dan como ganador-, algunas antiguas rencillas internas serían dejadas de lado para unificar a una fuerza que no puede darse el lujo de ir dividida a una elección en la que el triunfo se avizora, al menos, como una tarea titánica.
En cuanto a las alianzas que se plantearán, difícilmente haya novedades. Es sabido que la adversidad que emana de las encuestas obliga al Frente Grande a encarar esta tarea con amplitus de miras, evitando sesgamientos que pueden aportar mucha pureza pero pocos votos. Los acompañantes con los que el partido aspira a compartir su suerte son pocos: el Frente Nacional Contra la Pobreza y la CTA, algunos sectores de la diáspora radical y el candidato peronista, Néstor Kirchner, serían los elegidos. El problema consiste en saber si pactan con el peronismo, con un sector del peronismo, o si sólo apoyarán la candidatura de Kirchner para presidente. Ibarra tiene plazo para explicitar este apoyo hasta el 8 de abril y se reserva su derecho a manejar sus tiempos políticos.
También será el propio Ibarra quien dirima las cuestiones que desangran internamente a esta estructura residual que es hoy el Frepaso. Mientras tanto, nadie regala nada en la pelea por acercar al socio que acompañará al "Flaco" en su intento reeleccionista. Una cosa es segura: el esquema saldrá de esa calesita de opciones que tiene en mente el jefe de Gobierno, que no deja de dar vueltas mientras todos esperan una definición con la que seguramente muchos no estarán de acuerdo.
