Sin lugar a dudas, desde que el Gobierno de la Ciudad tomó las riendas de los subterráneos porteños, la gestión del servicio ha resultado un hueso duro de roer.
Paros de 10 días, liberación de molinetes, interrupciones espontáneas, denuncias de sabotaje, amparos judiciales contra tarifazos justificados (y no tanto) y demás, han sido algunas de las problemáticas con las que el ejecutivo porteño y Metrovías han tenido que lidiar.
Sin embargo, el último 12 de abril se sucedió un hecho insólito, durante el trayecto que transitan las formaciones de la línea B: ingresando a la estación Lacroze, una formación se desacopló y terminó dejando dos vagones en el camino. Como así también, escenas de pánico y olor a tragedia.
“La falta de mantenimiento y la falta de inversión se manifiesta en estas cosas. Todos los días tenemos accidentes. Hay que agradecer que ocurrió en ese lugar porque si pasaba en otro trayecto donde la formación va mucho más rápido estábamos hablando de una tragedia”, sostuvo -en ese entonces- Claudio Dellecarbonara, metrodelegado de la línea B.
Metrovías, como habitualmente hace, decidió cubrirse bajo la teoría del sabotaje.
Según informaron desde la empresa, personal técnico verificó que había sido accionada una llave de acople ubicada en un lugar de difícil acceso y que sólo puede ser manipulada por una persona con conocimientos en la materia. Por lo que, Metrovías esta gestionando las denuncias pertinentes.
Vale destacar que para la concesionaria, a pesar de que el desprendimiento dejó un hueco de más de cinco metros que exponía directamente a los pasajeros a las vías del metro, no existió ningún tipo de riesgo.
Mientras tanto, este martes, según informa la página oficial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en la estación Pueyrredón que enlaza el subte B con la línea H, se inauguró el primer Centro de Contacto Inteligente.
Un espacio digital que forma parte del “plan de modernización del subte”; y cuenta con acceso gratuito a la red “BA Wi Fi”, iluminación especial, una ambientación con novedosos sillones, mesas y máquina expendedora de bebidas “para que los usuarios puedan sentarse y disfrutar cómodamente de los servicios”. Además de soportes para cargar celulares y otros dispositivos móviles.
A su vez, en el espacio digital, también hay una terminal BA Cómo Llego “para que puedan realizar las consultas de cómo ir de un punto a otro en la ciudad usando el trasporte público, en bici, caminando o en auto”, explica el sitio oficial.
Lo que no queda claro es dónde están las prioridades de los funcionarios a cargo de la gestión, a partir del momento en que se decide invertir en la modernización de las estaciones de una línea cuyo servicio, frecuentemente, resulta ser mediocre, conflictivo y riesgoso. Tanto para los usuarios, como para los trabajadores.
Hasta entonces, habrá que seguir agradeciendo que las tragedias no transcurran “de milagro”.