Que la violencia urbana está incrementándose peligrosamente no constituye ninguna novedad. Que los organismos encargados de controlarla se encuentran desbordados por la situación, tampoco. Los hechos cotidianos corroboran usualmente este dato con otro más desalentador: la falta de medidas que se toman desde el Gobierno y los organismos de seguridad para disminuir los sucesos delictivos.
Esta nota no le escapa a esa serie de sucesos. En el año 1998, la diputada justicialista Alicia Pierini presentó en la Legislatura porteña un proyecto de ley de control de armas en la vía pública. A través de éste, se buscaba autorizar a realizar inspecciones personales preventivas a personas o vehículos "si existieran motivos suficientes para presumir que oculta armas", dice el proyecto, que también estipula que la requisa "se realizará a través de sistemas electrónicos", para que no resulten agraviantes para la persona a quien se revisa.
Pero el proyecto, que se incorporaría al artículo 6 de la Ley 12, fue boicoteado en su momento por el entonces secretario de Seguridad, Facundo Suárez Lastra y comenzó a transitar una larga siesta por los cajones de la Legislatura. El expediente fue nuevamente presentado por Pierini en el año 2001, pero su tratamiento fue demorado por segunda vez, y hasta el día de hoy sigue estando "cajoneado".
"Es obvio que con esta pequeña modificación que se propone no lograremos contentar a todos los sectores, ni erradicar absolutamente la violencia", decía en su momento la legisladora Alicia Pierini, quien añadía que "sólo pretendemos contribuir a que la prevención sea posible en el marco de un derecho democrático".
La requisa preventiva que pretende instalar Pierini sólo podrá llevarse a cabo "a través de sistemas electrónicos", dice el proyecto. Tales aparatos no son más que los detectores de metales que usualmente se usan en los sistemas de seguridad de los aeropuertos.
Así las cosas, no solamente aumenta la inseguridad en las calles día a día sino que hasta parece alentada desde los propios gobernantes, que de lo que sí se encargan es de trabar las pocas medidas que se proponen en esa dirección.